Don Marcelino Menéndez Pelayo en una de sus últimas fotografías (Autor, Kaulak) |
Acaba este año malo en España, según la impresión general, con
la misma ‘estética’ que ha llevado durante todos sus meses. El asunto
persistente en debate de Cataluña, sin visos de una buena solución, termina sus
días de 2017 con una idea que ha tomado el nombre de Tabarnia. Me extraña que
algún lector no sepa lo que es, pero resumo que es una propuesta de “activismo
digital” (en las redes sociales) que propone la secesión de Cataluña de los
territorios de Barcelona y Tarragona,
lugares donde el voto no independentista es mayoritario. Esa independencia
sería de la supuesta Cataluña republicana e independiente de España, pero para
convertirse en (o seguir siendo) una autonomía del Estado español.
A mí me gustaría saber qué
pensaría don Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) de todo esto. Más que nada porque es el autor de la más erudita y profunda
historiografía sobre la historia de las ideas (estéticas) de toda la cultura occidental. Esto último lo
afirman los especialistas en su obra, que hablan de una trascendencia mayor a
los límites del título de su obra cumbre: Historia de las ideas estéticas
en España (Madrid, 1883-1889). Emplear referencias culturales del
siglo XIX y autores como don Miguel de Unamuno o el mencionado Menéndez
Pelayo está muy mal visto en nuestro país. Para la Izquierda es cosa de fachas
o del Nacionalcatolicismo. Para la Derecha es asunto metafísico, mero
entretenimiento de intelectuales, que aunque sean de derechas no dejan de ser
“intelectuales” y ya se sabe...
Haciendo un ejercicio de análisis
de Tabarnia
desde la perspectiva de historiador, no queda otra que mencionar a don
Marcelino y su exhaustiva obra sobre la ‘Historia de las ideas’. Porque Tabarnia, así de primeras, resulta una
idea sarcástica, ocurrente cuando menos, aunque heredera de un legado estético
hispano ya empleado: el espejo y el
esperpento. A todos nos vendrá ahora a la mente otro intelectual decimonónico
(en realidad, de entre siglos), don
Ramón Mª del Valle-Inclán, y su invento, el “esperpento, el lado cómico en lo trágico de la vida”;
según sus propias palabras.
Mapa de Tabarnia, de la cuenta oficial de Twitter del proyecto tabarnés |
Las imágenes que nos devuelve nuestro
espejo, son en teoría las ideas que tenemos sobre nuestra propia imagen. Intentamos
no ver nuestros defectos con el convencimiento irreal de que no existen, que no
los tenemos. Al adversario le llamamos bobo porque no es capaz de vernos como
queremos que nos vean. Por eso fastidia tanto comprobar que, en efecto, estamos
más gordos de lo que creíamos cuando alguien nos pone “otro” (su) espejo delante de nuestras narices.
Menéndez Pelayo era tan minucioso y detallista, no se dejaba nada
en el tintero, que su obra menos densa pasa de las mil páginas. Entiendo que
no se recurra mucho a su historiografía para analizar la actualidad política y
social. En una época de limitación de caracteres, don Marcelino no tendría cuenta en Twitter. Pero
los promotores de Tabarnia sí la tienen, por supuesto. Y con los 280 caracteres (reciente ampliación que
ha doblado los 140) de Twitter están
contra argumentando los argumentos políticos, históricos, sociales,
económicos... que daban los independentistas catalanes para su objetivo
separatista, usando el reflejo gemelo; vamos, el mismo argumento pero sacando
las vergüenzas de su irrealidad.
En el fondo, lo hacen con una
vieja idea española. Usar el esperpento,
la carcajada, la risa, la burla, contra lo “idealizado” por el otro, por el
oponente como sacro santa realidad. Lo malo que como vieja idea, tampoco
servirá para solucionar por completo el cada vez mayor y nuevo problema de una sociedad
catalana fragmentada a (casi) la mitad. Bueno, mientras tanto, a todo el mundo
le gusta más una risotada que una disquisición metafísica de tres mil páginas. Desde Pax augusta, ¡Feliz Año Nuevo!
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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