Marian Keech y el fin del mundo, cuando las profecías de las sectas nunca se cumplen

 

Marian Keech, que en realidad era una ama de casa de Illinois llamada Dorothy Martin, se refugia rodeada de sus más fieles seguidores en su casa, tras el fracaso de su profecía el 24 diciembre de 1954

  Desde el paradisíaco planeta Clarion, un ser superior llamado Sananda contactó con la señora Martin a través de la escritura automática. No era la primera vez que esta ama de casa de Chicago, Dorothy Martin, usaba este dadaísta sistema de comunicación. Lo había empleado para contactar con su padre muerto en 1950. Pero esas comunicaciones cesaron sin ninguna causa aparente dos años después. Creyó que no iba a sentir más el hormigueo que bajaba desde el hombro a la muñeca y le obligaba a tomar un lápiz con el que escribir esos «automatismos» en forma de carta. Hasta enero de 1953, justo ahora hace 70 años, cuando regresó ese picor intenso a su mano para dictar la primera misiva de las muchas que recibiría de ese «ser espacial» y su suprema civilización cósmica. El fin del mundo estaba próximo y Sananda quiso usar a Dorothy de mensajera en nuestro planeta.

Aficionada desde joven al esoterismo y a las pseudo-ciencias, había nacido justo con el siglo XX, en 1900. Esa fecha tan redonda marcaría su biografía, pues cuando era una veinteañera se dieron los mayores inventos del siglo que fueron base de las actuales nuevas tecnologías. En plena Guerra Fría, en la década de 1950, el llamado «movimiento contactista», una faceta de la ufología, estaba en auge. Dorothy Martin o Marian Keech tuvo contacto previo a sus «profecías espaciales» con personajes que aseguraban haber sido contactados o abducidos por extraterrestres. Digamos que cuando comenzó su singular misión profética ya contaba con un buen punto de partida. Además, «tendría la suerte» de ser avalada por un miembro de la Universidad de Michigan y médico del Hospital Michigan State Collage, el doctor Charles A. Laughead.  

Pero ese tal Dr. Laughead no destacaba por su trabajo médico o científico. Era conocido por ser defensor ferviente del trabajo de uno de los gurús del mencionado «movimiento contactista». El autodenominado «filósofo de la ufología», George Adamski. A este sujeto ahora se le considera un verdadero estafador, pero en esos años tenía miles de seguidores que creían a pies juntillas sus contactos con extraterrestres. Laughead y su mujer Lillian, antiguos misioneros presbiterianos con tendencia al misticismo, colaboraron con el trabajo de campo de Adamski en California. Midiendo huellas de las naves venusianas y traduciendo al inglés los símbolos dejados en la arena. Con estos antecedentes se entiende que los Laughead acogieran con entusiasmo los escritos mesiánicos de Dorothy Martin.

Captura de pantalla de una búsqueda sobre Sananda. Como se ve todavía son muchos los "creyentes" de este ser cósmico asociado a la estética de Jesús


  Intercalando las cartas recibidas por Dorothy y las propias conclusiones a las que los Laughead habían llegado, estos nuevos amigos del «contactismo ufológico» calcularon que la fecha insinuada por los seres cósmicos para el fin del mundo sería entre el 21 y el 22 de diciembre de 1954. Era agosto de ese año y tenían pocos meses para advertir al mundo. Los tres comenzaron una intensa divulgación de su profecía en los medios locales. El Chicago Tribuna, periódico ya de importancia, se hizo eco de ello. Pero consiguieron más bien una campaña de chanzas y bromas sobre sus teorías. Tanta fue la «repercusión delirante», que la hermana de Charles A. Laughead pidió a las autoridades federales que ingresasen al matrimonio como enfermos mentales y que le diesen la custodia de sus sobrinos. Para Dorothy Martin también se pidió el ingreso psiquiátrico voluntario o su detención preventiva. 

No fueron miles, pero sí cientos los seguidores de la profecía de Dorothy Martin proveniente del ser cósmico Sananda. Sobre todo porque les garantizaba su salvación. Todo aquel que creyese en esa profecía y estuviese junto a la «bendecida» Dorothy se salvaría de la destrucción gracias a la gran nave de rescate mandada desde el planeta Clarion. Llegó el 21 de diciembre de 1954 y nada, el mundo seguía su marcha. Se esperó al 22 de diciembre, por eso del quizás haber entendido mal las fechas en los mensajes llegados desde tan lejos. Ya se imaginan, el tiempo pasa volando y el 24 de diciembre, en Nochebuena, una vigilia de unas decenas de seguidores eran los únicos esperanzados en que llegase la nave espacial clarioriana. Aguardaban en las inmediaciones de la casa de Dorothy Martin cantando villancicos. Lo único que llegó, claro está, fue la Navidad

Lo más increíble de esta curiosa historia estuvo en las explicaciones que dieron los «profetas de Sananda» sobre su fallo en la profecía. Por lo visto, en el último instante una entidad divina (Jesús) en la Tierra, vinculada a Sananda, decidió intervenir y salvar al mundo de su fin. Paró las inundaciones previstas, calmó los terremotos y frenó las devastadoras erupciones volcánicas. Un milagro de tamaño cósmico, como no podía ser de otra manera. Esa explicación simplista, la negación de lo evidente y el no reconocimiento de su error se convirtieron en la nueva fe de Dorothy Martin y sus muchos seguidores. Porque la que se convertiría en protagonista de un libro de psico-sociología con el nombre de Marian Keech, huyó de toda polémica al lago Titi-Caca en la frontera entre Perú y Bolivia. Allí fundaría una congregación (secta) llamada Asociación de Sananda y Sanat Kumara, que todavía existe. 

Portada del libro Cuando la profecía falla (1956) en una edición inglesa


  Regresaría a Estados Unidos sobre el año 1961 de la manera más discreta posible. Eludía a las autoridades ya que llegó a afirmar que el gobierno federal había conspirado para ocultar las evidencias de que Jesús-Sananda nos había salvado a todos. La vida fue generosa con ella, pues murió en 1992; por tanto, con más de 90 años y creyendo con certeza en sus seres cósmicos, con el nombre de Sister Thedra y rodeada de un pequeño grupo de seguidores. Desde luego, no ha sido su biografía la que ha pasado a la historia contemporánea de su país. Ha sido el personaje -Marian Keech- que inspiró a los sociólogos de su época, estudiosos de una incipiente disciplina: la psico-sociología de los grupos religiosos o espirituales

Se trata del clásico en sociología y de gran influencia académica, When Prophecy Fails (Cuando la profecía falla, 1956)*; redactado por tres sociólogos de la Universidad de Minnesota. Éstos reconocieron haber estado infiltrados entre los seguidores de Dorothy Martin en 1954, haciendo «trabajo de campo» para su libro. No obstante, para evitar problemas legales, en el estudio ocultaron la identidad de la «profeta cósmica» bajo el pseudónimo de Marian Keech. En el libro también se expone en las conclusiones de la investigación del «caso Dorothy Martin» una teoría que explica el autoengaño muy estudiada después, la llamada teoría de la disonancia cognitiva y que el populismo negacionista está poniendo de actualidad estos últimos años. 

 

Gustavo Adolfo Ordoño ©

Historiador y periodista

* Documentación consultada:

Reseña sobre el libro: Festinger, Leon; Riecken, Henry y Schachter, Stanley; When Prophecy Fails. University of Minnesota Press, Minneapolis (1956)

Publicar un comentario

0 Comentarios