El Efecto 2000; aniversario del miedo al «error del milenio»

 

Recorte de prensa de la época que recoge el miedo «apocalíptico» al efecto 2000

Resulta sarcástico, pero el «fin del mundo» llegó 20 años después de ser anunciado como previsible consecuencia del "Efecto 2000"... y me permitirán la ironía, pues esta pandemia del 2020 sí que ha supuesto el fin de la normalidad del mundo tal y como lo conocíamos. El llamado «error del milenio» ahora se sabe que tuvo más de exageración y de misticismo milenarista que de auténtica crisis mundial. Eso sí, el problema de programación informático fue real y bastante aparatoso de resolver. Recordemos ese fenómeno que ya ha pasado a nuestra historia más actual.  

Efecto 2000, a más de veinte años de aquel pánico informático mundial 

Desde la década de los 60 del siglo XX los informáticos de todo el mundo programaban con el sistema binario, de dos números, entre otras cosas porque ahorraba memoria de los ordenadores en una época donde estos aparatos no contaban con gran capacidad. Uno de los datos que se hacían menos costosos para la memoria con ese sistema dual era la fecha. Se optaba por indicar dos dígitos para el día, el mes y el año. De esta manera todas las computadoras del mundo sabían que 99 en realidad se refería a 1999. Pero, entonces, ¿Qué pasaría el 1 de enero del año 2000? Siguiendo esa lógica, los ordenadores de todo el mundo pensarían que estaríamos en el año 1900, retrocediendo todo un siglo el espacio temporal del planeta. Un inesperado «viaje en el tiempo» que afectaría a todos los sistemas informáticos, confundiendo a los programas de los cajeros automáticos, de las torres de control de los aeropuertos, de las centrales nucleares o de los simples relojes digitales...

Ese razonamiento con su lógica de los dos números para el año tan sencilla de entender, causaría un pánico mediático bastante sacado de quicio en su momento. Muchos medios sensacionalistas informaban exagerando el origen del problema, que en lugar de ser tecnológico lo convertían en una supuesta conspiración de poderes ocultos para dañar la estabilidad mundial. Era cierto que los fallos técnicos se podrían dar al cambiar la fecha al 00. Para los informáticos el posible error tenía un nombre técnico: el bug Y2K. La Y es por year -año en inglés-  y 2K es una simbología empleada en la ciencia -y en la informática- para la cifra 2000. Ese Año 2000 suponía para los analistas programadores una amenaza para el buen funcionamiento del software mundial que requería atención, pero nada más. El potencial error informático del 01-01-00 era más que probable y por eso desde 1998 se advertía de ello, había que estar preparados. La advertencia, sin embargo, se convirtió en pánico ante el «error del milenio».

El Efecto 2000 fue una creación mediática. Se quiso informar y advertir, y se consiguió la sobreinformación que facilitó la difusión de informaciones confusas. El temor que más se propagó consistía en el miedo a las consecuencias nefastas producidas en cadena por el fallo informático. Un error en los temporizadores de una centralita que controla un reactor nuclear, un fallo en el funcionamiento del control remoto de ascensores o del instrumental médico en un quirófano, errores en los instrumentos de un avión... una serie de reacciones en cadena que produjesen el «caos mundial».

En los medios de comunicación se realizaban posibles crónicas de "todo lo que podía fallar" por estar gestionado con programas informáticos. Incluso las nóminas de los funcionarios o las pensiones de los jubilados podían perderse en ese baile de cifras y fechas que afectaría al sistema central informático de la administración de todo un país. Un colapso en las principales bolsas del mundo y en los sistemas bancarios que controlan el flujo financiero mundial. Se crearía una sensación sobredimensionada de un caos generalizado por culpa de esta falla tecnológica. 

Al llegar el uno de enero del año dos mil el mundo siguió funcionando. Se produjeron algunos fallos técnicos menores, en el uso de aparatos domésticos y de ordenadores personales no bien actualizados. Hubo, también es cierto, fallos en lugares con peligro de catástrofe como centrales nucleares en Japón, aunque fueron subsanados rápidamente y sin problemas graves por los técnicos. El Efecto 2000 no fue tan grave como se predijo gracias al buen trabajo previsor de los técnicos. Era la crónica de un fallo anunciado con tiempo suficiente. 

Los gobiernos del mundo y organizaciones internacionales invirtieron cifras millonarias en la actualización de sus programas informáticos. Una inversión a la que en su momento se tachó de gran estafa, de «complot» de las empresas tecnológicas para enriquecerse aplicando la solución a ese supuesto gran fallo del 2000. Hipótesis desmentida por investigaciones históricas recientes que aseguran que la amenaza de error informático a escala mundial fue real. Es decir, el coste en la «mega actualización» del software mundial sería un dinero bien gastado. 


Gustavo Adolfo Ordoño ©

Historiador y periodista 

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