Un soldado deja su ametralladora para escribir en su diario. Colección fotografías de la Guerra Civil en la BNE |
En
el maniqueísmo de buenos y malos que muchos reducen a la Historia, sobre todo
cuando hay conflictos bélicos del calibre de una guerra mundial, los alemanes
tienen asignado el papel de “los malos”. La historia de la Alemania nazi
es un pasado tan perverso y negativo que la etiqueta de maldad se pega a
la memoria histórica germana como cola de contacto. Sin embargo, no es
complicado rastrear en la historia contemporánea alemana actos que estarían en
el platillo de las cosas buenas en esa balanza del imaginario universal que
sopesa el bien y el mal. Para evitar debates innecesarios de quién es el bueno
y quién el malo, me ciño a la pauta básica: democracias bien, dictaduras mal.
Ha
sido mi caso. Interesado en la arqueología de campos de batalla, una
disciplina auxiliar de la arqueología militar para unos y una metodología
arqueológica a potenciar para otros, me encontré con un informe acerca de una de
las escasas actuaciones que se han llevado a cabo sobre los posibles restos
arqueológicos de la llamada ‘Batalla de Madrid’, la defensa de la capital en el
primer ataque de noviembre de 1936. En concreto al yacimiento de “Casa de
Vacas”, en lo que fue el frente inicial de la Casa de Campo de Madrid
pero en la línea noroeste cerca de la Carretera de Castilla, menos estudiada y
documentada.
En
ese informe, dirigido por los arqueólogos Alfredo González Rubial y Víctor M.
Fernández en 2016, se detallaba las actuaciones en el yacimiento que llevaron a
la hipótesis (luego confirmada) de que no se trataba de una posición avanzada
franquista, sino de una defensa republicana avanzada hacia el lado oeste
de ese frente. Según la escasa documentación que luego se ha podido contrastar
con los restos arqueológicos, la trinchera y el edificio llamado Casa de Vacas
fue ocupado primero por el Batallón Edgar André, y luego fueron
relevados por otro de los primeros batallones de brigadistas internacionales,
conocido como Batallón Thälmann.
Solitario soldado pasea por una trinchera. Colección fotografías de la Guerra Civil en la BNE |
Ambos
batallones, el Edgar André y el Thälmann, acabaron
constituyendo la conocida como Brigada XI Internacional o 11.ª
Brigada Mixta, cuando las numerosas bajas que sufrieron en la ‘Batalla del Ebro’ obligó a nutrirla con soldados españoles. Los dos batallones estaban compuestos
en su mayoría por voluntarios alemanes y austriacos. No en vano, los nombres de
los batallones iniciales de la Brigada XI se correspondían con sendos nombres
de comunistas alemanes que habían combatido contra el auge del nazismo en su país.
Edgar
André era un militante comunista alemán de origen belga que había
sido ejecutado por los nazis. Ernst Thälmann, fue uno de los políticos
comunistas alemanes más controvertidos dentro del debilitado partido comunista
alemán de entreguerras, encarcelado en 1933 y fusilado en 1944 por orden
expresa de Hitler. En los batallones que llevan sus nombres había mayoría
de alemanes comprometidos con la lucha antifascista y la defensa de la
democracia. Su más que posible militancia en partidos de izquierda, comunistas
o socialistas, no pervierte su honesto compromiso con la defensa de las
libertades. Visto de otra forma sería caer en la trampa del discurso
reaccionario, de que como eran comunistas no eran demócratas.
Que
la mayoría de los componentes de la Brigada XI eran alemanes no sólo se
constata en los documentos de la época, también en los restos arqueológicos
encontrados en la trinchera que partía de la Casa de Vacas hasta la Carretera
de Castilla. La misma disposición de la larga trinchera, más de 350 metros,
tiene un “estilo alemán” muy lineal, propio del utilizado por los germanos
(también por los británicos) en la Primera Guerra Mundial. Esto demuestra que
muchos de esos voluntarios tenían experiencia bélica adquirida como
combatientes en la Gran Guerra. El tipo munición encontrado también
añade constancia de que eran esos primeros voluntarios brigadistas de origen
alemán y centroeuropeo los que defendieron Madrid esos primeros días. Se
trataba del calibre 0,303 de fusiles Enfield de origen británico. Los Enfield
Pattern 1914 fueron algunas de las primeras armas que la República recibió
de la Unión Soviética.
Gustavo
Adolfo Ordoño ©
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