Retrato en fotografía de Rafael
María de Labra (c.1911)
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Una de las últimas entradas de Pax augusta trataba una parte de
la historia española poco conocida, como es el negocio del esclavismo en
España desde finales del siglo XVIII y el XIX; ahora seguimos con el mismo tema
desconocido pero en su reverso, pues contamos la biografía de uno de los
abolicionistas más destacados dentro de la intelectualidad española, Rafael María de Labra, nacido en La Habana (Cuba) en 1840 – en 1841, según
algunas fuentes- y fallecido en Madrid
en 1918. Labra tiene obras con títulos de tan clarividente activismo
antiesclavista como: La abolición de la
esclavitud en el orden económico, con un análisis de las implicaciones económicas
de la esclavitud, o el estudio de cariz ya sociológico titulado La cuestión social en las Antillas Españolas.
Además, Labra sería uno de los principales americanistas españoles justo
en la época de mayor debate intelectual con la cuestión americana ( “Desastre
de 1898”) y un escritor prolífico que puso sobre la mesa de reflexión al concepto
de “intimidad iberoamericana”. Fue uno
de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza en 1876. En ese
mismo año también es nombrado presidente de la Sociedad Abolicionista Española,
cargo en el que estuvo hasta que la
Sociedad se disolvió en 1888, cuando
de forma definitiva se erradicó la esclavitud en todos los territorios
españoles.
Una mayor atención a las
propuestas políticas de intelectuales como Rafael
María de Labra, habría dado más posibilidades a las soluciones de carácter
político y social para los conflictos que se avecinaban como determinantes en
las Antillas españolas. De Labra fue
el primero en proponer en artículos escritos para la influyente Revista
Hispanoamericana que Cuba
debería tener una amplia autonomía,
atajando así las aspiraciones independentistas que ya habían calado en gran
parte de la burguesía criolla de la isla. Fue uno de los mejores oradores del Ateneo de Madrid. Sus discursos para
llevar un constitucionalismo liberal a todos los rincones de España, incluida América, eran
muy seguidos, aunque no tuvieron luego una verdadera materialización en el
Parlamento español, cuando en 1871
fue nombrado diputado por Asturias.
Había estudiado las carreras de Filosofía y Letras y de Derecho,
graduándose como abogado en 1860. Eso
le permitió construir argumentos de peso para rebatir las leyes injustas que aún
justificaban la esclavitud como
parte de la economía nacional que debía protegerse. Interesado por los asuntos
coloniales que necesitaban un nuevo tratamiento, alejado de las maneras
imperialistas del Antiguo Régimen, reclamaba una entidad autónoma para esas posesiones,
que así formarían parte del nuevo proyecto de España. Puso su atención también
en África, con su discurso Las colonias españolas de Guinea, se adentraba en el fondo de la cuestión
con el comercio de esclavos que todavía persistía en el Golfo de Guinea. Fue Labra quien consiguió, quien hizo más méritos parlamentarios como diputado, que la Ley de Abolición de la esclavitud (1888) se aprobase en el Parlamento.
Al cumplirse los
cien años de su muerte, la Biblioteca Nacional de España (BNE) organizó una mesa
redonda, Labra y el abolicionismo, celebrada el pasado mes de abril y
coincidiendo con la digitalización de toda su obra, disponible ya en la Biblioteca Digital Hispánica.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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