Vista aérea del Peñón de Gibraltar, donde se aprecia el «robo de tierra» española para hacer el aeropuerto |
Durante todo el siglo XVIII la corona española intentó recuperar el peñón de
Gibraltar. El primer asedio tuvo lugar entre 1704-1705, en plena Guerra de
Sucesión española, nada más tomada la ciudad por un contingente anglo-holandés
en nombre del archiduque Carlos de Austria. El segundo tuvo lugar después del
Tratado de Utrech que cedía el peñón al control británico, fue en 1727 y al
considerar España que no se estaba haciendo de la roca el uso pactado. El
tercero y más largo, el Gran Asedio de Gibraltar, ocurrió entre los años 1779 a
1783 (aprovechando que Gran Bretaña ya tenía la insurgencia de sus colonias americanas), combinando las acciones militares, con nuevas armas como las lanchas
cañoneras, y los actos de bloqueo comercial.
Un hipotético cuarto asedio en el siglo XX
Dentro de la conocida
"Operación León Marino", la invasión del Reino Unido por el ejército
nazi, se le planteó desde el Estado Mayor a Hitler, por sugerencia suya, la
posibilidad de conquistar Gibraltar con la ayuda española. Se trataba de
distraer fuerzas navales y divisiones de los británicos que defendían las islas
y así se vieran obligados a acudir al mediterráneo y al atlántico sur. La ayuda
a Mussolini, que no estaba cumpliendo con su parte de hostigar y tomar las
colonias británicas del norte de África, sería más fácil controlando el
estrecho de Gibraltar.
A Hitler se le planteó el plan estratégico militar con detalle, quería argumentos de presión para que Franco se decidiera a declarar la guerra a los británicos. En el fondo de la cuestión el plan era más político que militar. Los generales de Hitler le plantearon el plan muy a la larga y de forma muy realista, evitando caer en los triunfalismos recientes por la toma de París, advirtiendo que la marina inglesa dominaba los mares y que el ejército español no estaba preparado para entrar en la guerra.
El "Plan Félix", un plan que quedó en el cajón de la historia
Todo se movió en el terreno de
las hipótesis. Había que ver cómo trascurría la "Batalla de
Inglaterra", la lucha de las fuerzas aéreas de ambos bandos, que por esa
época de 1940 se consideraba en tablas. Además, se tenía que esperar a que la marina de
guerra alemana, la Kriegsmarine, tuviera
más buques de calado, como el famoso acorazado "Bismarck" y, sobre
todo, que las bases de submarinos (se estaban construyendo a centenares, una de ellas proyectada en las Canarias)
estuviesen plenamente operativas para acabar con el control americano y
británico de las rutas intercontinentales.
El plan de tomar Gibraltar formaría parte de toda una estrategia a
largo plazo para lograr lo que se consideraba hasta ahora un imposible: la invasión de las islas británicas. Lo
que parecía una opción razonable como era tener paciencia para elegir el mejor
momento de la toma del peñón, de posponer el ataque sin fecha concreta, no sería
la causa de que el plan no fuera llevado a cabo. En verdad, la megalomanía de Hitler tuvo más que ver. Su Estado
Mayor en esos días también le había calculado las opciones de comenzar la otra
deseada operación militar a gran escala, la llamada Operación Barbaroja de la
invasión de la Unión Soviética, que
a la postre cambiaría el curso de la guerra cuando el líder nazi optó por el llevar
la guerra al frente ruso.
Gibraltar no recibió ni un disparo
Se puede decir sin exagerar que
el peñón no recibió ni un sólo disparo desde la frontera española o desde algún
submarino alemán. Tampoco ellos tuvieron que disparar. Hubo mucha acción de
espionaje, contraespionaje, sabotajes y contrabando de armas, pero ninguna
acción bélica que mereciese un titular de periódico.
Los británicos realizaron varias
estratagemas muy bien "puestas en escena" por sus servicios secretos
que sembraron las dudas del general Franco y sus militares. Entre lo más
novelesco está hacer estallar una barcaza correo en la bahía de Algeciras colocando el cadáver de un marino inglés (muerto por accidente tráfico) que portaba unos
supuestos planes de invadir las Islas Canarias si España entraba en guerra.
Churchill creía inexpugnable
el peñón. En los meses de mayor expansión
nazi, en 1941 parecía que podía llegar hasta el mismo Londres, el primer ministro británico confiaba en el peñón de Gibraltar como en
una de las más resistentes fortalezas en caso de ataque enemigo. Podía caer Londres pero Gibraltar sería "la capital" del imperio, aunque ahora parezca exagerado se llegó a barajar un posible gobierno británico en el exilio dentro del peñón. El premier estaba al
tanto de las ingeniosas galerías excavadas en la misma roca con baterías de
gran alcance. Una línea de fuego que haría inexpugnable a Gibraltar. Imposible
el acercamiento terrestre por el único lugar posible, el istmo que les une a la
península.
Sin embargo, en esas mismas fechas, el "modelo" para conquistar Gibraltar fue puesto en evidencia al otro lado del
mundo. En la guerra del Pacífico, en la humillación sufrida por el general Mac Arthur, en otro enclave considerado inexpugnable por los aliados.
Durante la toma de Corregidor por los japoneses, éstos escondieron sus piezas de obuses de gran alcance fuera del ángulo de tiro de los aliados y
las apuntaron contra los dinteles de las galerías de la fortaleza de Corregidor, similar a Gibraltar por estar excavada en roca. Así,
disparando por encima de las bocas de los cañones de Mac Arthur, las galerías terminaron por derrumbarse y
sepultar a las piezas. Eso le pudo ocurrir a Gibraltar en 1941. Pero eso es historia ficción, claro.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista Gustavo Adolfo Ordoño ©
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