Esta colaboración de Luis Pérez Armiño es como abrir una caja de bombones de nuestra abuela. Esas cajas de dulces forradas en papel seda ilustrado de jóvenes sonrosadas que cubren su pudor con sombrillas porque son cortejadas por caballeros con bombín y mostacho; es decir, una clásica estampa burguesa de finales del siglo XIX. Siguiendo con su "arqueología" del terrorismo, nos brinda otro estupendo texto histórico sobre Ravachol, un anarquista que cometió actos terroristas y asesinatos en pos de la justicia social y contra la violencia de la clase burguesa en el siglo XIX ejercida sobre las clases humildes, trabajadoras.
Luis Pérez destaca que lo mejor que la historia conoce de la personalidad de este sujeto, un anarquista idealista e idealizado o un delincuente cruel según la documentación que se tiene de él, es su discurso pronunciado como "última voluntad" antes de ser ejecutado en la guillotina el 11 de julio de 1892. Es curioso, pero todos los "asesinos ideológicos" tiene un discurso. Breivik, el autor de la "masacre de Noruega", el pasado julio de 2011, acaba de dar el suyo en el tribunal que le juzga por sus asesinatos, ha empezado a declarar pero las autoridades de Noruega no desean dar más propaganda a su ideología. Lo que ha trascendido recuerda en el lenguaje a lo que decía Ravachol, aunque las circunstancias, obviamente, son otras. Breivik lucha contra los "multiculturalistas", eso dice... la nueva clase dominante, según él, compuesta por emigrantes, sobre todo musulmanes, que quieren dominar toda Europa. Esperemos que la Justicia le juzgue antes que la Historia, como hizo con Ravachol.
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