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Además, tampoco un 11 de septiembre se puede o se debe ser español y catalán al mismo tiempo. Cada 11 de septiembre se celebra la Diada nacional catalana y en territorio catalán y alrededores no se puede ser ni ateo ni escéptico. Hay que ser, aunque sea por ese día, ultranacionalista independentista al grito de ¡Visça Catalunya! Por supuesto, y no se puede ser otra cosa que catalán y mejor europeo, claro está. Lástima que ahora no dejen desconfiar y se olvide que en Cataluña existía ya el escepticismo de ser España o de cómo serlo, incluso sin necesidad de ser -o parecer- una España federalista.
Según el diccionario de la RAE:
escepticismo
(De escéptico e -ismo).
2. m. Doctrina
de ciertos filósofos antiguos y modernos, que consiste en afirmar que la verdad
no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla.
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Cada 11 de septiembre en Chile se recuerda que el escepticismo pudo ser dejar gobernar a un presidente, Salvador Allende, que sus enemigos etiquetaron con el dogma de «peligroso marxista» y al que no dejaron, como ocurría en otras partes del mundo, convertirse en un escéptico socialdemócrata. Para suecos y alemanes, por ejemplo, podía ser ese escepticismo socialista, pero en el continente americano Estados Unidos no se sentía cómodo con ninguna doctrina que proviniese del marxismo, aunque fuera escéptica con él. Así, la historia nos dejará con la duda de qué «ilusión-realidad» habría sido Chile si Allende no hubiera sido forzado por el nada escéptico Pinochet a hacerse desaparecer (suicidio) ese 11 de septiembre de 1973. Del que hoy se cumple el 50º aniversario.
Todos los 11 de septiembre, desde
que son llamados 11-S, somos incapaces de conocer la «Verdad». Los 11 de septiembre
está prohibido ser escéptico. Tampoco, entonces, se puede ser ateo. No podemos aborrecer el odio entre religiones y culturas que llevó al tristemente famoso 11-S. Hay que tomar partido, no se puede ni insinuar al ateísmo. Sin embargo, creyentes o no creyentes, en lo único que no podemos vacilar es en el justo recuerdo a las víctimas. Aunque luego, tras esa justa memoria, se debe precisar el ser moro o el ser cristiano, sino el
desfile de disfraces/etiquetas en nuestras fiestas populares no podría darse.
Además, tampoco un 11 de septiembre se puede o se debe ser español y catalán al mismo tiempo. Cada 11 de septiembre se celebra la Diada nacional catalana y en territorio catalán y alrededores no se puede ser ni ateo ni escéptico. Hay que ser, aunque sea por ese día, ultranacionalista independentista al grito de ¡Visça Catalunya! Por supuesto, y no se puede ser otra cosa que catalán y mejor europeo, claro está. Lástima que ahora no dejen desconfiar y se olvide que en Cataluña existía ya el escepticismo de ser España o de cómo serlo, incluso sin necesidad de ser -o parecer- una España federalista.
Parece que ahora el sistema federal es cosa de escépticos ortodoxos. Y eso que el federalismo en España no es tan raro. Truncado
en la Segunda República desde sus inicios, no pudo ni planificarse con garantías, sin embargo en
la Monarquía hispánica consciente o inconscientemente siempre se ha dado una «estructura federal» en la historia de España. ¿Qué es si no la Corona española desde que aparece en
los documentos? Un reino de reinos, con leyes propias cada uno y federadas con el núcleo «aglutinador» del monarca.
Es hora
de que vuelva el escepticismo. Empezando por los dogmáticos catalanes, para que así no tengan
problema si quieren seguir siendo escépticos junto a castellanos, vascos,
asturianos, gallegos, cántabros, aragoneses, andaluces, baleares, canarios, extremeños,
múrcianos, ceutíes, melillenses y valencianos... y por qué no «y-lusos (portugueses) todos»; así estaríamos «todos los ilusos ibéricos» (el iberismo vuelve como utopía escéptica). Esto último se explica contando una anécdota:
En los círculos antifranquistas de los primeros años de la dictadura circulaba un chiste, basado en una anécdota real. El dictador Franco en su única visita al exterior, al vecino Portugal, comenzó su discurso en la embajada de España en Lisboa con un solemne: «Españoles y-lusos, todos…»
Pues
eso, que ojalá los 11 de septiembre de cualquier signo nos dejasen ser escépticos...
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