Vistas del atentado del 11-S desde un apartamento próximo. Créditos imagen: |
A 20 años del 11-S, las voces de las víctimas de los atentados
En un apartamento como este quedaría registrada en el contestador telefónico la voz de una víctima de los atentados contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Conocidos con el anagrama 11-S estos atentados cambiaron la historia del mundo. Cumplidos los veinte años, que también es la primera veintena de este siglo, el devenir histórico ha querido tener un toque irónico al comprobar el fácil regreso al poder de los talibanes cuando los estadounidenses y sus aliados se retiraron de Kabul hace escasas semanas. La principal reacción a los atentados contra Nueva York y Washington fue la invasión de Afganistán precisamente para derrocar al régimen talibán que daba cobijo al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden, considerado el responsable del ataque terrorista. Pero mañana no toca hacer análisis geopolítico. El sábado 11 de septiembre de 2021 será un día para hacer memoria histórica.
La historia memorialista se basa
en el testimonio de los protagonistas. Muchas veces –la mayoría- los
testimonios que se recogen para preservar su memoria histórica describen
injusticias o expresan una vivencia traumatizada por ese mismo hecho que atestiguan.
Así ocurre con los atentados del 11-S pero con el añadido de contar con unos
testimonios estremecedores de las propias víctimas. Muchos han tenido reparos
en utilizar esas «voces» de este hito por el respeto que siempre se
debe tener a los muertos. Sin embargo, qué mejor manera de no perder su memoria
que pudiendo constatar con su voz ese inesperado acontecimiento histórico como el mayor
ataque terrorista de la historia contemporánea. Nada de conspiraciones, nada de
montajes. Gracias a sus testimonios del terror vivido y sufrido se conoce mejor
al terrorismo integrista, punto de partida de la historia siglo XXI.
Seguir trabajando con la «Historia» a tus espaldas. Créditos de la imagen |
Se grabaron centenares de llamadas realizadas ese día a las centralitas de emergencia. Además, en ese 2001 el uso de la telefonía móvil estaba ya muy consolidado siendo también numerosas las grabaciones de conversaciones entre las víctimas y sus familiares. Estos testimonios han ido apareciendo a lo largo de estos veinte años, algunos desclasificados recientemente. Como el registro de la voz de la azafata Betty Ong; considerado el primer «dato» que documenta esta historia, pues a las 8:20 (hora local) comunicaba con su móvil a su compañía la sospecha de estar secuestrado su vuelo. Era el American Airlines 11, que apenas media hora después se estrellaba contra la Torre Norte del World Trade Center, una de las llamadas Torres Gemelas de Nueva York, iniciándose esa nefasta «jornada histórica».
Quizás la llamada de Melissa Harrington desde el piso 101 de la Torre Norte a su marido que duerme ajeno a todo al otro lado del país sea uno de los testimonios más estremecedores. Era de San Francisco y estaba en Nueva York por un viaje de trabajo. La diferencia horaria hace que su pareja esté durmiendo todavía y no le queda más remedio que despedirse en el contestador. Su voz denota el pánico que siente, aunque sus palabras tienen la consistencia de quien ha asumido su inevitable e inmediato destino. Describe su situación con certeza, está atrapada en un edificio en llamas por una explosión o por la colisión de un avión. Termina su despedida con un emocionante: "Te amaré siempre".
Una de las fotografías más icónicas de ese día histórico. Marcy Borders es fotografiada cuando huía del polvo y humo producido por el derrumbe de una de las torres. GETTY IMAGES |
Una de las facetas más características de este día histórico es que supuso uno de los primeros, sino el que más, acontecimientos de magnitud histórica que pudo ser documentado al detalle con miles de fotografías y registros audiovisuales. Detalles que nos documentan tanto el momento como las circunstancias de la época. Así se constata en una de las «icónicas» imágenes de esos atentados del 11-S, cuando el fotógrafo Stan Honda logró captar a una mujer totalmente cubierta de polvo.
A pesar de su espectral aspecto, se aprecia que Marcy Borders iba vestida con elegancia para una reunión de negocios importante en la capital financiera del mundo en ese momento. Llevaba solo un mes trabajando en el piso 81 de la Torre Norte del World Trade Center, sede del Bank of America, y quería causar buena impresión a su jefe. Directivo al que no hizo caso cuando se produjo el atentado, pues era partidario de esperar a los equipos de rescate. Ella se armó de valor y bajó los más de ochenta pisos por una escalera de incendios, justo con el tiempo suficiente para refugiarse en el hall de un edificio cercano cuando la Torre Sur (la primera en caer) se desplomó. Las nubes de polvo y cenizas le cubrieron en su huida, momento inmortalizado por un fotógrafo.
También Marcy Borders ha sido «testigo» de las consecuencias de este hecho histórico como persona, no únicamente como «icono» (se la conoció como la Dusty Lady). En 2015 fallecía de cáncer de estómago, enfermedad que ella estaba segura fue consecuencia de inhalar ese polvo que le cubría su cuerpo en 2001. Desde ese día padeció depresiones severas que la impidieron trabajar durante diez años, perdiendo el trabajo que en esa mañana del 11 de septiembre tanto se esforzó por conseguir prosperar en él y promocionar su carrera.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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