¡Cuántas veces se habrá pronunciado a lo largo de la Historia esa frase! Lo harían los polacos, los pueblos bálticos, los alemanes y austriacos... lo de ¡qué vienen los rusos!, era como decir "que viene el coco". En el imaginario de los pueblos se quedan grabados ciertos hechos marcados por el terror, el miedo al saqueo, al pillaje y a la guerra. Aún se dice en los Países Bajos a los niños que si no se comen el puré, viene el Duque de Alba y se los come a ellos. En fin, el papel de "malos" en el Este europeo (y cada vez más en toda Europa) le toca a los rusos. Lo que ocurre es que ahora las hordas rusas vienen con las maletas llenas de dinero y eso... pues no es tan malo para algunos y es otra "invasión" para otros
En este mundo donde ya solamente cuenta el bolsillo y que la economía global vaya bien, que te invadan "nuevos ricos", como son los rusos, resultaría a primera vista positivo (¡?). Eso de que llegue dinero y riqueza a donde no lo hay pues es como "estupendo", así dicho y pensado de forma llana. Aunque más bien los rusos, o cualquier nuevo rico (dominador), han sustituido los caballos y batallones cosacos, los tanques T-34, por los millones de rublos que convierten en euros en las costas del Mediterráneo. Es en el sur europeo donde ahora gritamos: ¡Qué vienen los rusos!
Tenemos un texto de nuestro habitual colaborador, Luis Pérez Armiño, que viene muy al hilo de estas "incursiones" de los rusos, con una interesante perspectiva histórica sobre la crisis en Chipre. Recomiendo su lectura.
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