La batalla de Madrid, la defensa de la capital por la República


Madrid octubre de 1936, niños en Madrid, imagen fotografía de Chim aparecida en la "Maleta Mexicana"


El noqueado gobierno republicano, tras el puñetazo golpista del 17-18 de julio, veía impotente como el ejército proveniente de África y los sublevados que apoyaron el golpe en Andalucía y Extremadura se aproximaban a la capital española, Madrid. Los planes de evacuación del gobierno de la República se basaban en dejar la ciudad, reorganizar las fuerzas con las que contaban y regresar a recuperarla. En la ciudad quedaría para dirigir su defensa, durante todo el tiempo que le fuera posible, una Junta de Defensa.


Camino de Valencia


Estamos en noviembre de 1936, el golpe no había sido tan fulgurante como el general Mola había planificado en su momento; el general en jefe de todos los golpistas era ya Francisco Franco y el día 6 de ese mes frío otoñal madrileño parte de sus fuerzas estaban a las afueras, en los suburbios de la capital que daban al sur y al oeste. Todo parecía ser propicio para la conquista de Madrid, se sabía que estaba desprotegida y desmoralizada.

El gobierno del socialista Largo Caballero, un gobierno de concentración (todas las fuerzas políticas a favor de la República), se preparaba para su evacuación teniendo como destino el Levante español, la ciudad de Valencia, pues el corredor entre Madrid y la capital del Turia no se perdería hasta el final de la contienda. Sin embargo, el pueblo de Madrid reaccionó airadamente, considerando “cobardes” a sus gobernantes y tomando la iniciativa. De forma improvisada, jóvenes comunistas, socialistas, anarquistas y ciudadanos fieles a la República se organizan en milicias de defensa.

Brigada de peluqueros


A las tropas moras de Franco les detuvo en su avance arrasador una improvisada brigada de peluqueros de Madrid. Estos ciudadanos, barberos, afeitadores y peluqueros de la Villa, logran frenar a las tropas de elite a costa de los primeros centenares de muertos milicianos en la Casa de Campo. La sorpresa y el enfado es mayúsculo entre el Estado Mayor de Franco. La explicación estaría en que al frente de la estrategia defensiva se han puesto dos discretos, pero experimentados altos oficiales fieles a la República: el coronel Vicente Rojo y el general José Miaja. Además, se comenzó a hacer caso a los asesores militares mandados por la Unión Soviética y a recibir el primer material soviético de guerra, como los populares aviones 'chatos'.


En las primeras horas de la 'Batalla de Madrid' se habían repartido las municiones y las armas recopiladas y las escasas piezas artilleras entre las milicias y restos de fuerzas policiales republicanas (carabineros). La misma noche del 6 de noviembre se consigue evitar la caída de Madrid. Serán 48 horas de angustia, soportando las arremetidas de legionarios y tropas moras que buscaban tomar los puentes que cruzan el río Manzanares, un “arroyo sucio” hasta para los madrileños, pero suficiente barrera natural para tanquetas italianas y comandos de zapadores del ejército africano.

El ‘No Pasarán’ logra cumplirse


La utopía puede cumplirse, aunque sólo sea un grito al cielo. En todos los puntos de reunión, colegios, cines, cafeterías, cuarteles improvisados de las milicias, se exclama como lema de la defensa de Madrid el célebre: ¡No pasarán! Algunos batallones han desobedecido al gobierno de Largo Caballero y permanecen o regresan a la capital española. Es el caso de la 1ª Brigada Mixta del comunista Enrique Líster o de los primeros voluntarios extranjeros, que luego conformarían las Brigadas Internacionales.

El gobierno de Largo Caballero rectifica y se da cuenta que sería estúpido no aprovechar esa gran victoria que ha significado parar los pies al ejército golpista en el extrarradio de Madrid. Se decide, entonces, enviar a varias columnas de brigadistas para reforzar la defensa de Madrid. Entre las más famosas está la del anarquista Durruti, con más de 3.000 voluntarios procedentes de Aragón y Cataluña.

Se había conseguido algo increíble, parar al ejército que sí estaba entrenado para guerrear y que poseía experiencia bélica (guerras de Marruecos). La Batalla de Madrid fue ganada por la República, haciendo fracasar el golpe militar de Estado, iniciándose la guerra total, la Guerra Civil española. Un conflicto donde la derrotada fue la República, aniquilada, comenzando la dictadura el 1 de abril (fin de la guerra) de 1939.



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista 

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