Estamos de enhorabuena, recuperamos en Pax
augusta las colaboraciones de
nuestro amigo Luis Pérez Armiño, y lo hacemos con un
tema que no sé si llamar singular o considerarlo exótico. Se trata de la
doctrina o el sistema de la
no-violencia que más allá de Gandhi y su resistencia pasiva contra el
imperio británico nadie sabe qué supone y qué significa exactamente.
¿Ideología, doctrina política, religión? En Europa, que nos gusta mucho
doctrinar, existen movimientos
noviolencia con objetivos
profundos, cuya misión no es «poner la otra mejilla» o rechazar la
violencia directa, sino transformar la mentalidad de la sociedad para acabar
con la violencia estructural.
Inspirados estos movimientos en la vida y liderazgo
de Mahatma Ghandi, en
los años finales del siglo XX y en estas primeras décadas de nuestro siglo, han
tomado un carácter de movimientos
por la justicia social, por el cambio social y no se deben
confundir con el pacifismo, ya que no tienen
un rechazo frontal y por sistema a la guerra. La no-violencia es una
política practicada en las sociedades modernas para un control mayor de los
poderes fácticos, con la desobediencia
civil, la no cooperación, las protestas y marchas pacíficas (incluidas las
simbólicas vigilias). Es una práctica dirigida a conseguir una mayor paz
social, ajena a todo tipo de violencia estructural en las sociedades de estados
estructurados. Si se consiguen Estados en paz, que la profesan, no buscarán la
guerra.
Esa es la teoría (de la no-violencia)
y se convierte en la práctica en algunos movimientos ciudadanos contemporáneos. En
recientes artículos de la prensa europea se ha recordado al genocidio armenio, ocurrido hace justo ahora un siglo (1915). No
se puede afirmar que el pueblo armenio ejerciese como sistema de vida la no-violencia, o tan siquiera como
política, pero tampoco se les puede acusar de belicistas, pues ni tenían Estado
ni tenían ejército. Los 5.000 milicianos
armenios que apoyaron en Anatolia al ejército
ruso no hacían más que defender sus casas y familias. Al acabar la primera
gran guerra, la ira otomana por la pérdida del imperio se volcó contra este
pueblo, obligado a un exilio que fue un marcha forzada al genocidio. Un millón de muertos: limpieza étnica.
Huellas del pasado moriori |
Sin embargo, la política
de la no-violencia fue seguida en el pasado como sistema de vida por
algunos pueblos, que consideraban la coherencia entre medios y fines, la
sensatez, la mejor manera de resolver los conflictos. ¿El resultado de seguir
esa política? Pues no se hagan muchas ilusiones, mejor lean el interesante artículo
de Luis:
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