Lorca, la memoria histórica y la jurisdicción universal

Un jovencísimo García Lorca

Algo esencial para la dignidad de un país se rompió en la Guerra Civil española. Es penoso que la sociedad no haya sido capaz de hacer memoria histórica de este crucial periodo de su historia reciente sin politizar todas las iniciativas que se han llevado a cabo en el campo de la recuperación de las memorias, públicas y privadas. Existe hoy día aún una generación veterana, de ancianos, que de forma mayoritaria sigue empeñada en creerse la propaganda franquista que hacía de cualquier reflexión o acto de memoria sobre las víctimas de la guerra un montaje "judeo-masónico-marxista" para volver a enfrentar a los españoles en un conflicto civil. Derecha e izquierda, las dos Españas; no logran entenderlo como un asunto de derechos humanos. Aunque el franquismo en sí, en el día a día, esté superado en la sociedad española, su maniqueo abuso de la guerra civil iniciado con el golpe de Estado contra la República en 1936, sigue latente en el imaginario de muchos españoles. La derecha política, pero también social, no ha hecho mucho por desmentir "la necesidad" de una guerra para "salvar a España" del comunismo.

Es muy complicado hacer pedagogía con estas personas mayores sobre la necesidad de una recuperación justa y digna de la memoria de los cientos de miles de compatriotas que yacen en cunetas y fosas comunes desde hace 80 años, porque siguen creyendo en la versión oficial franquista. Estos muertos, según esa versión, son consecuencia de las desgracias de una "guerra inevitable". Tampoco se ha realizado una pedagogía histórica con las generaciones siguientes, con los hijos y nietos de los "educados" en pleno franquismo, los que serían ciudadanos "educados" en la transición y la democracia. En las escuelas se ha estudiado a la dictadura en los últimos temas y en cursos superiores. Detalles de las graves injusticias cometidas por el Régimen y que hacían necesaria una ley de memoria histórica, tampoco se explican en las aulas españolas. 



Lorca con Buñuel en las Fiestas de San Antonio de la Florida en 1923

Federico García Lorca, el poeta español más universal, fue fusilado y enterrado en una fosa desconocida hace justo este mes de agosto 80 años, por masón, socialista y homosexual... casi los mismos "motivos" que expresaba el franquismo como razón de ser, como régimen defensor de España ante esos enemigos, que siempre conspiraban contra la patria y dividían a los "buenos españoles". Esas causas tan alejadas de lo que era en verdad Lorca para España, un patrimonio cultural que sigue vivo, fueron esgrimidas en un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada para “justificar” el asesinato de Lorca el 18 de agosto de 1936. Precisamente, este documento hallado hace poco, ha servido a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica para que la jueza argentina Servini, que asumió la causa de investigar las violaciones de los derechos humanos del franquismo, acepte incluir en ella el caso de Lorca como una investigación de la desaparición del poeta.

España no está haciendo sus deberes, como dice el hispanista y biógrafo más reputado de Lorca, el irlandés Ian Gibson. El clima político español vuelve a desatender estos asuntos de la ‘Memoria Histórica’. Tiene que ser la justicia argentina quien se ocupe de un caso que atañe a la justicia universal, pero que debería ser una cuestión de Estado para España. Lorca necesita una tumba, aunque sus restos no sean exhumados como desea la familia. Será hacer una digna recuperación de nuestra memoria histórica y quizás, haciéndolo con una de las víctimas más ilustres, la sociedad española al completo entienda la obligación de hacerlo con los cien mil desaparecidos durante la guerra y el franquismo.



Gustavo Adolfo Ordoño ©

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