San Roque, donde viven los auténticos gibraltareños

La bandera de San Roque es la auténtica de Gibraltar, otorgada por Carlos V en el siglo XVI. El peñón ocupado por Gran Bretaña también la usa, pero sin la corona española

San Roque, donde viven los auténticos gibraltareños. Un forzado 'Spainexit' del siglo XVIII 


   No es dato muy conocido o recordado si no eres de la región o te interesa la historia del siglo XVIII. Pero cuando una escuadra anglo-holandesa tomó Gibraltar en 1704, los auténticos gibraltareños, los españoles nativos y oriundos de esas tierras fueron obligados a abandonar el lugar y se establecieron en la vecina San Roque. En el primer instante la ocupación inglesa fue militar cien por cien, con la intención de convertir el peñón en una base de operaciones para controlar el estrecho, y la población civil española molestaba. Aún así, algunos cronistas de la época cuentan que en un acto de caballerosidad del almirante británico Rooke, después de rendida la plaza por el sargento general de batalla y gobernador español Diego Esteban Gómez de Salinas y Rodríguez de Villarroel, se ofreció a los españoles permanecer en Gibraltar. La mayor parte de la población, casi cinco mil personas, entre hombres, mujeres y niños, rechazaron la oferta, cometiendo el primer acto de orgullo patrio que el contencioso de Gibraltar iba a traer durante 300 años a británicos y españoles.

Se instalaron en los campos de Gibraltar, antiguos prados y montes bajos de cultivos moriscos, despoblados desde que la población cristiana prefirió concentrarse en la costa, como era el caso de la ciudad de Gibraltar. Así llegaron el 4 de agosto de 1704 a la colina cercana donde se localizaba la antigua Ermita de San Roque, que databa de 1508, esperando que ese traslado involuntario tardase poco y pudieran volver a sus casas. Sin embargo, debieron tener un mal presentimiento porque se llevaron consigo todo el patrimonio español que pudieron. Los archivos municipales y eclesiásticos del Gibraltar español desde el siglo XVI hasta ese año de 1704, pero también todas las tallas religiosas que pudieron, como las de la Virgen de la Punta de Europa. Dos años después, viendo que el regreso era cada vez más difícil, en 1706 se funda oficialmente San Roque con un ayuntamiento que adquiere el lema de Muy noble y más leal ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar y mantiene el escudo y bandera de Gibraltar, que como se aprecia, quitando la corona real española, es idéntica a la usada por el enclave británico. 

San Roque con Gibraltar al fondo. Fuente imagen: De RaMaOrLi - originally posted to Flickr as San Roque (al fondo, Gibraltar), CC BY-SA 2.0

Esta aparente curiosidad histórica tiene mayor importancia de lo que se cree, desde la perspectiva del derecho internacional. Una de las condiciones para considerar un territorio colonia de un Estado es que se haya repoblado con otra población distinta a la oriunda. Es el caso de Gibraltar. Tras el Tratado de Utrech de 1713, que se cedía la soberanía al Reino Unido del peñón, los habitantes originales españoles no iban a regresar. Gran Bretaña pobló la Roca muy lentamente, siendo la mayoría de los habitantes militares de la guarnición, con colonos "mercenarios" traídos de todas partes del Mediterráneo (genoveses, corsos y judíos, sobre todo). Desde 1963 que Gibraltar fue incluido en la lista de territorios sometidos a descolonización en la ONU, Gran Bretaña ha usado la estratagema de considerar al peñón 'territorio autónomo' pero integrado en su Estado, con "oriundos" ya británicos-gibraltareños. Es decir, británicos en una administración territorial externa y con autonomía para decidir su destino y por eso no una colonia con derecho a la autodeterminación. Olvidándose de los auténticos gibraltareños, que están a menos de ocho kilómetros de allí, en San Roque.  

Todos los años España acude a las reuniones del Comité de los 24, que en la actualidad es el principal foro de Naciones Unidas para la descolonización. Lo hace denunciando el nulo avance en la resolución 2353 (XXII) de 1967, que insta a la descolonización conforme al principio de la integridad territorial y daba la razón a España en considerar Gibraltar una colonia y no un territorio autónomo británico. Y todos los años se encuentra con la estrategia británica de poner la voluntad popular del pueblo de Gibraltar como condición inexcusable para negociar. Y esta voluntad en diferentes referendos, con mayorías abrumadoras, ha sido la de ser británicos-gibraltareños o sólo gibraltareños. Lo que ocurre es que ese "pueblo de Gibraltar" que vota es el pueblo usurpador y no el originario. Las cosas como son, un verdadero dilema. 



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e Historiador 

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. Tal cual sucede en las islas Malvinas, excepto que la población criolla era muy pequeña en 1833.

    ResponderEliminar