Toque de corneta en el frente de guerra. Archivo ABC histórico |
En un contexto de lucha contra la pandemia de COVI-19 donde prima el lenguaje bélico no debería extrañarnos tanto usar términos como «Toque de Queda» para ciertas medidas de prevención sanitaria. Es más, en cierta forma la connotación negativa de ese término resulta ahora peyorativa por relacionarse con situaciones de falta de libertad y derechos fundamentales, cuando su origen fue bastante positivo y razonable para las personas que lo sufrían. Se trataba de proteger, no de reprimir, a la población. Un aviso que se generalizó en la Edad Media para evitar catástrofes naturales o los grandes incendios en las ciudades. Al anochecer el sonar de campanas o cornetas ordenaba apagar los fuegos (las luces) y quedarse en casa, evitaban que los tejados de paja de las casas de madera se quemasen mientras todos dormían.
El origen histórico de los variados «Toques» usados en situaciones de emergencia, peligro por catástrofes o en estados de guerra parece tener dos líneas de argumentación enmarcadas en los tiempos medievales. La primera tiene que ver con una función protectora y de seguridad, cuando se avisaba a una población de la necesidad de confinarse en sus casas evitando la inseguridad de la noche o un peligro determinado. La segunda está ligada al sentido militar o guerrero, se hacía un toque de llamada bien para preparar un ataque o la defensa de un castillo. En ambos casos se solía utilizar un «medio de alerta» muy europeo: la campana. Pues en la Edad Media el edificio más importante si la villa no contaba con castillo era la iglesia. También fue habitual el uso de cornetas o trompetas de aviso que portaban los vigías de las almenas de los castillos o en las murallas de las ciudades.
En el caso de España se ha podido documentar que existía en las ciudades medievales el «Toque de Ánimas». Un toque de campanas al anochecer, seguido de un rezo a las almas del purgatorio (ánimas), para que la población se recogiese en sus casas, abandonando la temeridad de andar por la noche en campos y calles. Sería el sinónimo de toque de queda dispuesto en Inglaterra y Francia como el «cubre fuegos», que hace relación al aviso de apagar antorchas, candiles y hogueras en las primeras horas de las noches como medida de prevención contra los incendios en unas ciudades donde los materiales de construcción básicos eran la madera y la paja. Eran los toques de couvre-feu francés y el curfew inglés. Ahora son las palabras que determinan y definen el concepto de toque de queda en esos idiomas.
Para el caso español también sirve la etimología, que nos habla del origen histórico de esta medida de control social tan de moda estos días. Toque por el repicar de campana y queda que proviene del latín «quiētus», que expresaba quietud o silencio; algo que se conseguía con el recogimiento de la noche en la seguridad de las casas. El hecho de usar la palabra «toque» también denota un origen militar, relacionado con los guardianes de muros y almenas que daban aviso haciendo sonar cuernos-cornetas o pequeñas trompetas. Esos avisos llegaron a ser medios de comunicación reglados, pues cada tipo de toque suponía una orden o norma a seguir. El «Toque de Diana» militar derivó de uno de esos avisos-toques porque suponía al alba el fin del "confinamiento" dentro de las murallas o del castillo.
Campanario de iglesia, medio de avisar al "Toque de Queda" |
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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