Breve historia de la cultura afroamericana

 

Ante la prohibición de escolarizar a sus hijos, una madre enseña a unos niños a leer y los números básicos en una humilde casa de una población de Luisiana (1939).
Fuente: 
Centro Schomburg de Investigación en Cultura Negra


 El lento pero firme paso de la cultura afroamericana hunde sus raíces en los primeros esclavos que llegarían al territorio de lo que hoy es Estados Unidos. Las personas traídas a la fuerza al continente americano para trabajos agrícolas crearon una propia cultura basada en los elementos africanos de sus ancestros tribales. En los inicios estuvo marcada por ser una reacción defensiva frente a la aniquilación de la identidad de esas personas en esclavitud. Pero la conocida hoy como «Cultura Afroamericana» que identifica a los estadounidenses de origen africano comienza a materializarse más nítidamente a partir de la posguerra de la Guerra de Secesión (1861-1865); un periodo etiquetado como la Reconstrucción. 

Fracasada la llamada Reconstrucción de los Estados Unidos, una etapa entre 1865 y 1877 caracterizada por el intento de reintegrar en la igualdad estatal a los Confederados del Sur, comenzaron en estos territorios a proliferar las leyes segregadoras. Culminando con las «Leyes de Segregación» de Jim Crow; unos códigos que ceñían a la población negra a una serie de normativas de conducta cívica claramente discriminatorios. El espíritu de «unidad» que se dio con la emancipación (1865) pronto se perdió al llegar leyes locales en las legislaturas sureñas que segregaban a estos ex esclavos. Muchas de estas normativas rozaban la semi esclavitud al restringir la libertad de estas personas y fomentar la desigualdad en el trabajo, al ser los mejores empleos para las personas blancas.

 Digamos que los estados del Sur se negaban a asumir la nueva realidad de la emancipación de la población negra y de manera legal o de facto segregaron a esos conciudanos. La población blanca deseaba mantener el estado de sometimiento que habían sufrido los negros como sistema de vida. Así, se limitaron sus movimientos (guetos) y las oportunidades de empleo. Se harían arrestos arbitrarios y los malos tratos serían habituales. No contaban con la protección mínima ante la ley. Se les dificultaba su derecho a votar y  el acceso a una educación de calidad. Todas esas lacras sociales iban a motivar lo que se llamó La Gran Migración hacia el Norte.

Si en los estados costeños del Este, de la fachada atlántica, apenas vivían personas negras durante las primeras décadas de la independencia de las «Trece Colonias», la población negra iría aumentando de manera notable desde los inicios de la Guerra Civil americana. No solamente por los esclavos que huyeron durante el conflicto a los estados del Norte, también por la incipiente industrialización norteña que necesitaba de mano de obra barata. Justo durante la Primera Guerra Mundial se dio un acelerón a esta migración interna. A partir de 1915 que los hombres blancos fueron a la guerra, el Norte industrial donde se fabricaba el armamento necesitaron obreros. El recelo de los blancos iría en proporcional aumento a la emigración negra del Sur. Se apreciaba un claro rechazo a estos nuevos inmigrantes negros, incluso entre otros emigrantes de origen europeo (central y del este), por medio a que "robasen" los trabajos a los blancos. 


Los Locos Años 20 también entre la población negra.
Fotografía: Baile; fuente de la imagen:  Biblioteca del Congreso 



 Pero era mejor sufrir la segregación «normalizada» de las grandes ciudades del Norte y del Oeste que los apaleamientos, ahorcamientos y vejaciones sufridas en los estados sureños entre la población negra. Un «régimen del terror» propiciado por organizaciones terroristas tan siniestras, funcionando igual que sociedades secretas, como el Ku Klux Klan (KKK). Supremacistas blancos que empleaban la violencia y la intimidación contra sus compatriotas negros, actos que se incrementaron cuando vieron que se quedaban sin su mano de obra semi esclava. Se calcula que entre una primera oleada de emigración negra al norte en 1916 y una segunda masiva a partir de 1940, fueron más de seis millones de afroamericanos los desplazados*. Ese dato todavía sigue siendo una de las migraciones internas más grandes de la Historia. 

La vida en las grandes urbes tampoco iba a ser fácil para la población negra. Pero las infraestructuras y la administración menos controladora de las ciudades permitieron un mejor desarrollo vital de estas personas. Problemas como la vivienda y la estabilidad laboral dependieron más de la creación de redes de apoyo dentro de la comunidad negra que de las autoridades competentes. Se les negaba el crédito para hipotecas y existía la «norma tácita» entre los blancos de no alquilar viviendas a los negros. Nacerían los grandes suburbios o guetos negros. De esta manera, el sentimiento de identidad negra se fundamentó en apoyarse y protegerse. Estaría creándose una aparente «subcultura» negra dentro de la sociedad mayoritaria de un pretendido «país blanco». El tiempo demostraría que se trataba de una cultura, en este caso la afroamericana

 Cultura afroamericana que se cimentó en esa Gran Migración negra a las ciudades del noreste costeño (Washington, Filadelfia, Nueva York...), el norte interior (Chicago, Detroit...) y el oeste más industrializado (Los Ángeles, San Francisco...), desde las primeras décadas del siglo XX. En los «barrios de negros», ciudades dentro de la gran ciudad, estas personas podrán gozar de mayor libertad para crear música como el Blues, Gospel y Jazz; bailes como el swing, el charleston, el twist o el break dance. Manifestaciones artísticas ahora universales y que no existirían sin la aportación africana de estas personas. Y no solamente música y baile, lo más estereotipado de esta cultura, también la expresión literaria o la fotográfica tuvieron su esencia en esas raíces africanas


* Datos documentados en Centro Schomburg de Investigación en Cultura Negra, NYPL 



© Gustavo Adolfo Ordoño

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