Estamos felices, dicho de forma
coloquial y formalista. La felicidad no es un estado, es como la fiebre,
algunas veces se tiene más de la cuenta y otras unas décimas; aunque la mayoría
de las ocasiones no tenemos fiebre. Bueno, que estoy feliz al ver como la
diplomacia se abre camino con paso más firme que hasta ahora en el asunto de
Siria. Como defendíamos en otros textos del blog el caso sirio es una problemática
muy afectada por patrones clásicos de geopolítica. Parece que la lógica diplomática
que debía regir el mundo tras la creación de la ONU (en la posguerra de la II
Guerra Mundial) se ha impuesto para “resolver” el incidente del uso de armas químicas.
El régimen de Al Asad acepta la resolución de Naciones Unidas que le obliga a
destruir su arsenal de armas químicas.
No obstante, con esa buena
noticia, con ese aire de feliz resolución, la historia del conflicto sirio no
se acaba. Ahora, más que nunca, debemos destacar aquello que de verdad importa
en el análisis de la contienda civil en Siria. Unos elementos que deberían ser
prioridad en las resoluciones de la ONU y en las mesas de influencia diplomática:
- Cerca de 6 millones de sirios están desplazados y/o refugiados dentro de la misma Siria y en los países vecinos (Líbano, Jordania, Irak, Turquía...). El calculo de ACNUR (Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas) es que se llegue a los 3,45 millones de refugiados en países limítrofes y otros 2,5 millones de sirios desplazados en el interior, huyendo de las zonas de guerra a lugares más tranquilos. Cifras menores de refugiados han entrado en los libros de Historia como verdaderos éxodos.
- Los refugiados, obviamente, viajan con lo puesto. La necesidad de materiales para cobijarse, vestirse, asearse y de alimentos en los numerosos campamentos que se han creado es evidente. La respuesta internacional está siendo muy tibia.
- Dentro de ese verdadero éxodo de millones de personas existe ya más de 1 millón de niños refugiados, según las cifras de la ONU, por causa de la guerra civil en Siria. Es claro que a este tipo de refugiado a la condición de desplazado forzoso y exiliado se une la delicada condición infantil.
- Los niños del campamento de Zaatari (en el desierto jordano, el más grande con la población de una ciudad, 150.000 refugiados) no acuden regularmente a las tres escuelas improvisadas. Los niños de Zaatari juegan a juegos violentos y relatan a sus amigos, compitiendo entre ellos, las historias más truculentas que vivieron en sus ciudades natales.
- La contienda en Siria sigue creando refugiados, a centenares llegan a los campamentos de Turquía cada día, por ejemplo. Se ha apreciado un incremento notable del emigrado sirio a la Europa del Sur. Lógico.
- La guerra en Siria sigue, independiente del uso o no de armas químicas por cualquier bando, generando miles de heridos, mutilados y muertos entre la población civil.
En suma, para seguir con estas
décimas de febril felicidad proporcionada por la buena noticia de los acuerdos
de Nueva York, me gustaría que la ONU continuase trabajando a golpe de
diplomacia internacional lo que verdaderamente importa en Siria.
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