Los colores de la bandera española en las cajas de Cooperación Española |
Llevamos un mes de octubre en España donde no paramos de decir que
vivimos jornadas históricas. Y es cierto y no lo es. Me explico. El 'Desafío Independentista', un titular
efectista pero real, ha estado forzando la historia con jornadas que hubiesen
cambiado no solo la idea que se tiene de España, también su composición
administrativa territorial. Un asunto de mapas y tiralíneas con escuadra y cartabón
que a estas alturas del siglo XXI provoca vergüenza ajena. De todas maneras,
por mucho que la pasión de unos y otros lo deseen la ‘Historia’ no ha “transcendido”.
Sin embargo somos ciudadanos
soberanos de un país que desde su nacimiento se cuestionó su identidad. Algo
que en principio no debería ser negativo, la
duda es sinónimo de inteligencia, pero que leyendas negras y prejuicios
ideológicos ha convertido en deporte nacional... no, más todavía, en juego
internacional, pues en Iberoamérica también les “toca” el tema. Empezando por
la elección de la fecha del ‘12 de Octubre’ como día de la Fiesta Nacional.
Por mucho que se matice que no es
una herencia franquista, de gustos imperialistas, que se eligió durante una
administración de izquierdas en los años ochenta, al final lo que permanece es
la idea de que España celebra ser un
país de Pizarros y Corteses, conquistadores de civilizaciones
milenarias (vistas de manera ridícula por mucha gente como Repúblicas
Socialistas Bolivarianas, víctimas de una invasión de “marines” sanguinarios). Así
pues, con una Generalitat en rebeldía, como ocurrió otras veces, eso sí que es
cierto y histórico, sin duda, tendremos otro 12-O
con la incomodidad de la polémica y la falta de respeto en muchos comentarios
llenos de desprecio.
A la derecha española se le culpa, con razón, de ser una fábrica de
independentistas catalanes por sus muchas desacertadas decisiones para tratar
el conflicto, que era político solamente y ahora es social, económico y, como
se ve por desgracia, cultural. Pero a la izquierda
española (y catalana, junto a las agrupaciones independentistas donde te encuentras burguesía de derechas que pactaba con la española) habría que comenzar a
denunciar como gran factoría de “españolistas”, de ultra-nacionalistas
españoles, y de remover a una extrema
derecha que era una de las más irrelevante de Europa. Lo inteligente sería
respetar la fiesta nacional y dejar de usarla como foco para otros debates, legítimos
e interesantes, pero que son improcedentes y dañinos para el civismo necesario
en toda democracia que se precie.
De todas formas y, por supuesto,
desde Pax augusta les deseamos una: ¡Feliz Fiesta Nacional, feliz Día de la Hispanidad y feliz Día del Pilar!
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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