Entrada al búnker El Capricho, construido en la Guerra Civil española en Madrid. Fuente de la imagen |
Hasta hace unas semanas nadie sabía en el Senado francés que un busto de Hitler dormía el tiempo de la historia bajo el edificio senatorial. Una gran bandera de tres metros con la esvástica, la escultura del dictador y varias cajas con documentos nazis han vivido bajo el templo de la democracia francesa sin que se percataran de ello los senadores ni los responsables del mantenimiento del búnker donde se “escondían”. Ese búnker se construyó en 1937, en tiempos prebélicos, para proteger a sus señorías de posibles bombardeos.
Que pasaran casi ochenta años sin
que nadie diese razón de esos objetos es lo que ha escandalizado a los
franceses. Tuvo que ser un periodista de prestigio, tras una investigación, en el diario Le
Monde, Olivier Faye, quien
advirtiera ese olvido histórico bajo uno de los templos de la democracia en la
República francesa. Los historiadores que han salido a exculpar al presidente
del Senado, Gérard Larcher, afirman
que la aparición de esos objetos en el búnker del edificio senatorial no guarda
ningún culto al nazismo ni nada conspirativo. Sería consecuencia del caos que
vivieron los franceses tras la
liberación de París en agosto de 1944. Todo el mundo quería un recuerdo de
esos tiempos, aunque fueran oscuros. Un pedazo de bandera nazi, un casco
alemán, una pistola Luger, un águila
nazi...
Algún jardinero o administrativo
del Senado vio como “trofeos de guerra” quedarse con esos objetos, que se
depositaron- o ya estaban- en el búnker.
El edificio del senado, que es el Palacio de Luxemburgo, y su búnker habían
estado ocupados por jerarcas de la Luftwaffe
desde la ocupación nazi en junio de 1940. Otra hipótesis es que se olvidaran de
ellos en su huida, aunque resulta extraño al considerar que los franceses
borraron cualquier huella nazi en los lugares públicos y oficiales. La
alternativa para estos incómodos objetos que han resucitado un periodo
humillante de la historia francesa, será el pasar a ser patrimonio de museo.
Acabarán en otro búnker, sede actual del Museo de la Liberación de París.
Imagen del Museo-Búnker sobre la Liberación de París |
El más famoso entre los búnkeres
nazis estaba a 15 metros de profundidad en una plaza cercana al jardín de la
Cancillería del Reich en Berlín. Era el Führerbunker. El lugar construido
por el arquitecto del régimen, Albert Speer, a prueba de bombardeo masivo con un techo comenzado a unos 8 metros
de profundidad y compuesto de 3 metros de hormigón (se piensa que reforzado con
acero), fue ocupado por Hitler en sus últimos meses de vida. Los soviéticos al
tomar Berlín en 1945 destruyeron las construcciones exteriores visibles y el
primer nivel para que no se convirtiera en un santuario nazi. En la Alemania Oriental construyeron en 1988
unos apartamentos y un parking sobre gran parte del espacio que ocupaba el
búnker. Ahora un cartel discreto explica que recientes sondeos han comprobado
que los pisos de los últimos niveles se conservan casi intactos. Y eso será
todo, casi nadie quiere en la Alemania
actual desenterrar ese pasado tan hiriente.
En España también se construyeron búnkeres
en la Guerra Civil. Son conocidos los de uso militar porque aún se pueden
ver en algunas líneas de los diversos frentes, como los del Alto del León, en
el Puerto de Guadarrama (entre Madrid y Segovia). Pero es menos conocido el búnker empleado por la Junta de Defensa de Madrid de la República para
llevar allí el Estado Mayor, el cuartel general, del Ejército del Centro. Los sótanos
del ministerio de Hacienda se habían quedado pequeños y no eran seguros ante el bombardeo constante de las tropas de Franco.
El general José Miaja, Jefe del
Ejército del Centro y encargado de las principales operaciones ofensivas y de
defensa de la República, aconsejó la construcción de un búnker en la finca de
los marqueses de Osuna, en el jardín de El Capricho (Alameda de Osuna).
La construcción se ajustó a las
mejores técnicas de ingeniería militar
sobre este tipo de habitáculos de la época y nada tiene que envidiar a los
muchos que se hicieron en Europa pocos años después, al estallar el conflicto
mundial. Hace poco tiempo que se ha recuperado para las visitas de interés histórico,
desde el 2017 se puede visitar previa reserva en la administración municipal
que gestiona el patrimonio cultural e
histórico de Madrid. En este enlace encontrarás más información si te
interesa conocerlo.
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