CAMPOS DE CONCENTRACIÓN... PARA PESIMISTAS




 Quería hacer una valoración o análisis en breve crónica de esta situación tan lamentable en Madrid con una ya segunda ola de contagios de Coronavirus. Pero no me salía nada interesante. Si lo politizaba mucho, lo único que hacía era deprimirme más porque es verdad que la gestión de la presidenta Ayuso es penosa. No hay discusión en eso. Aunque luego la razón me advertía que con un gobierno de otro signo político la situación no sería muy distinta. Las circunstancias son las que son por los actos que todos hemos cometido. En Aragón y Cataluña comenzaron a tener restricciones en julio-agosto en barrios llamados obreros y en ciudades gobernadas por la Izquierda. No hubo críticas políticas, los comentarios eran parecidos al dicho muy extendido cuando las penas son de otros: “¡Qué estarán haciendo estos catalanes!”. Ahora, de Madrid, supongo que también se dirá: "¡Qué hacen estos chulos madrileños para contagiarse tanto!" Y, además, para terminar de «apocaliptizar» todo está la singular Ayuso y Cia. 

Me pongo a pensar en un posible «gobierno técnico» formado por médicos y gestores de crisis como la SALVACIÓN. Que el caos sea tan grande que se tenga que dar ese “golpe de estado” y se intervenga a la Comunidad de Madrid. Pero nadie dará ese paso, y menos el gobierno central. La chapuza de Madrid salpica a todos, empezando por La Moncloa porque no se puede (ni debe) cambiar el discurso de que la pandemia no entiende de partidos políticos ni de gobiernos autonómicos o nacionales. Es asunto de todos y culpa de unos cuantos, claro. De los que ya vivían en guetos limitados por la «condición socioeconómica» precaria. Algo que se pensaba pero no se decía y ahora se dice aunque sea de manera indirecta y no se deja de pensar. En los programas matinales de radio y tele, en los apartados de consejos de salud para toda la familia comienza a divulgarse la idea de que hay que “huir de los pesimistas”. Evitar a las personas que solo dan problemas o que tienen una actitud negativa… 

De los barrios confinados a los «campos de concentración para pesimistas» 
solamente hay un paso.

Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador

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