Sin novedad en el frente; cuando una película resume mejor que nada el aniversario de la Guerra de Ucrania

 

Cartel anunciando la película Sin novedad en el frente


Una película alemana antibelicista y pacifista de 2022, Sin novedad en el frente, es el mejor balance del año de guerra en Ucrania


 Existen los aficionados al cine bélico y/o los espectadores interesados en películas de guerra. En este tipo de cine se da la paradoja de que, en mi opinión, las mejores son las películas con una fuerte carga antibelicista. Senderos de gloria o Apocalypse Now, serían ejemplos perfectos para acreditar mi argumento. Soy consciente de una cosa, quizás algún lector piense que estoy haciendo trampas, que esas películas son directamente antibelicistas y no fueron ideadas como «puro» género bélico. Pues bien, les pido que hagan un rápido balance y que acepten que en casi todas esas mejores (de buena calidad) películas de guerra existe un apunte al mensaje antibelicista. Está el soldado con mirada perdida que se amarga el alma ante su más que posible fatal destino; o el oficial con remordimiento de conciencia al tener que mandar a una muerte segura a sus tropas.

Hago estas apreciaciones porque he elegido para escribir este editorial de Pax Augusta una película de guerra declarada en forma y fondo antibelicista. Es más, está basada en el clásico de la literatura antimilitarista con el mismo título del escritor germano Erich Maria Remarche. Es la tercera -y reciente- adaptación al cine de esta novela, con la particularidad de ser por primera vez de producción alemana. Una perspectiva germana para una novela que fue quemada por los nazis en los «pogromos» de libros que hicieron al llegar al poder. La consideraban antipatriota y pacifista. Ya ven, dos rasgos aborrecidos por la Alemania nazi y a contracorriente de lo que se vivía en el mundo en esas fechas. Por eso - y por muchas cosas más- esta película resulta en estos otra vez tiempos de guerra una reflexión de gran vigencia y muy oportuna. Está teniendo muy buena acogida en los mejores certámenes de cine. 


Fotograma del tráiler oficial de la película en la plataforma Netflix

   

 Con toda probabilidad la película seguirá ganando premios cinematográficos; es seria candidata a varios Óscar y ha arrasado en los británicos Bafta 2023. Algo raro porque se trata de una película alemana triunfando en Londres; y no es un tópico lo que digo porque les aseguro que los prejuicios hacia la cultura alemana siguen latentes en el mundo anglosajón desde, precisamente, las pasadas guerras mundiales. Además, su director alemán Edward Berger ha optado por incluir una perspectiva más política que no viene en la novela, que posee el formato de un diario con las experiencias íntimas de un joven soldado en la Primera Guerra Mundial. Esa perspectiva política ha sido incluir una subtrama sobre las negociaciones de un alto el fuego y luego la paz (rendición alemana) en el famoso vagón de Compiègne (base para el posterior Tratado de Versalles).

Un acierto porque también sirve para reflexionar sobre la dialéctica que se crea siempre en una guerra sobre el cómo ponerla fin. Ya sea al final, cuando los combatientes están exhaustos y uno de ellos es un poco más el perdedor (caso alemán en la IGM); o bien cuando el fin es tan evidente como la derrota total de uno de los bandos (caso alemán de la IIGM). En este año que se ha cumplido de la guerra provocada por la invasión injustificada de Rusia a un país soberano como Ucrania, mal simplificado en Guerra de Ucrania, podemos ver todas las tramas de la película. Jóvenes engañados por la propaganda patriótica acaban en el frente de una guerra absurda, mal planificada en el terreno de combate y magnificada sobre el papel político. Estancamiento durante largos meses del frente. Planteamiento sobre quién está ganando y quién perdiendo para «forzar la paz».

 De esta manera, en casi tres horas de película podemos condensar este año de guerra en Ucrania. Aunque el tiempo es muy relativo, para los ucranianos la guerra va para nueve años, desde la anexión de Crimea por Rusia y su intervención en el Donbás. Y llevan razón, lo que pasa es que en Occidente nos hemos apuntado a la «trágica fiesta» cuando el oso ruso ha reaccionado de forma feroz e inesperada ante un panal de miel que creía era suyo y que otros se lo iban a quitar. Eso fue el 24 de febrero de 2022, justo ahora hace un año. 

Todo pasa muy deprisa, incluso el llegar a pensar ya en una solución de paz cuando todavía los contendientes no están exhaustos y ninguno puede decir que está ganando la guerra. Cada uno sigue defendiendo su postura; la de Ucrania es la única justa porque se trata de su legítima supervivencia, pero con eso sólo no se puede ganar; la de Rusia es una absurda reivindicación basada en irrealidades geopolíticas, desfasadas y nostálgicas (imperialismo ruso y soviético). En fin, que si quieren ver un final a todo esto por ahora se van a tener que conformar con ver la excelente película, Sin novedad en el frente.  


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