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Fotograma de la película, La Tierra contra los platillos voladores (Fred F. Sears, 1956) |
El derribo de objetos volantes no identificados (OVNI) de estos días por EEUU ha suscitado teorías de todo tipo. Todo ha sido por un exceso de celo en la vigilancia de los radares de Norteamérica, tras detectar el paso de un supuesto globo espía chino atravesando de punta a punta esa región. Por este motivo se afinaron las detecciones, aumentando la aparición de estos objetos que incluso un general del Pentágono llegó a valorar como «extraterrestres». La fuerza aérea ha derribado hasta cuatro objetos sin identificar. En Pax Augusta os contamos la época en la que el cielo se llenó de OVNIS...
Como historiador siempre me he acercado a este tema con reparo; como periodista siempre me ha atraído con sumo interés. Creo haber sido honesto y buscado el equilibrio cuando lo he tratado. Porque ya saben, son dos oficios donde se exige la mayor objetividad posible. Sin embargo, no oculto cierta incomodidad al enfrentarme a los datos que encuentro sobre la cuestión. Lógicamente, es un terreno que siempre cultiva la especulación. Los documentos acaban clasificados por estar la mayoría relacionados con «incidentes militares». Investigar como informador es complicado cuando se te bloquean muchas fuentes; y como historiador te debes al rigor de los datos, junto a la imposición de confirmar los hechos que tienen ambas profesiones.
Para muchas personas es un tema serio y nada especulativo. Tanto que se ha tratado como una «ciencia» llamada ufología (de UFO, Unidentified Flying Object). Algunos han empleado «metodología de historiador» para defender sus teorías, como las que dicen que los avistamientos de objetos voladores no identificados se ha dado en la historia de la humanidad desde siempre. Aportando la documentación de textos tan «irrefutables» como los de la Biblia, por ejemplo. Lo que debería interpretarse como señales divinas o simbologías religiosas creadas para «ilustrar» el discurso de un profeta, es interpretado también como posibles avistamientos de OVNIs. Uno de los versículos más enigmáticos en este sentido son los que se pueden leer en Ezequiel 1: 5-24.
17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban.
18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban...
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Otras «fuentes históricas» supuestas que confirmarían la visita de extraterrestres a la Tierra desde tiempos remotos se han querido ver en algunos dibujos de los códices medievales, en bajorrelieves de civilizaciones mesoamericanas o incluso en pinturas rupestres (¡!). En mi opinión son interpretaciones demasiado interesadas en demostrar algo como si fuera evidente, pero con escaso fundamento. No obstante, las técnicas de investigación para historiadores sí que nos servirían para intentar explicar lo más objetivamente posible «el hecho»; que en este caso es el «fenómeno OVNI».
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No, no es un globo espía chino; es otro fotograma del film La Tierra contra los platillos voladores dirigida por Fred F. Sears, en 1956, y con efectos especiales
del mítico maestro de la stop-motion, Ray Harryhausen
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Por ejemplo, el estudio del contexto histórico donde se originó esta cuestión que ha trascendido a todos los niveles. Culturales, calando en la cultura popular; artísticos, con la creación de un género cinematográfico; políticos, cuando se ha usado como base de muchas teorías conspiratorias; científicos, al señalarse el aliciente de encontrar vida extraterrestre en muchas de las misiones espaciales de las últimas décadas (ejemplo, el rover 'Opportunity' en Marte); incluso espirituales, cuando se han creado «religiones» basadas en seres superiores de otras galaxias. En fin, un fenómeno que cuando menos debe ser estudiado en toda su dimensión.
Eso sí, intentando separar lo irracional de la hipótesis con elementos verosímiles. Algo que resulta complicado cuando los defensores de la ufología hacen planteamientos que rozan el dogma. ¿Cómo vamos a ser los únicos seres inteligentes del Universo?; se preguntan con cierta indignación. Pues con la misma «fe dogmática» se les puede contra argumentar que, por ahora, la evidencia es que sí, que en efecto somos la única inteligencia en el universo. Hasta que se pueda comprobar lo contrario, nuestra «soledad intergaláctica» es la premisa más objetiva. La ciencia espacial está trabajando para rastrear vida extraterrestre, incluso para contactar con ella por si fuese inteligente. Son proyectos dentro de la «racionalidad», pero también llenos de cierta utopía.
Hay un dato histórico que tiene consenso en el origen del fenómeno OVNI en la historia contemporánea. El piloto Kenneth
Arnold sobrevolaba el estado de Washington, era una jornada relativamente despejada del 24 de
junio de 1947. Todo transcurría en la normalidad de un rutinario vuelo, hasta la
aparición en su campo de visión de nueve objetos brillantes que volaban a gran
velocidad. No tardó en avisar de su avistamiento tanto a la torre de control
como a las autoridades aéreas. Sin embargo, con quien primero habló al
aterrizar fue con un periodista, Bill
Bequette, que al hacer la entrevista interpretó la descripción que hizo el
piloto de los objetos como si fueran platillos boca abajo.
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Portada de una de las primeras revistas de Ufología en los años 50 |
Nacía un término, platillos volantes, que haría furor en
la siguiente década (1950) en los medios de comunicación al aumentar los
avistamientos y todos, curiosamente, asemejarse a platos voladores. Existieron precedentes de avistamientos extraños de pilotos de combate en la II Guerra Mundial, pero no están considerados fiables por el llamado «estrés de guerra». Así que el incidente de los platillos volantes del piloto privado Kenneth Arnold es el dato histórico reconocido como origen del fenómeno UFO. Luego, el aumento de apariciones de extraños objetos voladores se explicó en el contexto particular de la Guerra Fría.
Curiosamente la mayoría de estos avistamientos fueron en el ámbito del mundo occidental o bloque capitalista. Del recuerdo al miedo de las bombas V2 nazis se pasó al temor de los misiles nucleares soviéticos. Los avances tecnológicos se aplicaban también, y sobre todo, a la industria militar. Por ejemplo, artefactos espías y aviones cada vez más sofisticados se sabía que existían, pero la paranoia por la amenaza de una potencial guerra nuclear los convertía casi siempre en OVNIs extraterrestres.
Así se explica, cuando aumentan los avistamientos extraños, la tendencia en nuestro imaginario colectivo a considerarlos «visitas extraterrestres». Ha ocurrido hace escasas semanas, cuando desde el mismo Pentágono en Washington no se descartó como una explicación más esa posibilidad, que los objetos voladores no identificados procedían del espacio...
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