Y los grandes filósofos siguen siendo alemanes...

 

Hitler saluda a un "niño soldado" el día de su cumpleaños en abril de 1945, pocos días después se suicida en el búnker. El gran filósofo alemán, Jürgen Habermas, tenía la misma edad y pudo haber sido ese joven forzado a luchar hasta el final por el régimen nazi


 Leía este verano unos cuantos artículos y entrevistas a filósofos renombrados que eran tratados como los últimos grandes de la historia de la filosofía. Daba la particularidad de que la mayoría eran alemanes o de raíces culturales germanas. Algo que recuerda al panorama predominante en la cultura occidental desde mediados del siglo XIX, con un destacado papel de los filósofos alemanes en el devenir de la historia del pensamiento. Recuerden, si no, de donde provienen Karl Marx y su coetáneo Friedrich Engels; sin olvidar el precedente de Hegel, llamado la «conciencia de la modernidad». Así que me dio por pensar que poco habían cambiado las cosas, a pesar de estar viviendo en toda Europa, según los mismos filósofos, una época pobre de «grandes pensadores».

Entre esos muchos (y alguna filósofa de origen alemán, como Hannah Arendt) filósofos alemanes contemporáneos, todos influidos por el controvertido Martin Heidegger que llegó a militar en el partido nazi (1933-1934), el periódico que publicaba esas entrevistas destacaba a dos que siguen vivos, Peter Sloterdijk y el renombrado Jürgen Habermas. A pesar de ser Habermas más mayor, ambos representan a unas generaciones determinantes para la historia más contemporánea, marcadas por la Segunda Guerra Mundial y su posguerra europea. En la obra de estos dos «grandes filósofos» existe una advertencia a esa actual «mediocridad existencial o crisis civilizatoria»

 Sloterdijk nos afirma que existe una sensación de banalidad y frivolidad, un «ambiente gris», donde parece refugiarse el ser humano del presente para no pensar en el futuro. Algo muy diferente a lo que tuvieron que hacer las personas de su generación y, aún más, las de la generación de Habermas. Este último tuvo hace más de quince años que defenderse de una difamación aparecida en la biografía de otro pensador alemán, el historiador Joachim Fest, que insinuaba la posibilidad de un Jürgen Habermas alistado a los dieciséis años en el Ejército de la Alemania nazi

Habermas, el filósofo alemán considerado referente moral universal, no elude la responsabilidad histórica que las generaciones alemanas posteriores al régimen nazi deben asumir. «Lo peor de nuestro gravoso pasado nacional estriba en la circunstancia de que un régimen obviamente criminal fuera respaldado durante tanto tiempo por una parte tan amplia de la población (fuente de la cita)». Sin embargo, aunque tuviese edad para rememorar ese pasado (16 años en 1945), Habermas mantiene que no era lo bastante mayor para hacerse culpable y responsable de los crímenes de ese régimen. Ganó el juicio por difamación.

 Con 95 años cumplidos el pasado 18 de junio, su «pensamiento activo» en más de setenta años no ha dejado huecos a las sombras grises de la indolencia política del presente contra la democracia. Siendo ese adolescente como el de la fotografía que ilustra este texto, su vida por fortuna nos cuenta no le llevó a participar bélicamente. Todo lo contrario, fue un joven que escuchó por la radio de manera atenta los juicios de Nuremberg descubriendo toda la inhumanidad del régimen nazi en el que había nacido. Comprendió así la necesidad de llevar a la sociedad alemana y al resto del mundo por el camino de la «democracia humana». Esa ha sido la base de su magna obra filosófica en este casi siglo de vida. 


«Siempre defender el derecho a tener derechos» (Hannah Arendt)



@Gusorma

Publicar un comentario

0 Comentarios