Ataques en la Red. Cada vez son más frecuentes y potentes a las páginas de gobiernos, ministerios, empresas multinacionales y grandes bancos.
La potencia europea, Alemania, se prepara para la guerra...o, más bien, para la defensa. El pasado 16 de junio, el ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich inauguraba el proyecto "Ciberdefensa Nacional", un centro de gestión coordinada que aglutinaría todas las acciones de contraataque y defensa encaminadas a detener los cada vez más numerosos ataques cibernéticos a sus organismos.
Preparativos bélicos
No solo Alemania, también la OTAN y el gobierno de los EEUU están endureciendo el lenguaje, tornándose bélico, para hacer referencia a esos ciberataques de los "hackers". El Pentágono considera que las respuestas a esos nuevos "guerrilleros" deberían seguir estrategias militares y no el simple protocolo de las empresas antivirus.
La OTAN, por su parte, ultima un "Cyber Equipo Rojo", una especie de comando de élite de especialistas en seguridad informática, pero dispuestos a dar respuestas de carácter ofensivo, es decir, emplear la misma medicina que los atacantes. Para ello se adiestrarán simulando ataques a gran escala y se infiltrarán en servidores sospechosos.
Wikileaks, primer héroe de guerra
Esta guerra del siglo XXI ya tiene sus héroes y villanos. Tras la detención de Julian Assange, muchos seguidores de este "filtrador" de información confidencial, obtenida por medios telemáticos y con maneras propias del espionaje de la "Guerra Fría", hicieron anónimos ataques contras las web de los gobiernos y autoridades que protagonizaron su detención.
De entre todos los "hackers" destacan los que se autodenominan Anonymus , fueron los que más protagonismo obtuvieron al defender a Assange con el bloqueo de las páginas de todas las empresas y organismos que retiraron su relación con la web de "Wikileaks", como fueron las web de Visa, Paypal, Mastercard, o Amazon.
Batallas en España
En España Anonymus ha tenido gran protagonismo las últimas semanas, tras la detención de tres de sus integrantes, la policía hizo el anuncio con una puesta en escena y un lenguaje propios de la detención de una cúpula terrorista. Inmediatamente el grupo recordó, colgando un vídeo en Youtube que solo son un grupo de cibernautas dispuestos a defender la libertad en Internet, sobre todo la libertad de expresión.
Cuando se detuvo a la "supuesta cúpula de Anonymus en España", la web de la policía sufrió un colapso de varias horas, un ataque respuesta de los seguidores de Anonymus. Aún hay más, para el domingo 26 de junio un portavoz (que no líder, ya que no reconocen líderes entre ellos) anuncia a través de un vídeo también en Youtube que se hará un ataque masivo contra la multinacional de telecomunicaciones, Telefónica. La razón principal para ello es su protesta por el recorte laboral previsto en la compañía y por la falta de "transparencia" de esta empresa.
Nuevas tecnologías, nuevas armas
Los ataques suelen consistir en sofisticados bloqueos de los servidores o códigos de red; en el caso del ataque contra Telefónica será un ataque de denegación de servicios (DDoS), según palabras del propio miembro de Anonymus. La cuestión es cómo evitarlos o contrarrestarlos, cuando las mismas autoridades dedicadas al orden y la seguridad reconocen que es casi imposible, una vez que se inicia el ataque, poder anularlo.
El reto de todas estas oficinas o agencias con carácter militar que se están creando para luchar contra los considerados "piratas informáticos" o "terroristas de la Red" sería el de poner al servicio de la protección y defensa todas esas nuevas técnicas que Internet está desarrollando para su infinita capacidad de comunicación. Pero se da la paradoja que cuanto mayor es la "libertad" y la apertura que ofrece la Red, mayor es la imposibilidad de ponerle cotas o limitaciones.
La paz cibernética
Muchos piensan que para que haya paz antes se debe tener una guerra. Los ejemplos que hemos citado se quedan, por lo visto, en juegos de "piratas informáticos", ya que la CIA, el mismo Pentágono o la Inteligencia británica, alertan de que la guerra cibernética corre el peligro de encrudecerse al entrar en ella países muy preocupados por su "intimidad" informática, como China, Irán, Cuba o Corea del Norte. En otras palabras, el gigante asiático y "el eje del Mal".
Los miedos de Occidente son los de ver cómo esos posibles enemigos cibernéticos van mejorando sus capacidades de espionaje, ataque y defensa en la guerra informática, que como en la Guerra Fría, suponía el poder de disuasión que otorgaba el obtener un misil mejor y más letal que el oponente. Ahora se están propiciando y promoviendo ciberataques para producir presiones diplomáticas o económicas, en beneficio de la potencia que los desarrolla.
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