Las bombas sobre Guernica se hacen octogenarias

Uno de los detalles más impactantes del cuadro 'Guernica' de Picasso

Ahora que está muy de moda el uso de la mentira vestida de verdad, lo que se ha bautizado con el vanguardista término de “posverdad”, tenemos una conmemoración que podría haber sido más difundida y analizada. Me refiero al cumplimiento ayer, 26 de abril de 2017, del 80º aniversario del bombardeo de la ciudad –emblema- vasca de Guernica o Gernika en euskera. Este hecho sufrió otra época de mentiras convertidas en verdades por el régimen franquista y por los nazis, autores de tal barbarie. Se llegó a afirmar por los responsables de este crimen, que Guernica fue volada por los propios republicanos, mineros asturianos desplazados del frente Norte y los gudaris-soldados- vascos, para llamar la atención internacional. Un “dar pena” falso para conseguir el apoyo de las democracias, pues solo la Unión Soviética apoyaba a la República

 ¿Les suena, verdad? Es lo que se hace en Siria, en otra guerra civil, donde la batalla también se lleva a la propaganda política y bélica que intenta desprestigiar al enemigo y culpar a éste de todos los crímenes cometidos en la contienda. En el caso de Guernica, la verdad que se quiso manipular constó nada menos y nada más que de 7.000 bombas, unas 30 toneladas de explosivos, durante 3 horas y cuarto. Un infierno inmortalizado por el cuadro de Picasso ese mismo año. Pintura que también está de aniversario y que por mucho que falseen la historia ella permanece impoluta, expresando el hecho en toda su crudeza y realidad.

Los nazis experimentaban (pensaban ya en la Segunda Guerra Mundial) sus armas de destrucción masiva sobre la población vasca, en la primavera de 1937, a escasos meses de cumplirse el primer año de guerra. Era evidente que el apoyo de Berlín a Franco, junto con el fascismo italiano porque se olvida la participación de los Savoia-Marchetti y los Fiat de la Aviazione Legionaria Italiana, iba en serio, no era palabrería y retórica diplomática. La Legión Cóndor alemana fue una unidad aérea de combate en la guerra civil española preparada con la “característica” profesionalidad germana. Las mentiras que rápido se vertieron sobre esta infamia hacen imposible saber aún hoy día si fueron 200 o 1.600 los muertos. Aunque viendo las fotografías aéreas de la devastación, a mí el dato de 1.600 víctimas se me queda corto.

La vista de Guernica tras el bombardeo habla de la "verdadera" eficacia del ataque 

Esa verdad, manipulada hasta la saciedad por los vencedores de la guerra, cumplió 80 años. Una barbarie octogenaria que intenta recordarse a sí misma desde una sociedad moderna y democrática, a pesar de los continuos ramalazos de franquismo que se siguen sufriendo en parte del Ejército y hasta por parte de la sociedad y de divulgadores e historiadores reconocidos. La ciudad de Guernica, Gernika, cada 26 de abril intenta hacer memoria histórica digna y en esta fecha redonda se han preparado desde el ayuntamiento y otras instituciones varios actos conmemorativos, como el singular acto de reconciliación entre un superviviente del bombardeo y descendientes del comandante nazi que mandaba la Legión Cóndor y uno de los pilotos participantes. 

El abrazo entre el nonagenario Luis Iriondo Aurtenetxea, superviviente del bombardeo de Guernica, con dos descendientes de jerarcas nazis que participaron en ese “raid”, Dieprand von Richthofen y Karl-Benedikt von Moreau, es, sin duda, el acto más emotivo de los que se celebran esta semana en Guernica. Muestra de los deseos de reconciliación y paz de una ciudad que a su pesar se convirtió en símbolo de la sinrazón bélica que suponía bombardear en masa a civiles. Y es también un ejemplo de que la verdad sobre la masacre de Gernika se hace octogenaria, olvidadiza y anciana, aunque por ello más sabia y humana que nunca.



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador 

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