El V-2, el primer misil balístico de larga distancia de la historia |
¿Se imaginan otra Hiroshima pero esta vez en Pyongyang o Seúl?
Es probable que no, que ya no tengamos capacidad para sorprendernos de nada o de sentir verdadera alarma si no es por algo muy próximo a nuestro contexto vital. Hagamos un esfuerzo de imaginación que nos permita profundizar en lo que significaría un acto de locura de los dirigentes de Corea del Norte, que desencadenaría una catástrofe nuclear mundial, o en lo que supondría la respuesta a esa locura por parte de Seúl y su mentor, los Estados Unidos, reaccionando con mayor contundencia, como ha insinuado el nada diplomático presidente Trump.Si es aficionado a las películas de catástrofes, con esos increíbles y realistas efectos especiales, le será fácil imaginar un Pyongyang arrasado del mapa, en plan hecatombe nuclear-zombi. Aunque antes, los norcoreanos, pueden haber recreado ese mismo escenario en Tokio o en cualquier ciudad costera estadounidense. Pero aún así, a pesar del esfuerzo imaginativo, estoy convencido de que su preocupación por una posible guerra nuclear no es tan consistente y sincera como lo era para nuestros padres y abuelos. En el Londres de 1943 sus habitantes fueron los primeros en experimentar la desazón de poder ser "borrados" del mapa por culpa de un arma de destrucción indiscriminada y lanzada desde larga distancia: el misil nazi V-2.
Demostración de músculo balístico en los desfiles de Corea del Norte |
Los científicos alemanes eran los mejores en tecnología balística con el uso de cohetes. Acabada la II Guerra Mundial se produjo una lucha nada disimulada entre las dos grandes potencias, la Unión Soviética y EEUU, por conseguir a estos expertos que desequilibrarían a favor del bloque que los tuviese el desarrollo de las nuevas armas ya apuntadas por los nazis. A raíz de lo comprobado en el trascurso de la historia, se puede decir que ambas potencias obtuvieron un similar aporte científico de los técnicos alemanes. Quizás los soviéticos consiguieron "fórmulas" de eficacia más rápida, porque en cuestión de propulsión sus cohetes estuvieron algo más avanzados que los estadounidense en la década de los 50. Fue una ventaja mínima, en la década de 1960 ya fueron igualados por los Estados Unidos.
Se sabe que EEUU tuvo la idea de lanzar con un cohete la bomba nuclear contra Hiroshima. Sin embargo, el nivel tecnológico alcanzado no permitió crear una "V-2" americana con cabeza nuclear, a pesar de tener ya en sus filas a científicos claves para la historia de la balística como el célebre von Braun (padre de la V-2). La bomba nuclear que destruyó la mítica ciudad japonesa fue una convencional "bomba guiada", término militar para este tipo de arma. Y si somos detallistas, ese plan inicial de lanzar un cohete con la bomba nuclear hubiera sido el primer y único misil nuclear lanzado en una guerra. Los misiles nucleares no se han utilizado en conflictos, afortunadamente. Todos los misiles con cabezas nucleares han sido lanzados en pruebas, contra páramos de desiertos o atolones aislados en el Pacífico.
La Guerra Fría se caracterizó por la capacidad de disuasión nuclear entre los dos bloques que dividían el mundo. A un lado y al otro del 'Telón de Acero' se sabía de la capacidad del otro para una aniquilación total del enemigo y la más que probable destrucción de la humanidad. Eso no fue óbice para que las dos potencias se enzarzasen en una frenética lucha por conseguir superar las capacidades tecnológicas del otro en misiles balísticos, el arma definitiva de destrucción masiva. Misiles de renombrados nombres como el Scud soviético o el Tomahawk estadounidense, protagonizaron los informativos mundiales desde las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo. El Scud tuvo una gran acogida y eso que para muchos expertos consistía en una simple mejora de la V-2; vendió a centenares de países, de todos los posicionamientos políticos aunque predominando en los "anti-occidentales".
Es cuanto menos curiosa la extraña coincidencia entre el afán por construir un eficaz misil balístico de larga distancia del líder norcoreano, Kim Jong-um, que le proporcione la disuasión definitiva contra cualquier intento de Estados Unidos de acabar con su régimen, y la soberbia que hizo pensar a Hitler que con la V-2 había conseguido el arma definitiva que le permitiría subyugar de una vez por todas a los Aliados. Curiosa relación porque parece que el mundo desde la primera mitad del siglo XX se empeña en poner su futuro en manos de una trayectoria balística...
Un "apreciado" Scud, en un transporte militar búlgaro |
Es cuanto menos curiosa la extraña coincidencia entre el afán por construir un eficaz misil balístico de larga distancia del líder norcoreano, Kim Jong-um, que le proporcione la disuasión definitiva contra cualquier intento de Estados Unidos de acabar con su régimen, y la soberbia que hizo pensar a Hitler que con la V-2 había conseguido el arma definitiva que le permitiría subyugar de una vez por todas a los Aliados. Curiosa relación porque parece que el mundo desde la primera mitad del siglo XX se empeña en poner su futuro en manos de una trayectoria balística...
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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