Historia de las dos Coreas y del paralelo 38

La bandera más alta del mundo (160 m) en el pueblo fronterizo de Kijong-Dong. Respuesta del régimen norcoreano a la colocada por Corea del Sur que medía unos cien metros

La historia cuenta con países que han visto en muchas épocas amenazada su propia existencia. Por ejemplo, los polacos han vivido entre gigantes. Primero entre los prusianos, austriacos y rusos, luego entre nazis y soviéticos durante casi toda su existencia como nación. A Corea le ha ocurrido algo similar. Siempre deseada por japoneses, manchures, mongoles, chinos y hasta por los mencionados rusos. El último reparto de gigantes sobre Corea supuso la más traumática división, pues significaba separar en un corte ideológico a una misma cultura milenaria.

El paralelo 38º fue línea divisoria desde antes de 1953

Al igual que ocurrió en Europa durante 1941, que la Alemania nazi invadió la parte polaca que la Unión Soviética se había anexionado, tras los pactos de Hitler y Stalin para su reparto en 1939, en Corea serían los japoneses, principales beneficiados y vencedores en las guerras regionales ruso-chino-japonesas (entre finales del XIX comienzos del siglo XX), quienes decidieron anexionarse, sin respetar una “tácita división” de influencias con los rusos, toda la península coreana en 1910.

Mapa de la actividad bélica japonesa en Corea, sobre el paralelo 38º, que es muy anterior a la guerra de 1953 

La primera vez que se usó el paralelo 38º como eje divisorio fue en ese conflicto ruso-japonés (1904-1905), pues existían claras esferas de influencia de cada potencia a partir de esa línea territorial. Fue Japón incluso quien lo propuso en 1902, para intentar evitar lo que al final no pudo, la guerra con el imperio zarista. Tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1953 se volvió a usar al paralelo 38 para dividir las zonas de influencia, esta vez entre los dos bloques antagonistas de la Guerra Fría. El norte quedó bajo el comunismo, el sur en la órbita capitalista.

Es la recién creada ONU quien entre 1947-1948 propone que soviéticos y estadounidenses dejen la península, algo que harán pero con la condición de crearse dos Estados satélites de cada ideología. Son los norcoreanos los que invadirán en junio de 1950 la zona bajo influencia de los Estados Unidos, iniciándose la Guerra de Corea (1950-53). Formando todos los principales contendientes parte del mismo pueblo, el coreano, la primera víctima del antagonismo feroz entre capitalistas y comunistas durante la llamada ‘guerra fría’ sería esta cultura (Corea) hasta ahora homogénea. 

La paranoia nuclear en Corea viene de lejos

Las tensiones entre las dos coreas resultan más preocupantes por todo el arsenal atómico que se mueve en la región, pero la idea de usar armas nucleares para “resolver” el conflicto partió, primeramente, del estrambótico general MacArthur, comandante en jefe de las fuerzas multinacionales (recordar que existía una resolución de la ONU favorable a la intervención estadounidense) que ante el pobre éxito de sus maniobras militares y el “empate técnico” militar entre sus fuerzas y las comunistas, apoyadas por los chinos, propuso al presidente Truman el empleo de la bomba atómica para acabar de una vez con esos “nuevos amarillos” (de esta forma se referían en la II Guerra Mundial a los japoneses).

¿Se imaginan otra Hiroshima pero esta vez en Pyongyang o Pekín? Afortunadamente Truman destituyó al general MacArthur y la idea no pasó de ser una más de las muchas declaraciones disuasorias con la bomba atómica como arma. Eso mismo ocurre en nuestros días. Resulta decepcionante comprobar como la tensión de una amenaza nuclear vuelve a ser la protagonista en las vidas de los coreanos y en la política internacional de este siglo XXI. Convertir en enemigos a familias como la que vemos en la fotografía de más abajo, por una cuestión geopolítica basada en el terror de las armas de destrucción masiva, resulta decepcionante.

Familia norcoreana rindiendo tributo a los líderes eternos

Corea del Norte es una reliquia de la Guerra Fría, ellos viven en el año 106 de la era Juche (cuentan desde el nacimiento de su líder fundador, Kim Il-Sung) dando la espalda a la inmensa mayoría del planeta; herméticos, oscos con el extranjero. En su reflejo del otro lado del espejo-paralelo 38 están ellos mismos, pero viviendo en 2017 colgados de las redes sociales y el WhatsApp.

Gustavo Adolfo Ordoño ©

 Historiador y periodista