La isla de Kiska ha quedado como el mejor museo (campo de batalla) al aire libre de la II Guerra Mundial |
Son de esas batallas y conquistas olvidadas. Sobre todo porque el perdedor de ese lance bélico luego fue el vencedor absoluto de la guerra y, además, se trató de una afrenta contra su soberanía territorial. Aunque las islas Attu y Kiska no les sonará de nada, quizás si decimos la 'Batalla de las Islas Aleutianas' les parecerá que el incidente fue más importante de lo que lograron hacernos entender los ganadores de la guerra. La premisa de que la historia la escriben los vencedores resulta casi siempre acertada. Muchas veces porque cuando se hacen las oportunas revisiones o las nuevas interpretaciones, los que eran los perdedores, pasado mucho tiempo, se convierten en una especie de "nuevos vencedores" que reescriben el hecho histórico esta vez, también, a su mejor interés.
Pero dejemos esa dialéctica y
centrémonos en lo que de verdad ocurrió. Estados Unidos sufrió
en junio de 1942 la invasión y conquista japonesa de dos islas
pertenecientes al territorio de Alaska, soberanía estadounidense.
En ese año el trauma social y la conmoción en Estados Unidos por algo que, en
una perspectiva general, parecía una nimiedad fueron muy grandes. Por ello,
acabada la guerra con Japón (que supuso el verdadero final de la Segunda Guerra
Mundial), los detalles de ese año largo de conquista japonesa se intentaron
difuminar entre las hazañas estadounidenses en las diversas batallas que se
dieron después en las Islas Aleutianas.
Han sido instituciones locales de
Alaska como el Museo de Anchorage (de donde he obtenido la
documentación e imágenes para este artículo), las que más han hecho para
recuperar la memoria histórica sobre esos hechos trascurridos poco después de
la entrada de EEUU en la guerra. En la bibliografía más
general y academicista de las universidades norteamericanas, el tema se enfoca
desde la línea triunfalista que tiene esta "buena guerra" en el
imaginario estadounidense. Siempre se minimizó esa invasión, considerando los
historiadores bélicos que se trató de una maniobra de distracción del Ejército
japonés cuyo objetivo real era la toma de las mucho más estratégicas islas
Midway.
Sin embargo, con un análisis de
mayores perspectivas que incluya el carácter de ambos Estados Mayores de los
ejércitos en contienda, podemos decir que la maniobra tenía mayor insidia.
Dicen que al final nos parecemos a nuestros enemigos y tanto japoneses como estadounidenses hacían
gala de un exacerbado orgullo patriótico, dando excesivo valor a los gestos simbólicos
que pudieran afectar la moral de cada país. Los estadounidenses cuando no
podían bombardear por culpa del clima, lanzaban propaganda bélica donde juraban
venganza y la pronta recuperación del territorio perdido. Los japoneses
contrarrestaban esa estrategia con emisiones de radio donde aseguraban
resistencia hasta la muerte. Y, en realidad, lo que ocurrió fue algo así.
Una batalla que parecía quedarse
en la guerra psicológica porque había otras prioridades (Guadalcanal y la
mencionada Midway), al final se llevó al campo de maniobras con más bajas de
las esperadas. Lo que ha revisado la versión oficial de considerar la toma de esas islas de las Aleutianas como maniobra de distracción fue que al final las operaciones de Midway ocurrieron en las
mismas fechas. Japón deseaba “golpes de efecto” como el que resultó tan
efectivo de Pearl Harbour. Sabía que
a la larga no podría con el potencial industrial militar de EEUU y necesitaba “resultados”
rápidos.
Conquista y reconquista de Attu y Kiska
La conquista japonesa de Kiska fue muy sencilla. En ese atolón
había un destacamento estadounidense de 10 hombres. Un teniente y su pelotón,
dedicados a una estación meteorológica. En el ataque de ese 6 de junio de 1942,
murieron dos americanos y el resto fue hecho prisionero y trasladado a Japón.
Al día siguiente Attu es tomada con
escasa resistencia también, aunque era una isla más poblada y tanto
soldados y habitantes fueron deportados a campos de prisioneros en condiciones
penosas, sufriéndose bajas que aún hoy se desconocen en su número exacto.
Durante un año los japoneses
permanecieron en las dos islas (las más al oeste del archipiélago de las
Aleutianas), sin ser acosados de manera clara por fuerzas de EEUU y su aliado Canadá. Aprovecharon
para fortificar los islotes y preparar trampas. Pero entre junio y agosto de
1943 el contraataque estadounidense para recuperar las islas era ya inminente.
Unos 30.000 estadounidenses y 5.000 canadienses contra una fuerza nipona, se estimaba,
de unos 8.000 hombres.
Los cadáveres de los soldados "banzai" japoneses en el Valle de la Masacre |
La batalla de Attu fue muy dura. En la actualidad existe en el
centro de la isla una zona que se llama Massacre
Valley, en recuerdo del ataque suicida que al grito de Banzai!! hicieron los japoneses para intentar recuperar una colina
artillada. Más de 2.350 muertos y tan solo 28 prisioneros fueron las bajas
japonesas. Los aliados (EEUU y Canadá) reconocieron 500 muertos y un millar de
heridos.
La isla de Kiska se recuperó de una manera tan extraña y un tanto
vergonzosa que por eso su batalla se ha conocido como ‘the Forgotten Battle’. Reaccionando de la forma menos esperada en
ellos, los japoneses evacuaron la isla unos días antes del contraataque aliado
aprovechando la espesa niebla. Estados
Unidos esperaba una feroz resistencia como en Attu y al final las casi 400 bajas que tuvieron fue resultado de las
trampas que dejaron los soldados japoneses y por el fuego amigo entre los
despistados soldados (mal entrenados) que efectuaron un calamitoso desembarco. El territorio estadounidense volvía a estar
íntegro, aunque la “hazaña” no era para orgullo de las primeras planas de
los periódicos de la época.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
Periodista e historiador
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