Masacre de Tiananmen, un nuevo aniversario silenciado

La icónica fotografía que dio la vuelta al mundo,
el hombre que detuvo a los tanques que se dirigían a la Plaza de Tiananmen

Una vez más, las redes sociales utilizadas en China, como la Sina Weido, de carácter interno, bloquearán por orden de las autoridades todas las búsquedas relacionadas con los sucesos que el próximo 4 de junio cumplirán su 30º Aniversario. Nos referimos a la llamada ‘masacre de la plaza de Tiananmen’. Los internautas chinos se encontrarán con el habitual mensaje en sus redes de: "Web no disponible por cuestiones legales"

La desinformación fue la verdadera protagonista de esas jornadas históricas. Entre los mejores testimonios y trabajos informativos estuvieron los enviados por el corresponsal de RTVE desde la plaza de Tiananmen, el periodista Juan Restrepo. En esas emisiones logra contar que la tarde del día 3 de junio un joven llegó con la camisa ensangrentada a las inmediaciones de la plaza y que habló muy asustado con los grupos de estudiantes protagonistas de la gran “sentada”en la plaza. Se le veía nervioso y señalaba hacia las afueras, los límites de la plaza, advirtiendo de que el ejército les empezaba a sitiar.

Tiananmen, lugar sagrado para todos

“La tarde del 3 de junio había una tensión diferente a otros días. Recuerdo que a media tarde llegó a la plaza un muchacho agitando una camisa ensangrentada y vociferando algo ininteligible para mí, sin traductor en aquel momento, pero que encendió los ánimos. Era obvio que después del mediodía del sábado, en algún incidente menor, se había derramado sangre…” relata Juan Restrepo en una entrevista realizada en junio del 2009, cuando se cumplía el 20º aniversario de los hechos.

En esa entrevista el reportero de TVE también asegura que en la plaza no hubo ningún incidente sangriento, que las autoridades chinas parecieron poner un extremado cuidado en respetar un recinto con tanta carga simbólica, incluso “un lugar sagrado” para la inmensa mayoría de los ciudadanos chinos. Se llega a decir que las fuerzas policiales fueron discretas. Pero los incidentes no habían hecho más que comenzar.

Toda la información que a duras penas llega a Occidente se va convirtiendo en “literatura” que idealizada a los luchadores por la democracia, fijándose solo en los estudiantes de Tiananmen. Importando poco que en la noche del 4 de junio, en la plaza de Tiananmen, no hubiese víctimas de esa "lucha por las libertades".

En realidad, en la misma plaza no hubo ninguna masacre. Toda la violencia extrema, con tanques arrollando ciclistas, la represión y los muertos se dieron en las calles adyacentes y en las grandes avenidas de entrada a la ciudad. Además, las víctimas no resultaban tan atrayentes al ideal de estudiante revolucionario que se había creado en la prensa occidental. La mayoría de los asesinados fueron ciudadanos, obreros y campesinos, simpatizantes con los estudiantes.

La historia oficial manda al olvido el recuerdo de Tiananmen

De esta forma, la plaza y todo lo que ocurrió allí desde abril de 1989, con las asambleas de estudiantes, las protestas para conseguir más libertades y avances democráticos lideradas por esos universitarios, se ahogaron en el recuerdo sangriento de la represión indiscriminada comenzada entre el 3 y el 4 de junio.

 Imagen captada el 3 de junio de 1989.Un estudiante herido; del fotógrafo Manuel Vimenet


El todopoderoso gran Estado chino, en estos 30 años transcurridos ha eliminado en China sistemáticamente toda huella, todo recuerdo, declaración y descripción sobre estos hechos. En sus servidores de Internet cualquier referencia ha sido suprimida. Es notoria su batalla contra el “gran buscador”, Google, al que censuraba diariamente contenidos y que forzó al portal estadounidense a cerrar sus servicios en la República Popular de China.

Días de esperanza que tuvieron al mundo en vilo

Algún aislado comportamiento radical de los estudiantes sirvió para que el gobierno chino pudiera justificar la represión brutal, algo que se anunciaba ante la clara desproporción de fuerzas entre manifestantes y militares. Las quejas de las Naciones Unidas (ONU) o las presiones de las diplomacias occidentales de nada sirvieron. La decisión de reprimir sin importar las consecuencias internacionales estaba tomada.

Fue el triunfo del ala dura del partido comunista chino, el sector más conservador del partido que temía, en realidad, un posicionamiento a favor de los líderes estudiantiles por parte de los sectores obreros de la capital, ese temor les hizo decidirse por la represión.

Se decide la represión y acaba la esperanza "democrática"

Esa decisión fatal de reprimir a los manifestantes y curiosos marca el análisis de los historiadores. Al final, la supuesta esperanza de una revuelta democrática que hubiese cambiado el curso de la Historia quedó cortada de raíz. El comunismo iba a desaparecer pocos meses después pero a miles de kilómetros de allí, en Berlín con la caída de su muro

Ya sólo quedaba el frío análisis de las cifras. “La intervención de las tropas, en junio de 1989, provocó entre 600 y 1.200 muertos, de los que apenas 39 fueron estudiantes (no hubo nada semejante a una masacre en la plaza de Tiananmen) y entre 6.000 y 1.000 heridos…” (“El mundo actual; Manual de Historia Universal”, de Javier Tusell).

El baile de cifras escandaliza cuando se ve desde el lado humano. Fuentes diferentes a las que aportaba en su manual el profesor Tusell, hablan de 3.000 muertos. Concretamente los archivos de la antigua URSS. La ONU se decanta y equilibra en una cifra cercana a los 2.000. Son muchas las imágenes de heridos llegando a hospitales; incluso se pudieron obtener y circularon por la prensa occidental fotografías de cadáveres reventados por el atropello de un carro blindado. ¿Suficientes datos para que esas jornadas pasen a la historia calificadas de masacre brutal de miles de civiles?

Suficiente icónica y válida como muestra del desigual choque fue la imagen de un hombre enfrentado a los tanques a pecho descubierto. Logra parar a los blindados y poco importa el futuro de esa persona y de sus conciudadanos. Es el comienzo del olvido de los hechos verdaderos y la imposición de la verdad oficial del régimen chino. En Occidente, "solo", sería el nacimiento de un icono de la historia mundial.


Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista

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