Menos mal que nos queda Portugal... o ni eso

Crónica veraniega de Pax augusta: 'Menos mal que nos queda Portugal'

Torre de Belém, uno de los iconos de Lisboa, Portugal. Foto propia 

La frase de la banda gallega de punk-rock, 'Siniestro Total', que da título a su tercer álbum: 'Menos mal que nos queda Portugal'; se ha convertido en una especie de contraseña animosa entre los españoles que acaban decepcionados por alguna cuestión política o histórica acontecida en su país. Es más, se puede decir que es un tópico ya entre los titulares de prensa o de webs-blog (como ésta) cuando se quiere analizar los fracasos políticos de la izquierda española. Resulta un lema entre las personas de izquierdas, usado como si fuera una necesidad de "exilio" a un país idealizado con todos los parabienes que debería tener España.

El autor de estas líneas se encuentra de vacaciones veraniegas en Portugal. Hacía más de veinte años que no cruzaba la "raya" (frontera) y, de verdad, ya tenía ganas. Una vez que se conoce Lisboa ya estás pensando en cuándo volverás a esa bella ciudad. Este viaje era muy diferente a los realizados hace dos décadas. Era un viaje familiar y más turístico que viajero. La ciudad no me ha decepcionado, es imposible decepcionarse con la capital del Tajo, pero su transformación en urbe del turismo masificado sí que decepciona. Los encantos de Lisboa tienen las mismas colas y bullicio de turistas que los parques temáticos de atracciones. 

Supongo que es inútil quejarse, es algo que debemos asumir porque la 'industrialización' del turismo ocurre en todas las grandes capitales europeas. Al margen de esa "vida de turista" en masa en Portugal, he intentado ser observador, apreciar esas admirables facetas portuguesas que le hacen merecedor de ser metáfora del paraíso terrenal al que exiliarse cuando en España "vienen mal dadas". Y si descontamos la buena comida, el excelente clima y la gran hospitalidad de los portugueses, esas maravillas presupuestas quedan en el terreno de la idealización.

Algunas personas, votantes de izquierdas sobre todo, estarán reprochándome que olvido el gran logro político y económico conseguido por un -aparente- frágil acuerdo de gobierno de izquierdas (el llamado ahora en España, "gobierno a la portuguesa"), liderado por António Costa, en estos últimos cuatro años. Primero el acuerdo de gobierno en sí, unir fuerzas de izquierda para gobernar en minoría; segundo, el éxito económico de hacer crecer a un país que había sido rescatado por el Banco Central Europeo. Grandes logros que no pongo en duda, aunque matizo que no han sido fruto de la "idealización" del saber hacer portugués.

Viendo más allá de los anuncios turísticos, observando y leyendo las pintadas en muros o los carteles políticos que llaman a una huelga (de funcionarios, de profesores...), hablando con taxistas y camareros, te das cuenta enseguida que en todas partes "cuecen habas". En España se ha idealizado al país vecino, haciendo una curiosa catarsis de nuestros peores defectos y siempre, ante el infortunio, recurrimos al menos mal que nos queda Portugal. Como eludiendo responsabilidades y considerando que España no tiene remedio, pero nos salva que quede "otro país" (en eso nos sale la vena unionista), Portugal, que es la "España-paraíso".

Un pensativo Sánchez tras su segunda investidura fallida como presidente del gobierno de España. Fuente imagen AFP

Sin embargo, que nuestros políticos no sepan llegar a acuerdos de gobiernos de coalición y admiremos a los portugueses porque sí lo hacen, como si estos fueran los "españoles sensatos", no es más que una ironía o una ingenuidad que hace más llevadera nuestra decepción. Porque los únicos responsables del fracaso político español son los políticos españoles, que aún no han alcanzado la experiencia y la madurez que consiguieron los vecinos para tolerar un gobierno de coalición. No es problema de idiosincrasias nacionales, de formas de ser. 

Es cuestión de tiempo, como ocurrió en Portugal. En España nos quedamos en los titulares y en lo más llamativo de la política portuguesa; pocas veces se informa del fondo de las cuestiones. Por ejemplo, al gobierno socialista le salvó la derecha portuguesa ante la super huelga en marzo de los docentes portugueses. Los socios de gobierno del Partido Socialista portugués, la Izquierda radical (lo que en España podría ser Unidas Podemos), querían aprobar una ley que permitiese una revisión salarial del profesorado que dispararía el gasto público, controlado en Educación por Costa mediante un decreto. La derecha portuguesa dio sus votos contra esa ley en el Parlamento, sumados a los socialistas, por una cuestión de Estado (interés general), resolviendo así la peor crisis política de Portugal en 2019. 

En lugar de contentarnos con decir "menos mal que nos queda Portugal", no estaría de más observar que cuando cuecen sus habas, lo hacen pensando en todos, sin partidismos. Aprender de estas experiencias vecinas y no idealizar... de otra manera habría que usar otra tópica frase: 'España es diferente'.




Gustavo Adolfo Ordoño ©


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