Ilustración de la época, de autor desconocido, representando el 'Abrazo de Vergara'. Hecho ocurrido en agosto de 1839 y que sellaba la paz que ponía fin a la primera Guerra Carlista |
Hoy es el 'Día Internacional del Abrazo', y nos ha traído al recuerdo abrazos famosos en la historia para rubricar paces o acuerdos políticos entre bandos o países enfrentados. Quizás el más recordado en el imaginario histórico español, por estudiarse en los colegios, es el llamado 'Abrazo de Vergara'. Abrazos, porque fueron varios según los testigos, entre las fuerzas isabelinas y las carlistas que ponían final a la primera Guerra Carlista (1833-1839). El abrazo es, sin duda, la mejor expresión humana de cordialidad. En un contexto de conflicto servía al vencedor para demostrar sus verdaderas intenciones pacíficas y como un digno final para el vencido.
El general Espartero, líder de los liberales isabelinos, parece ser tuvo la iniciativa de estrechar el tratado de paz con un abrazo a su rival, el general Maroto, jefe de los carlistas derrotados. Lo haría para vencer todos los reparos que existían entre los contendientes en llevar a cabo un acuerdo satisfactorio. Los isabelinos conseguían lo principal en su causa, que los carlistas reconocieran a la aún niña Isabel II como reina de España. Para ello se concedía a los perdedores de la guerra, los carlistas, la posibilidad de pasarse al ejército isabelino respetando los grados de los oficiales. Además de recuperar parte de los derechos de los fueros navarros y vascos, que se habían cuestionado como anacrónicos privilegios (de la Edad Media) y recortados por las fuerzas políticas liberales de Madrid, planeándose incluso su total abolición.
Era tanta la desconfianza mutua, el descrédito entre los contendientes, que el gesto de Espartero se demostraba más que necesario. Un abrazo conciliador, que a caballo por supuesto lo hacía más "caballeresco" y épico, como se aprecia en las ilustraciones de la época. Abrazo que intentaba reforzar las negociaciones de paz previas y pactadas como única solución para una guerra civil que no solo fue dinástica, también se complicó con el siempre candente problema de la administración territorial del país. Que en Castilla haya pueblos con el apellido de "Aragón" (Molina de Aragón, en Guadalajara, por ejemplo) o que en el País Vasco esté insertado el burgalés Condado de Treviño, nos habla de la siempre protagonista presencia de lo "territorial" en nuestra historia.
El mismo abrazo de Vergara es ejemplo de esa eterna "cuestión territorial". Para los vascos se escribe Bergara, la localidad guipuzcoana donde se firmó el acuerdo en 1839. Pero no solamente en ese detalle, para la historiografía de perspectiva vasca, ese acuerdo fue el comienzo del "ataque estatal" contra los fueros vasco-navarros. Cualquier nacionalismo pretende siempre hacer sus raíces lo más profundas posibles, por eso se buscarán hechos históricos que mejor interpreten sus intereses sin reparar en los posibles matices desfavorables a éstos. Que el Carlismo tuviera tan buena acogida en Navarra y el País Vasco, se basó en la promesa del respeto a sus fueros (autonomía) del hermano de Fernando VII, Carlos Mª de Isidro, que no reconocería a su sobrina Isabel como sucesora al trono. Pero basar toda una "conciencia nacional", como hace gran parte de la historiografía vasca, en una promesa ambigua resulta, cuando menos, temerario.
Portada interior de un libro contemporáneo que ya analizaba en su contexto histórico-político el gesto del 'Abrazo de Vergara'. Fuente bibliográfica de la imagen |
De ese abrazo, que consta fue un gesto verdaderamente pretendido y simbólico, se han realizado numerosos ensayos y artículos sobre su contexto histórico-político. En muchas ocasiones se pone el punto de mira en el gesto en sí, en el abrazo. Si fue un abrazo de Judas, si encerraba traición. O si resultó un acierto del talante conciliador de la figura del general Espartero, algo inaudito pues rara vez las guerras civiles acaban en un abrazo. Todas estas "emocionales" inquisiciones se han realizado en otros tantos 'abrazos históricos'. Como el abrazo realizado hace poco en el palacio de la Moncloa, sede del gobierno español, aunque todavía no "histórico", entre los líderes de los partidos que han formado coalición de gobierno. Todos los analistas políticos y fuerzas opositoras se aprestaron a analizar el gesto. Un abrazo.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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