Vacuna, breve historia de la mayor salvadora de vidas humanas

 
Cuadro que representa las primeras vacunas contra la viruela en el siglo XVIII, del pintor Desbordes
 
La noticia más esperada en estos días de pandemia del Covid-19 siempre ha sido la que llevaría un titular similar al siguiente: 

Vacuna probada con éxito al 100% contra el Coronavirus 

Convendrán conmigo que esa noticia abriría una ventana a la esperanza del planeta; y con el tiempo sería la avenida abierta al desfile de la victoria mundial contra este virus tan desestabilizador de nuestras vidas cotidianas. En Pax augusta les ofrecemos una lectura breve sobre la historia de las vacunas
 
Algún lector puede encontrar irónico que China aparezca siempre en la historia relacionada con periodos de epidemias graves. Pero no podemos evitar otorgar al antiguo imperio chino el origen remoto de las primeras pruebas con vacunas “primitivas”. Hasta cierto punto es normal encontrar en la historia médica antigua a los chinos como pioneros en muchos remedios contra enfermedades contagiosas. Esa zona del mundo ha contado con índices de población elevados respecto a otras regiones desde tiempos remotos. Las sanaciones eran necesarias siempre para un gran contingente de personas. Documentos de la dinastía Song (siglo XI) testimonian el uso de “pus” de viruela para crear inmunidad en los inoculados.

Ni que decir tiene que el método era muy poco fiable. Se trataba de la conocida como técnica de variolización, consistente en una inoculación del pus de la viruela y generar así un leve contagio intentando inmunizar a esa persona. Este sistema suponía asumir muchos riesgos, pues no se controlaba la carga de virus recibido y muchas personas enfermaban de gravedad y morían. Aún así este sistema llegaría a la Europa del final de la Edad Media, usándose en muchos países hasta incluso llegado el siglo XVIII que es cuando nacen las primeras auténticas vacunas. Fue el caso del Reino Unido cuando en 1721 una pionera científica accidental, la escritora y viajera Lady Mary Wortley Montagu, perfeccionó la práctica de la variolización.

Vacunas, un origen entre el azar y la observación científica 

No obstante, el mérito del origen de la primera vacuna tal y como la conocemos ahora, con eficacia de inmunidad, se otorga a Edward Jenner. Este caballero era un médico rural inglés muy observador y el nombre genérico de vacuna viene de vaca, animal que abundaba en la campiña donde ejercía su oficio médico. Observó que algunas vacas tenían una versión en sus ubres de la viruela menos agresiva que la que afectaba a los humanos. Así, comprobó que muchas mujeres ordeñando vacas parecían quedar protegidas de la viruela cuando se contagiaban del virus de la viruela bovina. El experimento exitoso fue en 1796 con un niño de 8 años al que el doctor Jenner raspó su brazo con material de una llaga de la viruela bovina obtenida de una mujer que ordeñaba vacas. Después agregó una pequeña cantidad de viruela humana a ese niño, esperando que se inmunizara contra su infección mortal gracias a la anterior inoculación de viruela vacuna. El experimento funcionó y se iniciaba el procedimiento básico de las vacunas.

Pasteur es uno de los científicos más beneficiosos para la humanidad,
sus experimentaciones con vacunas consiguieron erradicar enfermedades como el cólera o la rabia

Pasteur y sus investigaciones significaron el mayor empuje en el uso eficaz de las vacunas. Este científico francés, Louis Pasteur (1822-1895), se centraría en el estudio bacteriológico y al igual que Jenner un siglo antes su experimento exitoso contó con la colaboración de un niño menor de 10 años. El menor se llamaba Joseph Meister; en el verano de 1885 le llevaron a la casa de Pasteur con un mordisco de perro rabioso. Aunque él no se consideraba un médico, asumió el reto de curarle porque había estado experimentando con los microorganismos del cólera en gallina y con los virus de la rabia en los perros. Conocía los métodos del médico Jenner y se arriesgó a inocular una “rabia debilitada”; es decir, una vacuna en el niño. Fue un gran éxito, una curación que abría definitivamente la puerta del uso de vacunas

La fórmula de Pasteur era administrar una forma debilitada del microorganismo que crea la infección, consiguiendo así defensas más eficientes que introduciendo un germen de una enfermedad similar, como fue lo realizado por Jenner al usar la viruela de las vacas para curar la viruela humana. El sistema de Pasteur ha sido el utilizado desde finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX, con los logros más significativos en vacunas contra la tuberculosis (1909), la polio (1954) o la varicela (1970); hasta la invención o gran logro científico de la ingeniería genética que permitía la elaboración química de vacunas, sin depender de los microorganismos, iniciada en 1983 con el logro de crear una vacuna contra la hepatitis B.

  

Gustavo Adolfo Ordoño ©

Historiador y periodista

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