Betty Robinson, la atleta «zombi» que ganó la primera medalla de oro del atletismo femenino

 

Betty Robinson entra como ganadora en la meta durante los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928


La curiosa historia de Betty Robinson, la atleta que «regresó de la muerte» para ganar su segunda medalla de oro 


El verano de 1931 fue muy caluroso en Chicago (Illinois, EEUU). Bettty Robinson era una reciente celebridad del deporte en Estados Unidos, tras ganar en las Olimpiadas de Ámsterdam de 1928 la primera medalla de oro del atletismo femenino en la prueba de los 100 metros. Pasaba unos días de descanso en la residencia de sus primos, una pausa en la preparación para su siguiente reto olímpico: los Juegos de 1932 que se celebrarían en casa, en Los Ángeles. La primera idea para combatir ese sofocante calor fue nadar con su prima en la piscina, pero su entrenador desaconsejaba esa práctica por no ir bien a la musculatura de las velocistas. Surgiría otro plan, volar en la avioneta biplaza de su primo que estaba entrenando para piloto. Un vuelo con la cara peinada por el viento resultaría refrescante y como estar corriendo a toda velocidad los cien metros lisos. 

Sería un conductor quien vio primero los restos del aeroplano a unos metros de la carretera. Entre los amasijos de hierro y madera encontró a una joven que parecía muerta. La cargó en volandas y metió en su coche. Ese improvisado rescatador no sabía que llevaba en su maletero a la primera medallista olímpica del atletismo femenino. Tan convencido estaba de cargar con una muerta que llevó su cuerpo a una funeraria cercana. Al ayudarle a bajar el supuesto cadáver uno de los operarios notó leve pulso en la joven de apenas veinte años. La volvieron a meter en el coche pero esta vez fue llevada al hospital, donde los servicios de emergencia ya habían llevado al piloto, encontrado malherido lejos de los restos de su avioneta. Bettty Robinson no había muerto, estaba en profundo coma.

Elisabeth "Betty" Robinson siempre sonreía por lo que la apodaron en los Juegos "Miss Sonrisa". Tras su accidente aéreo de 1931 de la celebridad olímpica pasó al olvido, muchos la daban por muerta

Para los esperados Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 quedaba menos de un año. Los médicos que trataron a Bettty Robinson no sabían siquiera si despertaría del coma. Décadas después, ella aseguraría haber sobrevivido al accidente aéreo gracias a su fortaleza física como atleta olímpica. Lo cierto es que Betty despertó tras un mes en coma y comenzó a plantearse su rehabilitación como deportista, contra la opinión pesimista de médicos y colegas deportistas que veían su recuperación deportiva inviable. Sobre todo en sus rodillas, una de ellas con numerosos clavos injertados sin poder doblarla del todo. Sentada en una silla de ruedas durante seis meses supo que se perdería los Juegos de Los Ángeles 1932, aunque su espíritu olímpico no se rindió y comenzó a entrenar con vistas a la Olimpiada de Berlín de 1936

Bettty Robinson había nacido en Riverdale (Illinois) en agosto de 1911 y llegaría al atletismo olímpico y luego profesional por casualidad; en una de esas historias que rozan la leyenda y que resultan tan «cinematográficas». Cuando era una joven estudiante de instituto debía tomar un tren para regresar a su pequeña ciudad. En una ocasión que se distrajo charlando con unas amigas vio que perdía su tren y tuvo que correr veloz para alcanzarlo. En el vagón de cola iba asomado su profesor de ciencias y entrenador de atletismo masculino Charles Price, que contempló asombrado su hazaña. Al día siguiente le pidió hacer una prueba de cronómetro para los 50 metros, registrando Betty unas marcas mejores que sus compañeros masculinos. Con la ayuda de su profesor, la joven atleta conseguiría entrenar de manera profesional siendo invitada al Illinois Athletic Women’s Club (IAWC).


Llegamos a la cita olímpica de 1928 en Ámsterdam que permitió competir por primera vez en atletismo a las mujeres. La competición más atractiva era la prueba de los cien metros, donde Bettty Robinson ya había destacado en los preolímpicos. Ella estaba confiada y mostraba una sonrisa que no perdió ni en el momento de llegar primera con un tiempo de 12 segundos, venciendo a las canadienses Fanny Rosenfeld y Ethel Smith. Momento que se recoge en las fotografías que acompañan este artículo. El primer oro del atletismo femenino era para la estadounidense Robinson, que casi diez años después y tras un grave accidente lograría otro gran reto personal con su segundo oro, esta vez en la prueba relevos de 400 m.

El pundonor de Betty se adoptó con inteligencia a las circunstancias. Como las pruebas individuales obligan arrancar la carrera agachados, con las rodillas flexionadas, su rodilla no recuperada al cien por cien no le permitía competir. Así que se prepararía para la cita olímpica de Berlín en una prueba donde se parte de pie, esperando el testigo de los relevos. La participación de Bettty Robinson en los 4x100 relevos sería decisiva para conseguir el equipo de EEUU el oro frente a las germanas con Hitler en el palco de los Juegos de Berlín 1936. Un segundo oro olímpico para Robinson con mayor mérito, por tener detrás una gran historia de superación  personal. La velocista americana abandonó el atletismo activo poco después, en 1938 al casarse y formar una familia. Siguió vinculada a este deporte como jueza y entrenadora. Murió en 1999, a la edad de 87 años



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista

Publicar un comentario

0 Comentarios