Emily Greene Balch, profesora y pacifista internacionalista.
Fue una de las principales activistas por la Paz en las dos guerras mundiales |
Nada más acabar la Segunda Guerra Mundial se concedieron los Premios Nobel que habían estado suspendidos los años de la contienda. El Nobel de la Paz fue para una mujer que había defendido la paz frente al belicismo que llevó a la Primera Guerra Mundial y que durante el periodo de entreguerras siguió combatiendo a los militaristas con su activismo pacifista. Compartió el premio con John Raleigh Mott, un filántropo y teólogo estadounidense. Esa mujer era Emily Greene Balch, sindicalista, feminista, profesora de sociología y economía y, sobre todo, una de las principales activistas del pacifismo en el convulso siglo XX. En Pax Augusta, celebrando el Día Internacional de la Mujer, os proponemos una breve biografía sobre ella
Emily Greene Balch, nació en Boston (Massachusetts, EEUU) el 8 de enero de 1867 dentro de una familia acomodada. Su posición social la permitió ser una de las primeras graduadas del prestigioso Bryn Mawr College, en la promoción de 1889, consiguiendo la beca de estudios económicos en París. En la capital francesa pasaría todo el año 1891, conociendo el ambiente intelectual y artístico europeo. Allí adquirió su gusto por la pintura y la poesía, artes que también practicaría a lo largo de su vida. Una existencia llena de vitalidad humanista, que le llevó a estudiar el comportamiento humano con las disciplinas de sociología y economía en la Universidad del Wellesley College.
En la facultad de humanidades de la Wellesley College conseguiría la cátedra, llegando a ser una profesora muy estimada en la comunidad de estudiantes por sus dotes pedagógicas renovadoras. Partidaria de potenciar la actitud crítica frente al academicismo doctrinal, sus clases atendían temas que solían ser tabú para los jóvenes de las clases acomodadas. Así planteaba en su aula de sociología asuntos como la desigualdad social y económica, o la explotación laboral de las personas menos cualificadas. Tras su estancia en Europa quedó atenta a las vicisitudes políticas y sociales que bullían en las sociedades del viejo continente a principios del siglo XX, así siempre intentó seguir las Conferencias de Paz celebradas en La Haya por esas fechas.
Por tanto, no resultó extraño su intenso activismo pacifista contra el creciente belicismo y el radicalismo nacionalista que llevaron finalmente al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Su "NO a la GUERRA" y a la intervención de Estados Unidos en ella, le trajeron problemas laborables. Fue obligada a abandonar su cátedra en la Wellesley College y dejar de dar clases. Sería la etapa de su vida dedicada a la divulgación del pacifismo y otras causas de su interés, como el sufragio universal y el feminismo, dentro de la edición del periódico La Nación (1918). También en esa época se hizo cuáquera, en 1920, y como compromiso con su religión no contrajo matrimonio.
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Una medalla de oro que se entrega como símbolo del Premio Nobel a los galardonados |
Otra de las facetas de esta importante mujer de la historia del siglo XX sería su capacidad de gestión al frente a grandes organizaciones activistas. Emily Greene Balch fue cofundadora y luego secretaria de la Liga de Mujeres por la Paz y la Libertad, con sede en Ginebra. Institución surgida tras el Congreso Internacional de Mujeres de Zúrich celebrado en 1919. Dotada también para la diplomacia, trabajó su pacifismo llevándolo al terreno internacionalista. Su idea del «Orden Mundial» pasaba por las alianzas entre las diversidades culturales, respetando esa diversidad pero consiguiendo una universalización de los derechos humanos fundamentales que siempre estarían por encima, a un nivel superior, sobre cualquier condicionamiento político o cultural particular de un país, religión o cultura.
Cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 1946, donó la mitad de la dotación económica del galardón a su organización, la Women’s International League for Peace and Freedom (WILPF, Liga Internacional de Mujeres por la Paz y Libertad). Tenía ya 79 años, pero siguió vinculada a los Consejos consultivos de esa institución y otras enfocadas al papel de la mujer en el activismo pacifista. Aprovechó también para reeditar sus obras de investigación sociológica e histórica, como las que hacían referencia a los emigrantes en Estados Unidos y a la población de origen esclavo. Falleció el 9 de enero de 1961, curiosamente un día después de su 94 cumpleaños.
«Me siento profunda y felizmente ciudadana del mundo.
Estoy en casa donde quiera que haya gente»
(Emily Greene Balch, 1867-1961)
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Gustavo Adolfo Ordoño Historiador y periodista
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