A 50 años de la guerra de Yom Kipur; la semilla del diablo en Tierra Santa

 

El ministro de defensa israelí, Moshé Dayán, reconocido por su característico parche de veterano de guerra y el general Ariel Sharon, que llegaría a ser primer ministro de Israel, juntos durante la guerra de Yom Kipur. Fuente fotografía: REUTERS a través de CCIU


Se suele decir, poniéndose muy serios, que las «casualidades no existen» cuando de primeras, sin haber reflexionado mucho sobre ello, analizamos un hecho que conmociona la actualidad mundial. El ataque de Hamás del pasado sábado 7 de octubre ha coincidido con la efeméride de la determinante Guerra del Yom Kipur, que el 6 de octubre cumplió su 50º Aniversario. Sin embargo, aquella guerra tuvo otros protagonistas y otras motivaciones. Eso sí, el mal, la semilla del diablo, se plantó en el mismo momento fértil que lo haría brotar de manera inevitable: alrededor de la festividad judía del Yom Kipur, los días donde Israel desconecta del mundo y se encierra en sí mismo.


 En octubre de 1973 no había Internet ni existían las redes sociales digitales, pero los judíos en su festividad de Yom Kipur desconectaron del mundo igualmente. No se atendía a las retransmisiones de radio o de televisión, ni a llamadas de teléfono. Es el día más sagrado en el año lunar del calendario judío. Se debe ayunar 26 horas y los más rigurosos tampoco tienen relaciones conyugales o contacto con familiares, ni visten algo hecho de cuero ni portan joyas de oro. Es un acto de expiación personal, una oportunidad de redimirse de los errores del pasado. A nivel de comunidad se celebra el perdón de Dios al pueblo judío, tras romper Moisés las Tablas con los 10 Mandamientos cuando bajó del Monte Sinaí y comprobó la adoración de los suyos al becerro de oro

 Precisamente todo comenzó (lo de 1973 y en cierta forma también lo de 2023) por la península del Sinaí. El mismo lugar donde el Moisés bíblico había subido a su monte sagrado para recibir de Yahvé el decálogo de sus divinos mandamientos y que motivó la festividad -el Yom Kipur- que Israel estaba celebrando ese 6 de octubre de 1973. Desde allí, territorio conquistado por Israel en sus victorias de la guerra precedente, la Guerra de los Seis Días, un ataque sorpresa del Ejército egipcio pilló a las defensas israelíes desprevenidas y confiadas en mitad de su Día del Perdón

 Confiadas en parar un ataque de revancha por la derrota de junio de 1967 (La Guerra de los Seis díasde los egipcios con la barrera defensiva construida en el Canal de Suez (línea Bar Lev). Sin embargo, una fuerza egipcia combinada por aire y tierra en 24 horas había recuperado casi la totalidad del Sinaí. La infantería y los tanques hebreos de esa línea fueron masacrados o hechos prisioneros. La operación ofensiva del presidente egipcio, Anwar Sadat, ha sido considerada «más que brillante» desde el punto de vista militar. Su Fuerza Aérea bombardeó las bases judías que hubiesen podido reaccionar más rápido, mientras la artillería egipcia machacaba las posiciones defensivas israelíes. 


Soldado israelí reza teniendo al fondo un T-54 (tanque soviético) egipcio capturado.
Fuente imagen: Wikimedia Commons 


 Luego, unos 4.000 soldados y 2.000 tanques egipcios lograron penetrar en el Sinaí con mayor facilidad y ante solamente medio millar de soldados hebreos. El rápido contraataque de Israel fue blindado, pero sus tanques serían detenidos por los egipcios con los misiles anticarro de procedencia soviética. El frente sur de la guerra parecía el inicio del «fin del Estado judío», objetivo vital para los países árabes (sobre todo los agraviados en 1967). Pero en el frente norte, en los territorios que había perdido Siria ocupados por Israel, los Altos del Golán, el ataqué simultaneo de esos países árabes no estaba teniendo éxito. Dos divisiones acorazadas israelíes consiguieron frenar la incursión, incluso hacer retroceder a los sirios y entrar más allá del Golán mientras la aviación de Israel atacó al mismo Damasco.  

 Por tanto, esa amenaza terrestre israelí a Damasco debilitó las opciones de victoria total árabe y permitió a Israel concentrarse en el frente sur contra los egipcios. Estados Unidos había mantenido una postura equilibrada pidiendo a la presidenta Golda Meir que no hiciera ataques preventivos contra los árabes, aún sabiendo del clima de tensión y revancha originado seis años atrás con la humillante derrota islámica en 1967. El objetivo de esa posición era mantener una estabilidad necesaria en una región dominada en lo económico por los países árabes productores de petróleo. Eso hizo vacilar una primera y rápida ayuda militar estadounidense a Israel, pero cuando el conflicto avanzó en semanas y Moscú prosiguió reforzando el arsenal sirio-egipcio, Washington no dudó en ofrecer todo su potencial bélico a su tradicional aliado en la zona, Israel

 Cuando EEUU decidió la ayuda militar y política plena a Israel, con el secretario de Estado Kissinger a la cabeza, se desencadenó otra crisis de cariz socioeconómico por el bloqueo de las exportaciones de los principales productores árabes de crudo. Era la manera de afectar al resto del mundo un conflicto de implicaciones geopolíticas regionales, se llamó la Crisis del Petróleo (1973-1974). La influencia de esa nueva tensión internacional se apreció en las subidas en Occidente del precio de los combustibles, desabastecimiento energético y aumento del desempleo.

 Al mismo tiempo, en Oriente Próximo, la guerra se había estabilizado en los dos frentes aunque con cierta ventaja para Tel-Aviv. Solamente gracias a la ayuda jordana e iraquí, los sirios lograron hacer retroceder a las fuerzas israelitas que habían llegado a unos 40 Km de Damasco. En el frente sur, una hábil maniobra del general Sharon abrió una brecha en el Canal de Suez por donde el Ejército de Israel consiguió posicionar fuerzas blindadas que atacaron la retaguardia egipcia y recuperaron la iniciativa en la península del Sinaí y el estratégico canal 


La presidenta Golda Meir con su ministro de Defensa, Moshé Dayán, en una imagen de 1969.
Fuente Wikimedia

   La amenaza de dar la vuelta al curso de la guerra con una opción de ventaja ofensiva sobre El Cairo y Damasco, hizo a los árabes liderados por el presidente egipcio Sadat aceptar la propuesta de alto el fuego auspiciada por Kissinger y a remolque por la presidenta Maier, política que ya antes de la guerra había buscado la mejora de relaciones de Israel con los países árabes y rebajar así la tensión existente. El «Alto el Fuego» firmado el 24 de octubre no supuso un acuerdo de paz seguro y con garantías. Las partes siguieron negociando, pero ya en un plano de igualdad tras la demostración de fuerza árabe y eso fue uno de los logros (victoria) de los países árabes; pues a medio plazo se consiguió la firma de paz definitiva entre las dos potencias militares de la región, el Acuerdo de Paz entre Egipto e Israel de 1979. Tratado que devolvió el Sinaí a Egipto y que obligaba también al Estado hebreo a retirarse de Siria hasta los Altos del Golán.


En realidad, se menciona gran paralelismo de la Guerra de Yom Kipur con el ataque de Hamás desde Gaza (esa franja estaba dentro de la administración del Sinaí). Pero como hemos visto, a pesar de estar relacionada con Palestina y la creación del Estado de Israel en 1948, tuvo unas causas más particulares. Sí que es verdad que el «relajamiento» hebreo ha sido similar, aunque el Yom Kipur este año fue el 25 de septiembre y en concreto el 7 de octubre era el final de la fiesta del Sucot, la Navidad judía. Esa excesiva confianza judía ha venido más bien por menospreciar la capacidad bélica de un Hamas «encerrado» en Gaza y centrarse únicamente en las posibles amenazas venidas de Cisjordania.

  


© Gustavo Adolfo Ordoño 

   Historiador y periodista 

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