El negro mandinga que descubrió América y otras teorías contra el 12 de octubre

 

Cabeza olmeca con rasgos negroides, según las teorías de Ivan Van Sertima en su libro They came before Columbus (Ellos vinieron antes que Colón, publicado en 1976)


Ya es tradición en Pax Augusta al llegar la señalada fecha del 12 de Octubre Día de la Hispanidad, escribir acerca de esta efeméride intentando hacer un «estado de la cuestión» de su actualidad. No alcanzará este tradicional acto el afecto que tienen el Día de Acción de Gracias y la Navidad, pero se disfruta igual esa sensación de esperado evento, ¿verdad? Bueno, este año les voy a hablar del «Descubrimiento de América». Vaya novedad, se dirán, hablar de eso en el contexto del 12-O. Pero esta vez es para confirmar que al pobre Colón le han tirado las estatuas injustamente, el descubridor de América fue un príncipe africano del Imperio Mandingo (actual Malí) 


 Sobre el siglo XIV, más de cien años antes que Colón, un número indeterminado de barcos de gran calado procedentes de África, llenos de valerosos guerreros mandinga, llegaron a la isla que el navegante financiado por los Reyes Católicos en 1492 llamó La Española. ¡Qué casualidad! ¿No podían haber elegido otra? Por lo visto no, tenía que ser justo en la isla que Colón nombró como Hispaniola (Española) con tan mala fe al ser un facha nacionalista español con gustos casposos. ¡Qué le hubiese costado ponerla un nombre más multicultural! Menos mal que en 1976 surgió la teoría del antropólogo estadounidense nacido en la antigua Guayana inglesa, Van Sertima, haciendo justicia y asegurando que esa isla tuvo mucho antes un nombre africano-mandinga, igual que la primera que pisó Colón en las Bahamas (en realidad los dueños originarios de esas islas no les ponían nombre alguno).

Con una solvencia de datos y fuentes que abruma (estoy ironizando, por si alguien todavía no se ha percatado), esta teoría nos asegura que tras llegar esa expedición del África negra hacia el año 1310 o el 1311 de Ntro. Señor y entablar amistad y acuerdos comerciales con los indios taínos de la Hispaniola, decidió ir (¡Qué casualidad!) a la isla donde el facha de Colón puso su imperialista pie por primera vez, la isla Guanahaní. De repente ya no son una flota de valerosos y aguerridos mandinga, ahora son pacíficos comerciantes. En realidad, esos puntos de argumentación están sacados de una de las leyendas más difusas de la tradición oral árabe-africana, la leyenda del príncipe Abubakari II. 

 Y sin argumentos de peso, más allá de la similitud de vocablos derivados de la palabra gua-nín significando oro tanto en idioma africano (lenguas Mande del África occidental), como en la lengua muerta taína, la teoría del estadounidense guayasense Van Sertima avanza sin pudor. Nos afirma que ante tan buena acogida de los «Negros» en América (para ser los «verdaderos descubridores», se empeñan en usar el nombre puesto por los «falsos descubridores»), deciden seguir navegando por ese Mar Caribe hasta la parte continental, penetrando en México (sic) y mezclando su sangre africana con los poderosos olmecas, la civilización maya más avanzada en esos momentos. De ahí los evidentes rasgos negroides de las grandes cabezas-divinidades o en las muchas pinturas (¿?) olmecas -mayas- que se conservan en Centroamérica. 

No hay que ser un mediocre historiador o un divulgador de pacotilla para apoyar estas teorías, solamente hay que tener fe en ellas. Mientras tanto, se pueden rebatir con tan abrumadora sencillez como fundamento aportan; es decir, con poco esfuerzo. No construir una argumentación «lógica» para cimentar una hipótesis crea mucha confusión y alienta reparos. Para afirmar la existencia de esa expedición africana al Caribe se debería empezar por contextualizar al llamado imperio o reino Mandinga del siglo XIV. Claro, si lo hicieran no podrían haber cimentado teoría alguna. 


Otra teoría que le quita el mérito descubridor a Colón y al 12 de Octubre es la «Vikinga». Esta es muy popular, ya ha llegado hasta al cómic.


 La capacidad tecnológica en navegación de esta cultura africana no daba para barcos de gran calado. Podían haberlos «comprado» a los árabes o hasta a los portugueses (más difícil en 1310, pero no imposible), aunque algo así tendría que haber quedado registrado en algún sitio. En el siglo XIV ya se «movía mucho papel», documentación. No creo que los árabes o los europeos se hubiesen perdido su parte del pastel de tan magnífica aventura. Porque otra cosa que no argumenta esta teoría es cómo llegó a ese dato de ser los mandinga los descubridores de América, ¿volvió toda o parte de la expedición al Imperio Mandingo contando a todo el orbe tan prodigioso hallazgo? 

Todo lo contrario, la teoría parece insinuar que nunca regresó y por eso no hay un cronista árabe dueño de uno de esos barcos relatando al detalle la expedición de sus jefes, los mandinga. Lástima, pero nos consuelan afirmando que la mejor huella de la presencia previa a Colón en América de los africanos es la antropológica. El físico negroide de algunos mayas. La teoría es de 1976 y los que todavía la mantienen se han quedado por esa década, obviando los avances en bio-paleontología y antropología biológica. El rollo ese del ADN y el origen biológico de los restos arqueológicos, fósiles humanos y materiales confrontados con las poblaciones actuales.     

 En fin, me he metido en un jardín que levanta muchas ampollas (prejuicios). Cuando hablé de la cultura africana incapaz técnicamente de botar barcos de gran calado, levantaría alguna. No estoy llamando cultura inferior a los mandinga, solamente estoy constatando el hecho de su incapacidad técnica en ese aspecto, la navegación. Los complejos y prejuicios culturales no son buenos ingredientes para cocinar teorías más o menos investigadas con mayor o mínimo rigor. Es evidente que esta teoría parte de un complejo intelectual africano y un prejuicio racial. Confunden, además, capacidad tecnológica con nivel cultural, tanto material como intelectual. 

Bajo el sonoro nombre con acordes universitarios de afrocentrismo racialista, se puede clasificar esta teoría. No quiero meterme en más jardines, si quieren profundizar visiten las páginas web de su antropólogo de confianza (yo lo tengo), pero les resumo que se trata de otro ismo más dedicado a ensalzar a toda costa los supuestos rasgos de excelencia (y superioridad, por tanto) de una cultura o ideología, con todo tipo de argumentos y teorías, haciéndola destacar en todo aquello considerado universalmente de «prestigio». 

 

El mérito de «descubrir/encontrar/contactar» América parece ser uno de esos «prestigios»; cada 12 de octubre América es un continente muy «reclamado» por otros continentes y sus muchas teorías. Existe la asiática-árabe, la oriental, la mencionada africana.... Pero la teoría vikinga es la más popular y con ciertos visos de credibilidad, si un trozo indeterminado de Terranova como aserradero vikingo les basta para montar una teoría de que en realidad lo que tenemos en América es una evidente cultura «Vikingoamericana», apreciada en el folclore y las lenguas del continente dejadas como huellas por sus descubridores... pues no se hable más.




 © Gustavo Adolfo Ordoño 

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