Por lo visto, las gentes de Sentinel del Norte reaccionaron de manera tan violenta porque se puso en peligro su aislamiento, respetado por todo el mundo menos por ese obcecado predicador. No es que esa intromisión justificase el asesinato del singular evangelizador Chau, pero lo explicaba. Los intentos de perturbar la paz y el modo de existencia de esos aborígenes de Sentinel, islote perteneciente al archipiélago de Andamán y Nicobar, no eran frecuentes en las últimas décadas. Eran unos humanos totalmente desconectados del resto de la humanidad durante casi todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI.
Sin embargo, existirá una memoria histórica en los sentineleses acerca de invasiones y de secuestros para convertirlos en esclavos en esa región de Andamán entre los siglos XVIII y XIX. Es decir, existen datos históricos de que se les ha perturbado e intentado asimilar al mundo. Por eso la reacción hóstil de estos humanos es inmediata en cualquier intento de sacarles de su aislamiento. El mismo predicador que les convirtió en noticia de nuevo, John Allen Chau, viajó una primera vez como toma de contacto. A partir de entonces preparó todo un "desembarco evangelista", anotando en su diario que no entendía por qué eran tan agresivos con él. La verdad es que resultaba una buena pregunta, considerando que los sentineleses sí que permitieron contactos más frecuentes en 1991.
Sería una comisión de antropólogos
del gobierno de la India quien lograse esa década de 1990 los mejores y más productivos contactos con los
aborígenes de Sentinel del Norte. En
esos estudios se comprobó que eran cazadores-recolectores, como los habitantes
del Paleolítico Superior. Buenos arqueros para la caza, lo que les ha servido
para repeler hasta los helicópteros cuando han sobrevolado la isla. Se constató
también que pertenecían a la misma familia étnica que el resto de tribus de la
zona. Junto a sus vecinos jawaras y los aeta, provienen de África, de
poblaciones negras que llegaron al archipiélago hace unos 60.000 años. Es
decir, estas gentes llevan aisladas con un modo de vida prehistórico casi idéntico
al que traían los primeros pobladores.
Gracias a las escasas fotografías tomadas a estos seres humanos, la última desde un helicóptero de la Armada india en 2004 para ver la isla tras el tsunami, y a los tímidos contactos del estudio que comenzó en 1991, se ha
sacado la conclusión de que los sentineleses siguen casi en el paleolítico superior. No conocen la agricultura y estarían en un "paleolítico
atemporal" o un pre-neolítico porque usan el hierro, conseguido en los escasos contactos, para las puntas de sus
flechas y lanzas.
Además, la construcción de sus barcazas también ha mejorado
tanto en material como en la estructura de su diseño. Esto demuestra que han existido y se dan los contactos de los sentineleses
con otros pueblos locales. Pobladores de la zona que sí están muy integrados en la dinámica del siglo XXI, por lo que el aislamiento de estos "no contactados" fue desde finales del siglo pasado una decisión voluntaria y buscada.
Ese "exilio voluntario" de los sentineleses por voluntad propia en una isla de 72 km² de superficie, y con apenas 8 km
de ancho, debía ser por tanto respetado. La India, país al que pertenece la administración política de ese territorio, se planteó la prohibición absoluta de cualquier contacto, evitando incluso al turismo que se pudiera acercar. Sobre todo tras el grave incidente con resultado de asesinato en vísperas de Navidad del misionero John Allen Chau.
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