Portada del libro ADÑ, del actor y guionista vasco, Óscar Terol. Fuente imagen |
En la visita al monasterio de San Millán de La Cogolla (Yuso), guiada
y comentada, se comienza por el Salón de Reyes donde en sus paredes cuelga una
reproducción del folio 72 del
llamado Códice 60 y están escritas
las conocidas Glosas Emilianenses,
que son el testimonio manuscrito más antiguo de las lenguas romances y vascuences
que se hablaban en la zona (entre los siglos X y XI). Es decir, para algunos
especialistas esas notas manuscritas (glosas) del monje copista sobre un texto
en latín, se tratan de un castellano
primigenio o de un navarro-aragonés en
su variedad riojana, más un par de frases en euskera arcaico.
Es tradición otorgar al
monasterio millanense (emilianense,
en latín) de Yuso la condición de cuna
del castellano y el euskera, pero investigaciones recientes hablan de otros
testimonios más antiguos escritos en una “lengua viva” (latín coloquial) castellano-leonesa,
los Cartularios de Valpuesta. No hay duda, en cambio, de las anotaciones en vascuence antiguo o éuscaro.
Dato que destaca la sólida relación de las gentes que hablaban ambas lenguas,
romances y vascas, en esa zona y durante toda la Alta Edad Media. El bilingüismo
sin traumas nacionalistas decimonónicos.
Placa en el monasterio de San Millán que conmemora las primeras palabras escritas en vasco. Fuente Wikipedia |
Más al norte de estas tierras riojanas (ahora,
en esa época fueron navarras, castellanas, aragonesas...es decir, tierras en
las que se disputaba su vasallaje), el Señorío de Vizcaya experimentaba
las mismas influencias que en San Millán. Empuje de la lengua castellana
por su condición ya de ser la lengua “económica”, con la que se cerraban tratos,
y natural influencia de las lenguas navarro-vascas que se seguían
hablando en el ámbito rural (la Tierra llana). La historia del Señorío es una
clara muestra de la disputa de navarros y castellanos por esa región, hasta que
sobre el año 1379 el rey castellano Juan I, lo incorporó a su corona por
herencia materna.
En las últimas elecciones generales de España,
el PNV (Partido Nacionalista Vasco) sólo ganó en la circunscripción
de Vizcaya, obteniendo del “Señorío” la mayoría de los votos para obtener los 6 diputados ganados en
el Congreso. Ahora, esos pocos diputados pueden ser decisivos para iniciar la
esperada y aplazada legislatura salida de las urnas el pasado 20 de diciembre.
En la Edad Media son muchas las referencias de los condes y luego reyes
castellanos pidiendo ayuda a los vizcaínos en sus empresas de la Reconquista,
recibiendo títulos, honores y cargos en Castilla como agradecimiento.
Andoni Ortuzar, cuando fue elegido presidente del PNV en 2013. Imagen archivo Diario de Navarra |
El PNV se ha caracterizado en la política del Parlamento nacional por ser
punto de apoyo e inflexión para casi todos los gobiernos de la actual
democracia española. Su estrategia es esperar con decoro y observar las mejores
posibilidades para los intereses que ellos defienden para el País Vasco.
En sus declaraciones parecen apostar, ya que en sus condiciones estarían
planteamientos soberanistas no asumidos por la derecha, por apoyar un pacto
progresista, de izquierdas, entre PSOE y (qué remedio) entre Podemos (de
los que recelan, como buena burguesía vasca).
El Muy Noble y Muy Leal Señorío de Vizcaya es el lema del escudo del Señorío de Vizcaya. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, comenta que están abiertos a todas las posibilidades que existan para
formar gobierno en Madrid; aunque prefieren el acuerdo de izquierdas, advierten
del peligro de inestabilidad de un “gobierno de Taifas” en el gabinete central
si las coaliciones no son “sinceras”. Veremos, pues, a quién será noble y
muy leal el Señorío de Vizcaya.
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