Al
historiador o aficionado a la Historia le suele gustar coleccionar. He
realizado varias colecciones en fascículos en mi vida y casi todas han sido de
historia. La que realizó el recién fallecido Forges, apreciado humorista
gráfico, se titulaba ‘Historia de aquí’ y cada capítulo llevaba uno de
esos originales nombres que sabía poner el dibujante, inventor de palabras que
ahora se usan de forma coloquial (admitidas por la RAE), como bocata
o muslamen. Por supuesto que compré esa colección de Forges, que
ahora es una de mis preferidas. Imposible resistirse a no conocer la época
hispano romana de la mano de Forges con un título tan divertido como acertado: “Hispania
cañí (más romanos que naide)”.
Los
que gasten poco humor en sus vidas y sean rigurosos con la historia, dirán que
el trabajo de Forges no era más que un divertimento de un aficionado,
con errores cronológicos o de interpretación. Pero su crítica carece de rigor (curiosamente)
y sería muy injusta, pues Antonio Fraguas de Pablo, que así se llamaba
Forges, consiguió que su ‘Historia de España’ fuera considerada material de
apoyo para 2ª de Bachillerato y aún se puede ir a cualquier biblioteca de
colegio y ver los desgastados lomos de sus libros (eso es buena señal) por la
frecuente consulta. Forges siempre quiso hacer una “buena” historia de España,
para saldar cuentas con la asignatura que a él le dieron en su etapa escolar.
Forges
contaba la anécdota de que en su época, en un colegio de un pueblo de la
“España profunda”, un maestro explicaba a sus alumnos que “Franco había
descubierto América”. No era más que un sarcasmo exagerado, pero que
representaba muy bien el nivel de manipulación y abuso de la historia que se
hizo durante la dictadura. Una intencionalidad política de dar una única y oficial
visión de la Historia, de la que ahora tampoco estamos libres a pesar de
vivir en democracia. El Estado de las autonomías permitió que cada región o
nacionalidad histórica tuviera las competencias en enseñanzas, abriendo los
libros de texto de historia al siempre “comprometedor” interés de los
nacionalismos o localismos por “revisar” la historia.
Aquellos
fascículos de Forges han tenido varias reediciones, mejoradas por el mismo autor
que se confesaba lector habitual de ensayo histórico y por el trabajo siempre
celoso de su mujer, Pilar, su mejor documentalista. Como fuente principal reconoció
el estudio que hizo de la densa obra de Modesto Lafuente, Historia
general de España, reconociendo, también, las limitaciones de esta obra
ante las nuevas investigaciones históricas. Es decir, su trabajo no fue el de
un mero aficionado a la historia.
A
Forges su trabajo sobre la historia de España le ayudó para realizar sus
habituales viñetas de humor gráfico, llenas de sutil crítica social y política.
"Si este país se llamara Españas, en plural, nos ahorraríamos un montón
de problemas"; solía comentar cuando le preguntaban sobre su ‘Historia
de Aquí’. Una reflexión que no pierde actualidad, realizada por este madrileño
con madre catalana y padre gallego (Forges significa Fraguas en catalán), que
nos ha dejado a los 76 años de edad por culpa de un cáncer de páncreas.
Permanece su obra, como la irónica e inteligente ‘Historia de Aquí’… de "Españas",
vamos.
Gustavo
Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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