Historia del referéndum, ¿una herramienta democrática?

Un diario de la época da el resultado del referéndum que convocó Franco en 1947 sobre la ley de la sucesión

  Averiguar los orígenes del referéndum parecería una tarea inútil para cualquier historiador o sociólogo que desease aclarar si es una herramienta democrática o no. A simple vista, la lógica nos diría que surgió en las democracias directas, allí donde se consultaba a los ciudadanos sobre cualquier asunto que afectase al interés general. Y eso se hacía ya en la Atenas clásica y de ahí le viene el nombre: demos-pueblo- cracia-gobierno del-. Aunque cualquiera que haya hecho medianamente bien los deberes de Historia, sabrá que el referéndum ha sido utilizado en dictaduras y en sistemas no democráticos para consultar a los ciudadanos. Eso sí, el asunto consultado se disfrazaba de interés general y en realidad siempre rendía cuentas al interés particular de los que ostentaban el poder.

¿Cara o cruz en la historia? ¿Herramienta eficaz de la democracia? La consulta popular universal, basada en referendos donde se le planteaba a una sociedad un dilema político o social, es algo menos usado de lo que nos creemos. Además, casi siempre ha sido un «recurso» ligado al devenir de los nacionalismos con cuestiones soberanistas. Algo que ha menospreciado al referéndum utilizado como «gestor administrativo» de una comunidad, herramienta que es utilizada muy a menudo en los cantones suizos. Desde la Edad Media, Suiza y su organización cantonalista han necesitado de los referendos como el beber, debido precisamente a esa estructura política tan fragmentada en lo local. Poner de acuerdo en una cuestión a muchas pequeñas comunidades, tiene en el referéndum al mejor gestor político. Pero, claro, la excepcionalidad suiza es evidente por su misma configuración estatal.

El voto de las consultas se recomienda siempre hacerse en urnas transparentes

No obstante, también este uso frecuente en Suiza de ese «gestor democrático» que sería el referendo ha sido puesto en cuestión y criticado. Los críticos hablan de un «abuso innecesario» de la democracia. Y en esa línea de argumentación iría el prejuicio comentado de no haberse usado tanto el referéndum universal en la historia como parece. Exceptuando los más recientes sobre cuestiones independentistas, y no se debe incluir a los ilegales como el llamado 1-O del que se cumple su tercer aniversario, ¿alguien recuerda algún referéndum vital que haya cambiado profundamente la Historia? Supongo que podemos intentar hacer un esfuerzo de «objetividad» y buscar ese referendo trascendental. Aunque al final, nos sorprenderá saber que son más los que no se hicieron de manera legal y justa cuando se deberían haber hecho.

Hemos puesto el listón muy alto en lo de «vital». Es una percepción demasiado subjetiva establecer los límites de lo qué es trascendente y muy importante en el dilema de un referéndum. Supongo que «era vital» para muchos ciudadanos británicos y europeos que saliera el No al Brexit, como lo fue para otros tantos que saliera victorioso el Sí. Parece que no hemos tenido que irnos muy lejos en el tiempo para tener un «referéndum vital». El del Brexit cumpliría los requisitos, ¿o no? 

La importancia que tuvo la consulta británica radicaba en hacer realidad una tendencia política: el euroescepticismo dado en muchos países miembros de la UE. Pero de ahí a la trascendencia vital queda mucho camino argumental. No se ha consumado, ni lo hará, la disolución total de la Unión Europea. El Brexit, en el fondo, nacía en origen como un «asunto local», marcado por las recientes turbulencias políticas internas sufridas en Londres. Su resultado final, la salida del Reino Unido de la UE, lógicamente ha elevado las consecuencias de ese referéndum a niveles que transcienden lo local. Digamos que su resultado democrático ha afectado a muchas personas que no han podido votar en él, de ahí su «trascendencia internacional». Aspecto, cuando menos, negativo de ese supuesto recurso infalible de la democracia directa que es para muchos el referéndum.

 
Mapa de la "fría" partición de Checoslovaquia sin un referéndum de por medio. Fuente imagen

Checoslovaquia y la trascendencia de no realizarse un referéndum

 La República Checa y Eslovaquia llevan más de 25 años separadas y muchos ciudadanos se arrepienten de ello. En los últimos años se materializó un proyecto político llamado Iniciativa Checoslovaquia 2018, que aboga por la reunificación. Su principal objetivo sería usar esta vez un referéndum para decidir sobre tan «trascendental rectificación». En enero de 1993 se había procedido a la separación sin hacer un referéndum vinculante. Tras un mero debate político en la esfera de un parlamentarismo, sin mucho bagaje democrático, se tomó la trascendental decisión de separar al país en dos mitades. Todavía no está claro cómo en los despachos que habían ocupado los jerarcas del antiguo politburó checoslovaco, se llegó a la conclusión de que era mejor afrontar esa nueva época histórica, el fin del bloque soviético, dividiendo a checos y eslovacos.

¿Por qué no se realizó un «referendo trascendental» en Checoslovaquia? Recordemos que se había realizado una consulta popular en 1992, el año de las Olimpiadas de Barcelona, que luego serían las últimas donde participaron atletas bajo la bandera checoslovaca. En esa consulta sin valor jurídico el separatismo sólo obtuvo el 35% de los votantes. El carismático líder checoslovaco Vaclav Havel, con índices de popularidad del 90%, a la sazón presidente del país fue partidario de seguir unidos. Era evidente, en un referéndum vinculante no habría triunfado la separación. Intereses ocultos hicieron valer su influencia de poder y apoyados en el voto por la tendencia independentista de los parlamentarios eslovacos acabaron con la presidencia de Havel, principal obstáculo para la separación.

Checoslovaquia, dejaba de existir en el año 1993. Algo de tanta trascendencia histórica no tuvo referéndum democrático general y con garantías jurídicas



Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista 

Publicar un comentario

0 Comentarios