Tolstói con dos de los más de treinta nietos que tuvo de sus trece hijos. -Fotografía de dominio público- |
En la actualidad el ruso más universal es su presidente Putin, que resulta el anverso de una moneda rusa conocida por su dura aleación. La imagen acuñada es la de una persona que trasmite autoridad y cierto ardor guerrero. En el reverso de esa moneda con los rusos más conocidos debería estar el escritor León Tolstói por su faceta desconocida y curiosa: ser pionero de la filosofía pacifista. En Pax Augusta os contamos esta curiosidad histórica del escritor ruso más universal
Cuentan una historia de León
Tolstói como profesor de primaria en una escuela que refleja su
personalidad de manera fiel. Acudió invitado a un colegio rural y propuso a los
niños un ejercicio de composición literaria. Había que describir el mar.
Cuando les pidió a algunos que leyeran sus redacciones, la mayoría tenían
adjetivos grandilocuentes o metáforas exageradas. Que si olas como brazos que
agitan la tierra, que si contiene profundidades con mundos misteriosos... hasta
que observó a una niña tímida que escondía su mirada. “Por favor, pequeña, lee
tu escrito”; pidió el maestro escritor. “El mar es grande”, susurró la
alumna. Tolstói se acercó a ella y mesándose la barba en señal de
aprobación dijo en voz muy alta para toda la clase: “de todas las
descripciones, redacciones y versos sobre el mar que se han leído, sin duda, la
de esta pequeña es la que mejor recoge su esencia”.
Luego intentó explicar porque la sencilla frase de esa niña era la más
realista y acertada, esa que mejor que ninguna había entendido la «idea de
mar». Encontró desconcierto e incomprensión entre los niños y sus profesores,
pues como era propio de la época confundían la literatura con el ejercicio retórico
de las palabras. Esa sería la línea fundamental de la vida de Tolstói,
intentar hacer comprender ideas novedosas que tuvo y que quiso llevar a la práctica
durante todo el siglo XIX. Porque la biografía de León Tolstói se
extiende prácticamente todo ese siglo y la primera década del XX. Nació el 9
de septiembre (según calendario gregoriano) de 1828 y murió el 20 de noviembre
de 1910. Era de origen familiar noble, hijo de terratenientes de la región
de Tula, al este de Moscú. Tuvo una adolescencia ociosa, propia de un joven
consentido que lo tenía todo. Sería la Guerra de Crimea de 1853 la que
cambiaría su manera de afrontar y sentir la vida.
El Meme más famoso que circula por Internet de la imagen de poder y carácter guerrero de Putin |
Son varias las versiones en sus biografías sobre cómo llegó a participar
en esa Guerra de Crimea. Por un lado está la que le muestra como un joven
ruso lleno de fervor patriótico, valiente suboficial de artillería. En
cambio, otra versión hace de esa etapa de su vida una época llena de zozobra
existencial. Inició estudios de derecho en la universidad de Kazan pero sin
mucho convencimiento y la salida militar, siguiendo a su admirado hermano Nicolás
oficial del ejército imperial, habría sido una fácil vía de escape. El sitio
de Sebastopol con más de cien mil muertos le dejó una profunda huella
traumática y retirado en un balneario para curar heridas de guerra comenzó
a escribir, sin dejar de hacerlo hasta su muerte en 1910. Aunque parecía
seguir el guion tradicional de todo buen burgués o noble ruso, casándose con
una joven y viviendo de las rentas de sus tierras, empezó a exponer en sus
escritos una crítica contundente contra el estilo de vida aristocrático y aburguesado
de la Rusia zarista.
Al margen de su magna obra, Guerra y Paz escrita entre 1864 y 1869, tiene ensayos filosóficos y religiosos donde volcó ideas precursoras de lo que hoy conocemos como naturismo y vegetarianismo. Modos de vida que puso en práctica en su «Escuela-Granja» para niños campesinos construida en su finca de Yasnaya Polaina (Tula), donde se les enseñaba a tener conciencia crítica con los valores de tolerancia, igualdad y fraternidad. Él mismo acabó definiéndose como «anarco-cristiano», una puesta en valor del pensamiento cristiano sumado a la filosofía anarquista sobre las estructuras de poder. Influido por las ideas y movimientos sociales que conoció viajando por Europa, también por las lecturas de pensadores estadounidenses como Henry George y H. David Thoreau, el escritor ruso perfiló su singular ideología en numerosa correspondencia y escritos didácticos.
De todo este pensamiento desbordante, destacan las ideas de Tolstói sobre la «no violencia activa». Expuestas sobre todo en el libro El reino de Dios está en ustedes, obra cumbre de su pensamiento cristiano. Desde ese pensamiento construye una sociedad ideal y se afirma en la necesidad de la «no violencia» como manera de «vivir entre países». Ideas que llegaron a influir en personajes históricos que hicieron de esta filosofía su activismo político. Se sabe que Tolstói mantuvo una breve correspondencia con el Mahatma Gandhi, reconociendo el artífice de la independencia de la India que estuvo influido por el concepto del escritor ruso de «resistencia no violenta». Medio siglo después, Martin Luther King reconoció haber estudiado las teorías del pensador de Tula y asumir la premisa de la no violencia.
Aunque resulte muy fácil de hacer la ironía, es una lástima que el actual «ruso célebre», el presidente Putin, tenga un alma que es todo lo contraria a la que exponía León Tolstói. Que expresaba ideas como esta:
(...) todos los países que defienden la guerra están contradiciendo los principios fundamentales del cristianismo esencial. Como el ‘Dar la otra mejilla’ o el ‘No matarás’
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador
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