El león a la hora del té

«Civilizado es aquel que invita al té hasta a su potencial depredador» 


 Con esta fotografía Hitchcock estaba ejerciendo de publicista. Era también un maestro de la publicidad y del marketing y estaba promocionando a la productora de sus películas. Invitar a tomar el té al león de la Metro-Goldwyn-Mayer resultaba muy ingenioso y conseguiría atraer a más espectadores a las salas de cine. Pero creemos que el genial director de cine de suspense quería contarnos más cosas desde su fino sarcasmo. Fue notoria su capacidad de negociación con los productores de cine, a los que tomaba como rivales. Qué mejor manera de comenzar una negociación con un contrario que invitándole a tomar el té.  

Para llegar a un posible acuerdo con un adversario lo primero que se debe superar es el miedo, la aversión y la desconfianza ante él. Conseguir sentarse en la misma mesa para negociar es el primer gran logro en toda negociación. Invitar a tu potencial enemigo, al posible depredador (invasor) que acabaría con tu existencia, a la misma mesa es un rasgo «superior», avanzado, de civilización. A lo largo de la historia han existido grandes negociadores. Todos demostraron esa capacidad de tolerancia hacia el adversario, asumiendo esa premisa de igualdad, de tú a tú, que facilita la puesta en marcha de las negociaciones. 

El arte de negociar se incluyó en la retórica y en la oratoria, las disciplinas o artes parlamentarias que en la Antigüedad debían dominar los políticos. Desde luego, el arte de negociar venía bien para cualquier conflicto. Bélico, económico, político o social. Una victoria podía resultar mayor éxito y una derrota menor fracaso gracias a las negociaciones -de paz- posteriores. Algo así pasa ahora con las elecciones generales democráticas. Últimamente ocurre eso en España, que las victorias electorales no lo son si no se logran convertir en «verdaderas» victorias en las posteriores negociaciones. 


¿Serán capaces los partidos políticos españoles que pueden conformar mayoría de investidura de invitar a su «particular león» a tomar el té?


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