Historia de la violencia sexual contra la mujer como arma de guerra

 

Un oficial británico habla con una mujer liberada de uno de los "batallones de mujeres consuelo", esclavas sexuales, empleados por el Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial



El 25 de noviembre es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y en Pax Augusta queremos atender a este llamado con una breve historia sobre la violencia sexual empleada como arma de guerra; centrándonos sobre todo en las guerras más contemporáneas


 Parece un matiz evidente especificar que este artículo se centrará en la violencia sexual contra las mujeres en tiempos contemporáneos porque, entre otras cosas, es una página especializada en historia actual. Sin embargo, el matiz es algo más que un dato temporal. Supone un detalle importante por una cuestión ética y social. Que en la Antigüedad hordas de guerreros sedientos de sangre al culminar el asedio de la ciudad enemiga se dedicasen a saquear sus tesoros y a violar a sus mujeres estaba dentro de la "normalidad" (botín de guerra de los soldados)

Las violaciones resultaban parte de unas tácitas reglas del juego de la guerra. Aunque el reproche moral sobre estas acciones indecentes existía, no era una consideración ética superior a la que atender. Será con la llegada de la modernidad, la era contemporánea, desde finales del siglo XVIII, que las cuestiones morales pasaran también al plano ético-social. Tanto en las llamadas Revolución Americana y Revolución Francesa, como en los tratados de los filósofos ilustrados (Locke, Rousseau...) se hacen de los derechos hasta entonces exclusivos de unos pocos consideraciones de ética superior que deben amparar a todo el mundo.

Nacería el concepto o idea de Derechos Humanos que contemplaba algo tan evidente, nos parece ahora, como el derecho a la vida y a la integridad física. El sentido moral de la Guerra o el supuesto carácter "noble" de una contienda por considerarse justa también serán puestos a debate por primera vez. Organismos como la Cruz Roja Internacional nacerán de estos nuevos planteamientos éticos o de novedosas tomas de conciencia. La batalla de Solferino con sus 40.000 soldados caídos de ambos bandos ante los ojos del empresario suizo Henry Dunant, inspiró la fundación de la Cruz Roja como institución auxiliadora de los heridos y víctimas civiles de una guerra.

 Es decir, a partir de la segunda mitad del siglo XIX con las revoluciones burguesas que traen movimientos políticos como el republicanismo y la democracia, la humanidad se plantea "civilizar" actividades como la guerra. Por ejemplo, la célebre y muy mencionada durante las últimas guerras mundiales Convención de Ginebra se firmó por primera vez en 1862 con el propósito de atender a la "suerte de los heridos y prisioneros de guerra". Por primera vez el derecho internacional procuraba en las cumbres diplomáticas evitar los saqueos y actos de violencia contra la población civil en los conflictos. Violar a las mujeres del enemigo era ahora también además de inmoral un delito.


El rapto de las sabinas, de Francisco Pradilla y Ortiz (1874) Dominio público 
Es una pintura muy representada que recrea la mitología del secuestro de las mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma


Pero toda esa buena predisposición a la paradoja de "humanizar" la guerra pareció declinar pronto. La violencia sexual cometida contra las mujeres en el contexto del conflicto armado siguió siendo un recurso bélico. Para desmoralizar a la tropa que resiste frente a una invasión se violaban a las mujeres de esos soldados y así lograr "estimular" más al ejército invasor y su acción de conquista y dominio. Como actos de terrorismo, infundir terror entre los civiles y someter cualquier resistencia. 

De esta manera, las mujeres víctimas de una agresión sexual, de una violación, simbolizan durante una guerra el poder que sobre su país tiene el enemigo. Las mujeres violadas se convierten en "mensajes de humillación, control y poder" [Coomaraswamy, 1999]. Asimismo, acababan siendo "objeto de venganza" de esos soldados humillados, como ocurrió con el Ejército soviético en su avance para expulsar a los alemanes de su territorio y avanzar hasta el mismo Berlín. También eran convertidas en esclavas sexuales para satisfacer el deseo sexual de los soldados y combatir más motivados. Fue el caso de muchas mujeres asiáticas durante la Segunda Guerra Mundial   

 Mujeres coreanas, chinas y filipinas fueron sistemáticamente violadas por el Ejército de Japón que las encuadró en batallones con el cínico nombre de "Batallones de Mujeres Consuelo". En África en las guerras contemporáneas el abuso sexual y la violencia contra las mujeres supero el mero enfrentamiento tribal. Ahora fue una táctica de guerra heredada de los europeos en tristes casos como la guerra en el Congo en 1996 o durante el genocidio de los tutsi de 1994 en Ruanda. O los casos más recientes de los secuestros de niñas por el grupo terrorista Boko Haram en Nigeria para convertirlas en "esposas" (esclavas sexuales). En el llamado Cono Sur de América, los casos de violaciones a mujeres en las zonas de conflicto se convirtió en parte de las tácticas de los guerrilleros y paramilitares en Colombia, por ejemplo...  

El hecho de que se mantenga la violencia sexual contra las mujeres como arma de guerra hasta nuestros días y siendo de carácter universal, nos sugiere en realidad una violencia contra la mujer que tiene su origen en los valores patriarcales (machistas). Una concepción del hombre como representante del sexo dominante, con la obligatoriedad de reafirmarse como tal a través de conductas abusivas y violentas. 

Lo que explicaría se haya documentado violencia sexual contra la mujer cometida en todos los bandos de la Segunda Guerra Mundial; que se haya constatado abundantes violaciones de los soldados estadounidenses durante la Guerra de Vietnam; que en la desarrollada y "civilizada" Europa se tenga las vergonzantes cifras de decenas de miles de mujeres violadas durante las guerras serbo-bosnias de la década de 1990. Y sin ir más lejos, el viejo continente sufre en estos momentos una guerra entre la "eslava" Rusia de Putin y la europeísta Ucrania de Zelenski que tiene y tendrá casos de violencia machista usada bélicamente en, por otro lado, un contexto cultural muy patriarcal.   






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