A 30 años del Genocidio de Ruanda

Niños supervivientes a los primeros días de la masacre. Fuente imagen (AP)



 El pasado 6 de abril se cumplieron 30 años de un genocidio tan contemporáneo como el haberse cometido en la última década del siglo XX. Una centuria la pasada que está caracterizado por la barbarie a gran escala, en masa, con dos guerras mundiales en su historial. No obstante, un siglo también donde la humanidad alcanza los mejores índices de bienestar en casi todo el planeta. Y eso es así en lugares como Ruanda. Un país que inició hace unos días los conmemorativos Cien días de luto al llegar estas fechas y que cada jornada desde ese luctuoso 6 de abril de 1994 lucha por la reconciliación nacional.

Viendo las cifras del genocidio, sus causas y consecuencias, resulta increíble que la sociedad ruandesa esté dando pasos firmes y largos en su reconciliación. Fueron casi un millón los tutsi asesinados por la otra etnia principal del país, los hutus. La rivalidad étnica aunque pueda parecer remota, asunto de los tiempos inmemorables desde que estas gentes poblaron la zona, la verdad es que la rivalidad profunda se crea en las décadas de 1950 y 1960. Cuando Ruanda aún era colonia de Bélgica y los administradores belgas privilegiaron a la minoría tutsi, al resultar de un carácter más afín al europeo. Esta minoría tutsi sirvió a la casta política y económica dominante europea y formaron la suya paralela a la de los metropolitanos belgas.

Cuando Bélgica aceptó la independencia ruandesa (julio de 1962), la suerte privilegiada de los tutsi no tardaría en cambiar. Ahora pasaban a ser una minoría social con décadas de odio y envidias contra ella, dominando los estamentos de poder los ruandeses hutus. La endiablada gota que colmó el vaso del odio fue el asesinato del presidente ruandés, Juvénal Habyarimana, ese 6 de abril de 1994. Las matanzas rabiosas y propias de una pesadilla del peor cine gore comenzaron al día siguiente. El balance de muertes oficiales es de 800.000 personas asesinadas, la mayoría tutsi y un porcentaje menor de hutus moderados. Los intentos de razonar o de investigar los motivos de tan ensañada barbarie resultaron vanos, pues al estallido del odio se le sumó una explosión de locura colectiva.

Sin embargo, treinta años después el pequeño país africano está resultando un ejemplo mundial de concienciación histórica, de memoria social y reconciliación. Los trabajos de la Comisión Nacional para la Lucha contra el Genocidio (CNLG) se pusieron en manos de jóvenes funcionarios y de intelectuales locales. Esta comisión ha sido la encargada de hacer los actos de conmemoración y de memoria, para evitar el «olvido de las generaciones futuras y que este hecho no vuelva a repetirse». Una muestra del éxito de esta institución es que muchos exiliados están retornando con el propósito de aceptar la reconciliación propuesta a nivel nacional.  

Terrorífico osario con cráneos de miles de personas asesinadas


Las crudas sospechas de complicidad francesa en la masacre 


 En 2019, a los actos de conmemoración del 25º Aniversario del Genocidio de Ruanda estaba invitado el presidente francés Emmanuel Macron; pero declinaría la invitación mandando a un jerarca francés de origen ruandés, Hervé Berville. En aquella ocasión el motivo de la ausencia del presidente francés estuvo en la relación fría y agria de la República francesa con Ruanda, ante la insistencia del país africano en acusar al Estado francés de complicidad con la masacre de hace más de un cuarto de siglo.

Desde el mismo 1994, el pequeño país africano acusa con insistencia a los franceses de haber proporcionado entrenamiento militar, logística y armamento a las milicias hutu Interahamwe, que fueron protagonistas principales de las masacres en el genocidio de hace treinta años. Francia encargó varias investigaciones, hasta una comisión histórica, como gesto de buena voluntad. A pesar de estos gestos diplomáticos franceses, Ruanda no se retractó de las acusaciones. Hubo que esperar a 2021 para una mejora de relaciones gracias al «cambio de guion» del presidente galo Macron, que reconocería finalmente la responsabilidad francesa en no haber hecho lo suficiente para evitar el genocidio. 

Desencuentro internacional entre la ex gran potencia colonial en la región, Francia, y un país africano que fue capaz de crear una Comisión Nacional para la Lucha contra el Genocidio (CNLG) sin tutelajes europeos como mejor manera de afrontar Ruanda esa tragedia de su pasado histórico. Siguiendo con decisión por esa «vereda africana» han conseguido que el presidente Macron haya emitido un vídeo el pasado domingo 7 de abril reconociendo «que Francia, que podría haber detenido el genocidio con sus aliados occidentales y africanos, no tuvo la voluntad de hacerlo». Para el colectivo emigrante ruandés en Francia ha sido un gran paso, pero para otras asociaciones de víctimas resulta insuficiente pues todavía se evita hablar de «complicidad» del Estado francés en este genocidio





© Gustavo Adolfo Ordoño 
    Historiador y periodista

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