El actor español, de origen ecuatoguineano, Emilio Buale será «Juan Latino» en un documental sobre la desconocida esclavitud negra en España |
Contemporáneo de Cervantes, Juan Latino nació esclavo y murió como catedrático de Gramática y Lengua Latina en la España del Siglo de Oro. Muy apreciado por sus alumnos, tuvo también una obra poética mencionada en escritos del mismísimo Lope de Vega. Su vida y méritos académicos merecerían un apartado en la historia de España, pero ya en su misma época sus logros quedaron pronto olvidados y al nivel de la anécdota. La esclavitud negra en la península era corriente, pues el tener un esclavo africano suponía un rasgo de ostentación y exotismo entre la nobleza española; algo que se prolongaría desde el siglo XVI al XIX porque fue una «moda» continuada por la burguesía.
Así, contrariamente a lo que se cree, no era extraño en el pasado ver en España a personas negras por todo el territorio peninsular al poseer siervos africanos hasta los señores de las ciudades más pequeñas. Estos siervos negros en la península tuvieron una vida mucho más «cómoda y humana» que sus coetáneos esclavos llevados a América. Desde 1542 que se abolió de manera ‘legal’ y definitiva la esclavitud indígena de América, recuperándose la condición de súbditos libres que deseaba la reina Isabel La Católica para los nativos de las Indias, plantaciones y factorías necesitaron incrementar el número de esclavos negros.
Su trabajo no era el mismo que el de los «domésticos», los siervos esclavos que se quedaban en España con tareas domésticas y de criados personales. De ahí procedía la familia de Juan Latino, que había nacido en 1518 con el nombre de Juan de Sessa en Cabra, una localidad cordobesa. Fue una persona longeva, pues su muerte se data sobre el 1596 en la ciudad de Granada. El apelativo de «latino» le fue impuesto por sus grandes dotes para la enseñanza y la traducción del latín.
Que Juan Latino lograse un reconocimiento social al alcance de muy pocas personas negras en la España del siglo XVI, tiene una argumentación razonable observando su contexto familiar y sus círculos sociales. Era un sirviente doméstico de un matrimonio de nobles cuyas familias estaban emparentadas con el insigne y prestigioso Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar.
El llamado «Gran Capitán» por sus méritos en la guerra contra la Granada nazarí, siendo Fernández de Córdoba el encargado de negociar con el rey Boabdil la capitulación de la ciudad en 1492. Más prestigiado, luego, por el acierto en las campañas de Italia para ganar Nápoles y Milán. El siervo Juan Latino era hijo de esclavos negros pertenecientes a esa rama familiar de los Fernández de Córdoba, nobles acostumbrados a tratar con personas de otras razas y culturas, donde el papel de los esclavos era más relevante, llegando a tener tutores o profesores para sus hijos provenientes de la esclavitud por «botín de guerra».
Supuesto retrato de 'Juan Latino' en una pintura de la época |
En ese ambiente más cosmopolita, no resultó tan extraño que el joven negro Juan, en la casa de la Duquesa de Sessa donde él había nacido, fuese pronto convertido en paje y compañero de juegos del hijo de la duquesa, el nieto del «Gran Capitán» que también se llamaba Gonzalo. Trasladada la familia a Granada, los dos jóvenes, Gonzalo el duque heredero y Juan el escudero, acudirán a recibir clases de las Artes y de lenguas clásicas al colegio del Obispado de la ciudad. En realidad, el sirviente no recibía las clases, tenía la orden de no separarse de su amo aunque no podía entrar al aula. Juan se las ingenió para escuchar a través de puertas y paredes todas las magistrales clases que recibió su amo, llegando a ayudarle en sus deberes de repaso de las lecciones.
El talante creativo y de mecenas de las artes que adquirió su señor, Gonzalo Fernández de Córdoba y Fernández de Córdoba, futuro gobernador del Estado de Milán, favoreció que Juan Latino consiguiese ser aceptado como alumno junto a él en la Universidad de Granada. Siendo tanto el talento para la poética y los textos en latín de su esclavo negro, que no le pareció descabellado promocionarle a catedrático. Juan de Sessa tenía un carácter afable y seducía a todo el mundo con su facilidad para la docencia.
La universidad granadina tuvo la clarividencia y valentía suficiente de convertir a ese criado en la primera persona negra que conseguía en el mundo una Cátedra universitaria en humanidades. Su señor, Gonzalo Fernández de Córdoba, sentía una relación fraternal con él, dándole la libertad en 1548 cuando tenía 30 años y también era un reconocido hombre de letras que participaba en los «duelos literarios» del siglo de Oro.
Su valía como hombre de letras fue puesta en relieve por el mismo Cervantes en su introducción del Quijote, cuando le menciona alabando la obra que Juan Latino tiene sobre la Batalla de Lepanto, donde participó el célebre escritor y quedó herido en una de sus manos. Esta celebridad de un ex siervo negro, con una vida de tan extraordinarios logros para una persona de su condición, no pasó desapercibida para sus coetáneos escritores.
El dramaturgo Diego Jiménez de Enciso, compuso una comedia basada en su vida con el título precisamente de Juan Latino. En esta obra de teatro se incide también en otro de los logros de este escritor negro y ya español tras su manumisión, el casarse por amor con una mujer blanca de la nobleza rural. Algo inaudito considerando todos los prejuicios, no solo raciales, también religiosos de la época. La documentación conocida sobre esa singular boda habla de hasta «cinco bautizos» previos de Juan, pues era «sabido la gran cantidad de demonios en las gentes negras».
En estos tiempos actuales, marcados por nuevos prejuicios y trabas en medio de una pandemia, es una excelente noticia que se haya reanudado en Andalucía (España) el rodaje de un documental, con datos históricos escenificados, sobre la desconocida esclavitud negra en España y el olvidado aporte cultural de estas personas como en el caso del catedrático Juan Latino. Personaje que interpreta en este documental el actor español nacido en Guinea Ecuatorial, Emilio Buale, y que dirige el cineasta y músico Álvaro Begines. Cachita, la esclavitud borrada, que así se titula este docudrama, debió parar al iniciarse el Estado de Alarma a mediados del pasado mes de marzo.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
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