El doodle de Google para celebrar el 23 de abril, Día Internacional de la Lengua Española |
Hoy se celebran el Día del Libro, San Jorge /Sant Jordi (un libro una rosa) y desde el 23 de abril de 2010 que las Naciones Unidas (ONU) eligieran esa fecha se celebra el día del idioma español, uno de los más hablados en el mundo. En el ámbito occidental es el primero en número de hablantes como lengua materna. A nivel mundial ocuparía el segundo o tercer puesto, según se considere solo a los hablantes nativos o también a los usuarios de ese idioma. Esto es así porque el inglés aunque tiene menos hablantes de lengua materna tiene más usuarios como segunda lengua que el español. Clasificaciones aparte, lo que hace más interesante a una lengua es su capacidad de desarrollo y adaptación a sus tiempos. Y en eso el español se ha mostrado siempre muy hábil. La historia del origen de la letra Ñ nos habla de esa habilidad. Os la contamos en Pax Augusta.
Pero antes de entrar de lleno en la historia del origen de la Ñ en la lengua española, veamos el contexto «hostil» que ha tenido que salvar en una época marcada por las nuevas tecnologías que se han desarrollado en inglés. Dentro de las tecnologías digitales, por ejemplo, el signo Ñ desaparece, como verá en la URL que encabeza esta entrada en su navegador. Además, si su apellido lleva Ñ sufrirá un obligado cambio de identidad. La tecnología de Internet y la programación informática no habla español. Aunque en su teclado del ordenador o del Smartphone tenga esta letra ñ, como es mi caso, porque es usuario de alguna de las lenguas españolas, es una concesión mínima del idioma dominante en el terreno de los negocios y la ciencia, el inglés, a la segunda lengua materna -el español- más hablada en el mundo después del chino mandarín.
Y resulta una concesión casi por la mínima porque en la década de 1990 la Ñ estuvo a punto de desaparecer. Al entrar España en la CEE (Comunidad Económica Europea) en 1986 primaba el simplificar costes y unificar las pautas del mercado utilizando el idioma más usado, el inglés. De esta manera se propuso que los fabricantes de ordenadores y otros aparatos de uso profesional se ciñeran a un estándar común donde todas las piezas, teclado y otros soportes llevasen las grafías inglesas. Por fortuna, la diplomacia española y la presión cultural de escritores, intelectuales y artistas de habla hispana, consiguieron argumentando los artículos del tratado europeo que obligan al respeto de la distintas lenguas y culturas que forman la unión europea que la Ñ no desapareciera en esas tecnologías.
Origen de la letra ñ
Argumentaba en esa defensa de la Ñ en los años 90 el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, que esa letra era un avance cultural -y técnico- de una de las lenguas romances, el castellano, dejando atrás a las otras hijas del latín. Se refería a la genial idea que tuvo un amanuense (escriba) castellano en la Edad Media, hay constancias desde el siglo XII, para representar un sonido que necesitaba dos letras con una sola grafía, añadiendo una tilde, una pequeña «muesca o sombrero», encima de la letra N. Si nos fijamos, la tilde encima de la Ñ es como un trazo leve de otra n. Era una manera de ganar tiempo y abreviar el sonido de la doble N, el que en latín producía la NN. Por ejemplo, Anno = Año.
Todo comenzó por un problema heredado, pues en latín no existía ese fonema nasal palatal sonoro que representa la actual letra Ñ. Así, en el proceso de conversión a lenguas romances, muchas optaron por usar combinaciones de dos letras que generan ese sonido. Franceses e italianos optaron por la combinación gn (Espagne y Spagna). En Portugal, nuestros vecinos, han preferido unir n con h (nh, Espanha); en catalán se optó por la ny, teniendo que usar en su mismo nombre esa grafía: Catalunya. En Galicia, por la fuerte influencia castellana, se acabó usando la Ñ, a pesar de intentos revisionistas-nacionalistas que piden volver a la grafía nh usada también en esa zona. Existe otra lengua celta que usaba una grafía similar a la Ñ, se trata del bretón; lengua prácticamente desaparecida que se hablaba en la Bretaña francesa.
En resumen, la Ñ es una grafía originada en el castellano, pero no exclusiva; pues se la prestó al gallego, diferenciándose del portugués que su sonido ñ es nh, al euskera (vasco) que la usa en mínimos casos y a los otros «idiomas españoles» hablados en la América que recibió esa cultura, incluso se adoptó en lenguas indígenas sin escritura, como el guaraní. Y en otras partes del mundo donde hubo presencia histórica española, como en Guinea Ecuatorial en sus lenguas tribales bubi y fang, en Filipinas al tagalo y al chabacano, en el Sáhara en sus dialectos del árabe.
Aunque decir que la Ñ es exclusiva del español pueda resultar arrogante e incierto, sí que es verdad que es invención propia del castellano y que su uso útil, como recurso fonético y ortográfico, es personal y característico de los hispanohablantes. Algo así como un símbolo, una bandera de identidad cultural, que nos distingue y caracteriza
Historiador y periodista
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