Una familia de emigrantes tras pasar el control migratorio de la isla de Ellis espera un barco que les lleve a Manhattan en Nueva York, fotografía hacia 1920. |
Como analista de la actualidad tengo la misma sensación absurda de una espera incierta que tienen los personajes de la célebre obra de Samuel Beckett, Esperando a Godot. Varios acontecimientos ocurridos recientemente en las guerras de Ucrania y de Gaza pueden tener una reacción incierta, un devenir que acabará siendo histórico. Un hecho que por muy esperado que parezca puede resultar «inesperado» o poco consecuente con lo que se esperaba. ¿Qué respuesta y reacción va a tener la Rusia de Putin ante la invasión del ejército ucraniano de la región rusa de Kursk? ¿Qué respuesta contra Israel dará Irán al asesinato en su territorio del líder de Hamás Ismail Haniya?
Responder a esas preguntas ha tenido muchas hipótesis, aunque ninguna se ha querido imponer como la más probable. En el caso de la guerra provocada por el presidente ruso Putin, hemos llegado a leer tan inquietante posibilidad como que el mandatario de Moscú utilice bombas atómicas «controladas» como respuesta a la osadía de Ucrania de invadir suelo ruso. Una apuesta arriesgada del presidente Zelenski, pero con bastante sentido y acierto estratégico. Esa posición de fuerza que supone la iniciativa de la ofensiva ucraniana contra territorio ruso significa mayor peso de Kiev en una potencial mesa de negociaciones para la paz.
Sin embargo, más allá del enfado monumental de Putin y de su afirmación de que los ucranianos «lo pagarán caro», el «esperado Godot» a la vista de los acontecimientos no termina de llegar. Ni ha sido, como se dijo, un bombardeo al barrio político de Kiev ni una contraofensiva masiva desviando tropas rusas de su invasión en el Donbás a la zona del nuevo frente de Kursk. Así, seguimos esperando... que siempre será lo peor cuando lo esperable está por acontecer dentro del contexto de una guerra.
Por otro lado tenemos a la guerra de Gaza que sigue vomitando horribles acontecimientos día a día desde el nefasto 7 de octubre de 2023. Allí, en realidad, los «esperados Godot» no se hacen esperar mucho y a la barbarie siempre la espera más barbarie. El Godot más bárbaro y la sinrazón que aparece en escena de manera frecuente suele ser el gobierno de Israel y sus acciones militares por todo Oriente Próximo. Ha sido su supuesto ataque mortal en el mismo Teherán el pasado 31 de julio contra el que era jefe de Hamás, Ismail Haniya, lo que ha propiciado la espera de un Godot mucho más incierto. La respuesta-venganza del régimen iraní se ha publicitado como acorde a la afrenta
Ahora, con todo Oriente Medio en vilo por las anunciadas represalias iraníes, se dan comunicados oficiales desde Teherán por la Guardia Revolucionaria que afirman prever un periodo de espera largo para esas represalias iraníes contra Israel. Algo que nos deja como a los dos personajes protagonistas, Vladimir y Estragon, de Esperando a Godot, aturdidos y abrumados por tan absurda espera. Porque las teorías acerca de la posible respuesta iraní también son varias y muy poco fiables. Aunque todas se basan en la idea de que Irán no se arriesgará a una guerra abierta contra Israel, ninguna quiere atribuirse la exclusiva probabilidad de ser el Godot esperado.
¿A esperar otra barbarie ha quedado el «sentido de historia» en este mundo globalizado? Parece toda una metáfora como en la obra del existencialista Beckett, para reflexionar sobre el sinsentido de la vida y de la muerte. El tiempo que pasamos en este mundo como seres humanos (existencia) y el lugar que ocupamos en toda esa «historia». La espera es absurda como absurda es la vida... en guerra. Y luego dicen que los «absurdos» somos los pacifistas.
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