Los bulos (fake news) más grandes de la Historia Contemporánea

 

Uno de los memes que más ha circulado por las redes sociales sobre el bulo de Trump soltado en el debate de candidatos a la presidencia de EEUU del pasado martes 10 de septiembre 2024. Fuente de la imagen


En Pax Augusta os proponemos con este texto una breve historia de los grandes bulos ocurridos en época contemporánea. Cuando la prensa y los medios de comunicación se consolidaron como la mejor manera de influir en la opinión pública, hasta la llegada de Internet y las redes sociales en la actualidad


 Aunque ahora nos parezca raro, en el siglo XIX la prensa se tomaba muy en serio su función informativa como un «bien público». El periodismo era una profesión que buscaba la honorabilidad, mucho más que en el siguiente siglo XX y en la actualidad. No es que no se publicasen informaciones incorrectas o poco fiables en su credibilidad, algo que ocurría, más bien era que la información valía lo que valían el autor y la cabecera que la publicaban. El crédito de esa noticia o crónica iba muy ligado al prestigio de sus editores, que tenían lo que se llamaba un «nombre»

Cuando la difusión se aceleró gracias a mejores técnicas de impresión y al desarrollo de los transportes, la información se despersonalizó y se volvió más anónima primando el conseguir la primicia y el mayor impacto. Aparecieron las agencias cuya información venía sin firmar. Ya no era tan importante el «crédito y prestigio» del creador de esa información para valorar su rigor y credibilidad. Era un preludio del tan usado anonimato para «crear» información en Internet. Ahora el valor de una noticia se consigue por el nivel de difusión digital e impacto que alcanza en las redes sociales

Fue durante la campaña política de las presidenciales de 2016 entre Hillary Clinton y Donald Trump que el término inglés acuñado para los bulos informativos tuvo su auge. Tanto que el prestigioso diccionario Collins lo introdujo como palabra(s) del año: Fake-News. Entre los muchos bulos que surgieron y se difundieron por medios digitales y las redes sociales destacó el llamado Pizzagate. Una información tan delirante que no se entiende su gran difusión en Estados Unidos. En resumen, venía a decir que el Partido Demócrata encubría una red de pedofilia bajo el negocio de una pizzería de Washington.

 La teoría y toda la información falsa que generó se basaba en un email filtrado. Un correo electrónico entre el dueño de la pizzería, simpatizante demócrata, y un asesor de Hillary Clinton donde intercambiaban una receta sobre una "Cheese Pizza", siendo en realidad para el creador del bulo estas palabras un código secreto para hablar de "Child Pornography" (pornografía infantil). Una invención tan burda que únicamente se basaba en coincidir las palabras en sus iniciales. Ese bulo generó multitud de noticias falsas en su contexto nacido de una mezquina mentira. Todo gracias a la desmedida y descontrolada influencia de Internet a la hora de difundir noticias. 

Los supuestos habitantes de la Luna avistados según una noticia en un diario de New York de 1835, fueron recreados en el cine décadas después en la película de Georges Méliè de 1902, Viaje a la Luna


Y esa aspiración obsesiva de influencia del emisor o «creador de información», tan lograda en la actualidad digital, estuvo detrás de la aparición de los primeros grandes bulos noticiosos de la historia. Por el impacto que tuvo y por ajustarse más a la definición de «noticia falsa» que ahora tenemos, podemos considerar a la noticia aparecida en el periódico neoyorquino The Sun* de 1835 como la primera fake news de la historia contemporánea. Durante una semana de un caluroso mes de agosto, este periódico de Nueva York informó de los descubrimientos de un supuesto científico británico que había avistado vida inteligente en la Luna.

Teniendo en cuenta el contexto en el que nace esta información falsa se entiende mejor que llegase a ser una historia creíble. Se contaba que el «avistamiento alienígena» había sido gracias al potente telescopio construido por ese singular científico y que sus descubrimientos los había publicado en una revista científica de Escocia, supuesta fuente del periódico The Sun. Era una época donde la revolución industrial facilitaba el desarrollo tecnológico en sectores como la óptica y se vio posible la existencia de un «gran telescopio». La noticia logró gran difusión por todo EEUU y llegaría a Europa replicada en muchos diarios, consiguiendo el «impacto» en miles de lectores. Una vez demostrada su falsedad se la llamó La Gran Mentira de la Luna.

 Pero el objetivo interesado de publicar esa noticia falsa ya estaba hecho. Fue una estrategia de los editores del periódico The Sun para competir en la pujante ciudad de Nueva York por el liderato entre los diversos diarios publicados, entre los que estaba ya el que luego sería prestigioso The New York Herald. Periódico este último más «profesional» que, precisamente, desenmascaró el bulo de los habitantes humanoides lunáticos. Curiosa coincidencia, pues el tema de la Luna sería el motivo de otro de los grandes bulos de la historia contemporánea. Nos referimos a la peregrina teoría de que la noticia de la llegada del hombre a la Luna en 1969 es falsa, que todo fue un montaje cinematográfico. 

Así, al llegar a la segunda mitad del siglo XX donde la revolución tecnológica ha desarrollado la comunicación de masas, las noticias falsas y los bulos informativos han acabado transformándose en la base argumental de muchas teorías de la conspiración. Incluso estas nuevas tecnologías de la información han servido para cimentar viejos mitos o leyendas clásicas. Como ocurrió con la fotografía sacada en 1934 al supuesto monstruo del Lago Ness, que hasta su descrédito fue considerada la prueba irrefutable de la existencia de tan mítica criatura. 

Fotografía falsa de 1934 que se convirtió en un bulo informativo sobre la demostración de la existencia del monstruo del Lago Ness


La confesión, años después, del nieto de uno de los autores de la fotografía «fake» de tratarse de una imagen falsa compuesta con una serpiente y un submarino de juguete, no sirvió para desilusionar a los creyentes de la existencia de Nessi, pero demostró lo fácil que podía extenderse una noticia falsa en la globalizada comunicación de masas. La foto se publicaría en cientos de medios por todo el mundo, muchos de reconocido prestigio profesional. Aunque muchas veces era para ilustrar textos donde se ponía en duda su veracidad, el impacto mediático era máximo al ser una «información visual»

 De todas maneras, no era necesario contar con una fotografía para extender un bulo. En muchos casos se trató de una noticia falsa de impacto por la notoriedad del protagonista. Como ocurrió con el bulo de la aparición de Hitler viviendo en Argentina. No se aportaban fotografías fiables, pero aún así el bulo del dictador nazi vivo porque simuló su suicidio y huyó a la Argentina ha calado hasta nuestros días. En esta ocasión la supuesta «credibilidad» de esta información nace de la fascinación y el terror que todavía suscita este siniestro personaje de la historia más contemporánea. 



*Consulta bibliográfica: SALAS ABAD, Carlos: "La primera fake news de la Historia" en revista Historia y Comunicación Social 24, Madrid, 2019.




© Gustavo Adolfo Ordoño
    Historiador y periodista 

Publicar un comentario

0 Comentarios