En la vivienda del minero

 

El minero cena en el pequeño salón de su casa ante la mirada triste de su esposa. Una fotografía de Bill Brandt (1904-1983), Northumbrian Miner at His Evening Meal de 1937



 No era muy común en los años treinta del pasado siglo el «naturalismo» fotográfico en el Reino Unido a diferencia de los fotógrafos de «realismo social» que se daban en Estados Unidos. Algunos de ellos y ellas han pasado a la historia de la fotografía, como Dorothea Lange (1895-1965), la fotógrafa estadounidense que inmortalizó a esa madre de veinte años en la Gran Depresión (1929) y que parecía ser ya una anciana. En la Inglaterra de las primeras décadas de siglo, se prefería retratar a la alta sociedad o cundía el fotógrafo de viajes por las diversas tierras del extenso imperio británico. Por eso, la obra tan singular de Bill Brandt (1904-1983) destacó en esos años previos al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

 La biografía de este fotógrafo resulta llena de datos ejemplarizantes del «carácter» algo esquizofrénico del siglo XX. Por ejemplo, renegó de sus orígenes alemanes (nació en Hamburgo) al avergonzarse ante la inhumanidad de los nazis. Esa traumática visión de su identidad daría a su trabajo fotográfico ese aire de extrañeza psicológica, de perturbación surrealista muchas veces. De hecho, fue alumno en París del dadaísta May Ray (1890-1976) cuando muy joven y mientras se curaba de una tuberculosis se aficionó a la fotografía.    


 Afincado en Londres desde 1931, fue borrando ese pasado germano con una «britanización» que lo llevó a fotografiar el home (hogar) de la gente, de sus conciudadanos. La fotografía que encabeza este texto pertenece a su primer libro de fotografías, todo un éxito y un clásico de este género, The Englis at Home (1936). Título explicito del tema, pero de introvertida edición. En la portada aparece una imagen de gente acomodada, en la contraportada una de pobres. Y así será todo el libro, enfrentando una página con hogares de ricos con otra de casas de gentes humildes

 De esta manera, predominando los interiores, las fotografías resaltan ese contraste que describe la desigualdad social existente. No son imágenes de fachadas, de jardines exteriores o de ventanas y puertas. Son fotos de personas en una atmósfera «interior», intimista, que dan esa característica sombría a su obra, con tintes de psicoanálisis. Pero consiguen a la perfección su objetivo de ser «fotos documentales» sobre las clases sociales, la forma de vida de los trabajadores y los acomodados. Capturando instantáneas de la vida interior en sus hogares, hace un documento tan válido para hacer crítica social y política como el fotografiar las casas de materiales baratos.

La madre migrante (1929-1930) fotografía de Dorothea Lange



 También fotografió el Londres en guerra, aunque con el mismo estilo de buscar la «introspección» de lo «interior», porque abundaron sus fotos de los refugios antiaéreos en el metro londinense. Otro tema recurrente en su obra sería el retrato a artistas, escritores e intelectuales. Resaltando en esos retratos la idea de ser «personajes literarios» en un escenario extraño. Para muchos especialistas en el arte fotográfico, Bill Brandt se adelantó a esa corriente neorrealista que abundó en todas las manifestaciones artísticas y literarias de esos años de posguerra europea. Véase el neorrealismo del cine italiano

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