Hitler, ¿visionario del cambio climático?


El actor alemán Bruno Ganz, en la película El Hundimiento, en una formidable recreación del dictador Hitler

El título puede llevar a confusión. No se trata de hacer del dictador alemán un pionero en el ecologismo. La pregunta que se formula tiene que ver con la concepción nazi que se hacía de los espacios territoriales como ecosistemas vitales para la supervivencia de la "raza aria". Por eso, antes de torcer el gesto ante el titular, rogamos proseguir la lectura y así entender mejor el planteamiento del artículo.

Las teorías que hacen del ser humano un microbio molesto en un inmenso "ecosistema vivo" no son novedosas. Ya se introdujeron en estudios de las relaciones humanas, incluso dentro de las relaciones internacionales, hace más de dos décadas, como contaba en una de las entradas más leídas de la web. En una ocasión volví a encontrarme con una de esas teorías tan inquietantes que relacionan el futuro de la existencia humana con la constante lucha por la supervivencia. Es una idea tan interesante como de sugerente relación con hechos irracionales de la historia de la humanidad, como es el Holocausto judío. Algo así como una artificial "selección natural" del ser humano, donde las "posibilidades materiales" de futuro quedaban en manos de los que sobreviven. Y los supervivientes en una Europa arrasada serían los vencedores de una guerra de conquista y autores de un exterminio programado.

La hipótesis de un "apocalipsis climático", donde desaparecieran preciados recursos energéticos y alimentarios, llevaría a las comunidades humanas a cometer genocidios como el ocurrido en Europa en la Segunda Guerra Mundial hace setenta años. Esta teoría tiene un desarrollo cabal y bien documentado en la obra del historiador estadounidense Timothy Snyder.

Hacer del Holocausto una advertencia parecerá poco novedoso, pues advertir que nunca se debe volver a repetir algo así es evidente. Pero no es exactamente eso. En esta teoría aparecida en su libro ensayo, Tierra negra, Snynder reexamina esa barbarie del siglo XX en Europa no como el canon de la maldad, sino como una advertencia real de algo que puede volver a repetirse si se dan las mismas o similares circunstancias que se dieron en el caso del Holocausto planificado por los nazis. El historiador estadounidense remarca que este genocidio no se dio de forma espontánea como "culminación de la maldad" sobre el planeta. Tampoco como el plan maligno de un líder loco y sus secuaces. Matiza que fue en los lugares de Europa sin estructuras estatales mínimas donde la barbarie del Holocausto reinó a sus anchas: Polonia y la Europa del Este, destrozadas doblemente bajo los jinetes apocalípticos de Stalin y Hitler.

En esas “tierras salvajadas” y sin ley, la política deshumanizada de Hitler, que usó métodos científicos para controlar su ideal de ecosistema humano, se podía poner en práctica sin ningún reparo. Incluso, sin cuestionamiento moral porque se hacía una “presentación de los judíos como un defecto ecológico responsable de la discordia en el planeta”. Ante esa distorsión del ecosistema no quedaba otra que la “purificación de la Tierra”. Qué escalofríos, ¿verdad? Pues ahora hagamos una perspectiva comparada con la actualidad.

Hitler y el cambio climático 

Judíos liberados por los soviéticos en Auschwitz. Fuente imagen

Desde luego, hoy día no existe el miedo a la escasez de alimentos y de recursos que llevaron a los nazis a sus teorías del genocidio. Después del triunfo de la llamada “Revolución Verde”, que entre 1945 y 1970 llevó a un incremento de la productividad agrícola y al superávit alimentario en el mundo desarrollado, el fracaso de la idea esencial de Hitler en su lucha por el ‘Espacio Vital’ estuvo más que justificado. Pero acechan otras crisis de recursos globales que el ‘cambio climático’ acentúan en su problemática. La exigencia de mayor y mejor alimentación en otras partes del mundo, con el acceso de mucha más población a diversos productos, como ha sido el caso de China, puede volver a resucitar entre las élites políticas de los Estados, incluso entre las culturales, ideologías del “espacio vital” o “exterminadoras” de los enemigos vitales.

En África se dieron “advertencias locales” (minis holocaustos)  del peligro de nuevos genocidios a escala global. Es desde luego, como ocurría con los europeos de Este de 1939, el lugar del mundo con más Estados desestructuradosTimothy Snyder recuerda el caso de Ruanda y la muerte de más de medio millón de personas en 1994. Se trató de una crisis ecológica nacional. Al agotamiento de la tierra cultivable y al aumento de las sequías, se unió la superpoblación. Animar a los hutus a matar a los tutsis fue una “medida gubernamental”, tal cual, como pueda ser una subida de impuestos. Resultó una perversa medida exitosa en las zonas con escasez de tierras agrícolas, los asesinos se quedaban con las parcelas de sus víctimas. Como Hitler, hicieron de la "ciencia ecológica" una barbarie.

A nivel global estos "detalles de la barbarie", como ahora son el éxodo rohingya o la caravana de migrantes centroamericanos hasta la frontera de EEUU, deben servir para exigir a nuestros Estados que hagan políticas en pro del desarrollo científico que mejore nuestra adaptación al cambio climático. Y no al revés, como hacía Hitler, convirtiendo a la ciencia en políticas de selección natural. En pocas palabras: la economía sostenible de los nazis pasaba por el exterminio o dominio total de otros pueblos.



Gustavo Adolfo Ordoño ©



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2 Comentarios

  1. El nombre del historiador se escribe Timothy Snyder no como usted lo escribe, puede enmendar la errata..

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    1. Gracias, ya está corregido. El corrector me jugó una mala pasada y no sé por qué me cambió el apellido Snyder poniendo una Z. Cuando me documenté en los textos de los enlaces que adjunto, lo copié bien (?) Misterios de los correctores ;) Saludos!

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